Con “Una jornada muy particular” muchos pensamos en la película de 1977 protagonizada por los míticos Marcello Mastroianni y Sophia Loren. ¿Qué tiene este montaje teatral en común con ese filme y en qué se diferencian?
La película fue estupenda, pero su guion es una obra de teatro y su hábitat ideal es el escenario. Es el mismo texto y tiene más actualidad hoy que cuando se estrenó. En la dramaturgia, hemos sido muy respetuosas y hemos integrado alguna canción y dos sorpresas. Hitler visitó a su ‘maestro’ Mussolini en Roma y el guion abre preguntas sobre el apoyo que ambos recibieron de sus pueblos sin olvidar a Franco, nuestra versión autóctona. Las diferencias son parte de la sorpresa que hemos creado. Hemos querido poner el foco en la comprensión no sólo de las víctimas sino también de los victimarios. Indagar sus miedos y las emociones que los inspiran a hacer lo que hacen y encontrar justificaciones para ello. Si seguimos viendo el mundo en blanco y negro, el negro lo irá inundando todo.
¿Qué le motivó a subir a escena esta obra de Ettore Scola y qué elementos la hacen especial?
Creo que es una obra que habló y habla del presente. Una historia que habla de la vida en medio del miedo a ser diferente, de hacer oír nuestra voz, de luchar por que la vida sea mejor. Ettore Scola es mi guionista preferido. Seis años estuvimos detrás de los derechos y creo que la obra tiene más actualidad ahora que en 2017 cuando los solicitamos. El mundo se ha sumergido en un mar de fake news y relatos falsos de los hechos que empujan a la crispación. Solo hay likes y haters. Todo el mundo anda por ahí viendo por qué puede declarase ofendido. Parecería que la necesidad de sentirse importantes y diferentes elimina la posibilidad de la empatía. La escuela de la política actual está basada en la descalificación del adversario. No importa lo que digas o hagas, si eres del partido de enfrente estarán dispuestos a tergiversar los hechos para hacer que el opositor quede mal.
¿Cuáles son las temáticas que aborda esta función y cuál es la historia que presenta y desarrolla?
Sin duda, el tema central es la empatía. En tiempos donde todos tienen respuestas fáciles para problemas complejos, donde a todo se le llama violencia, comunismo, fascismo, etc, la respuesta es la empatía, ponerse en la piel del otro. Las palabras se gastan al usarlas mal. Si todo lo que no me gusta es violencia, ¿qué es la violencia…? Si para entender y actuar sobre el presente seguimos usando categorías del pasado nunca podremos operar sobre el presente. La historia a veces rima, pero jamás se repite.
¿Cómo son cada uno de los personajes que dan vida a esta historia?
Gabriel es un señalado por el fascismo, Antonieta tiene una vida llena de hijos pero sin amor y la portera encarna todos los miedos de la sociedad. La contención de Roberto Herrera y la intensidad de Isabel Castillo y la amorosa interpreta-ción de Yolanda Núñez son inigualables. Son tres seres especiales que se entregan a lo que la historia les impone con pasión y desprejuicio. Hacen un trabajo memorable. Pero la soledad es el personaje central de la obra que estalla en el abrazo de Mussolini y Hitler.
¿Qué significa la soledad en nuestro tiempo?
Vivimos en una época de soledad ‘hiper-conectada’ que busca la reafirmación de lo que hay en nuestras cabezas. Preferimos comunicarnos con monólogos de audio que escuchar y matizar. Buscamos siempre un culpable fuera, un enemigo…
Para usted, uno de los momentos más especiales, bellos o intensos de esta función se produce cuando…
La belleza y la emoción inundan la sala cuando se desnudan y hacen el amor. Es la imagen de empatía más grande que he ayudado a crear en mi vida sobre la escena. No es un amor romántico, es un verdadero amor, esa actitud que hace que hagamos cosas sólo por que hacen bien a los demás. La idea del amor en la que yo hago algo a condición de que hagas otra cosa me suena a prostitución, a una transacción, a un intercambio interesado. Pero el momento en el que hacen el amor es estremecedoramente poético y se puede sentir con contundencia.