Entrevista a Carlos Saura. Directores a escena

 ¿Cómo respira el teatro en pandemia? ¿La cultura está tocada o hundida? ¿Cómo se piensan, se sueñan y se levantan espectáculos y temporadas en estos tiempos? ¿Qué hay que pedir y a quién para sortear obstáculos? Son días llenos de interrogantes y de incertidumbres, pero también de ponerle muchas más ganas e ilusión si cabe. Hemos preguntado a los magos y magas de la escena por la situación que atraviesan las artes escénicas, pero también por lo que están haciendo ahora, por aquellas cualidades que definen a un buen director, a una buena directora, por qué lleva al teatro a aquellos y aquellas que primero lo sueñan, por cómo son como espectadores, a quiénes admiran o qué están deseando ver. CARLOS SAURA Es uno de los más grandes cineastas españoles de todos los tiempos. En 2013 debutó en el teatro con “El gran teatro del mundo” y recientemente ha dirigido “El coronel no tiene quien le escriba” y “La fiesta del chivo” que regresa a Madrid.
Decía Larra que “los teatros son el termómetro de la civilización de las naciones”. ¿En qué lugar nos deja esto hoy? ¿Cómo ve Carlos Saura la situación del teatro hoy?

El teatro, la literatura, la pintura, la mísica, la danza y ahora la fotografía, el cine, la TV, todo eso forma parte del progreso del hombre a través de los tiempos, otra cosa es su utilización, que no siempre es con el propósito de enriquecer al ser humano.

El teatro hoy está pasando por sus horas más bajas por culpa de la pandemia que nos inmoviliza, pero espero su pronta recuparación.


¿La cultura está tocada o hundida?

Yo diría más bien que está olvidada. Todavía estoy esperando que alguno de nuestros dirigentes comente seriamente su importancia en la educación de un país.

En mis viajes por diversos países ha preguntado lo que sabían de Eapaña. La mayoría de las respuestas eran que conocían al Madrid y al Barcelona por el futbol y luego a Gaudí, Picasso, Cervantes, Buñuel, Velazquez, Goya, Lorca… Eso es lo que queda de un país, lo demás se lo lleva el viento.


Esta siempre es difícil, pero ¿qué tipo de director es Carlos Saura?

Nunca me lo ha planteado y no me interesa especular sobre ello. Soy el que soy. Yo, “Aún aprendo” como el dibujito de Goya de un viejo apoyado en sus bastones.

De alguna manera me siento un intruso en el mundo del teatro al que he llegado tarde, pero sigo aprendiendo. Una de las cosas que he aprendido es que se pueden contar muchas cosas con escasos medios.


Carlos Saura es uno de nuestros grandes directores. ¿Cuáles son o deberían ser las características fundamentales del buen director, eso que no debe olvidar nunca?

Que trabajamos con seres humanos y debemos respetar a cuantos nos rodean, sin gritos ni aspavientos. Dirigir una película, una obra de teatro, una ópera, es una de las cosas más gratificantes que uno pueda hacer.


Ha cambiado en algo el oficio de director en los últimos tiempos? ¿Qué cimientos se han movido y cuáles siguen intactos?

No lo sé. Siempre he procurado elegir la linea más fácil: disfrutar con mi trabajo y utilizar la imaginación.


Háblenos un poquito de “La fiesta del chivo”.

Es una obra escrita por mi admirado Natalio Grueso y por lo tanto una obra inteligente y sabia. Con Natalio he aprendido más de teatro que con nadie. “La fiesta del chivo” que como es sabido una adptación de la famosa novela  de Vargas Llosa. Es la historia de un dictador caprichoso, déspota y cruel que entre otras cosas estuvo nominado para los premios Nobel y recibió las máximas condecoraciones de Italia, Francia y España. El Dictador Trujillo que era amigo de Franco, está enterrado en el Pardo, cerca de Madrid.


¿Cuáles son los elementos principales que siempre tiene en cuenta para levantar un proyecto nuevo?

Por supuesto lo primero que me guste la obra, luego que vea la oportunidad de aportar algo nuevo, diferente. Suelo hacerme cargo de la escenografía y utilizo, con algunas variantes: pantallas de proyección, espejos… De alguna manera están allí las experiencias de mis películas musicales. Y doy importancia a la música, considero que la música y el baile sirven para modificar el ritmo.


¿Qué encargo no aceptaría jamás Carlos Saura?

Está claro, aquello que esté en contra de mis principio éticos y estéticos.


Cuando va al teatro, ¿es un buen espectador, disfruta de lo que ve o no puede evitar que aflore el director que lleva dentro?

Soy un pésimo espectador. Cuando una obra me gusta, incluso las que yo dirijo, me gustaría saltar sobre el escenario y ver en una gran pantalla, los cortes de planos que yo haría. En el fondo soy más un hombre de  imagen, de cine, que de teatro, aunque considero al teatro como un vehiculo de máxima eficacia y siempre lleno de nuevas posibilidades.


¿Cuál ha sido la última obra que ha visto y cuál está deseando ver?

La última ha sido mi versiín del “Gran teatro del Mundo” de Calderón que dirigí el año pasado en México. Desde entonces llevo encerrado en casa casi un año, trabajando en diversoso proyectos.

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