Entrevista a Carme Portaceli por La casa de los espíritus

 El próximo mes de septiembre Carme Portaceli se convertirá en la primera mujer en dirigir el Teatre Nacional de Catalunya con la ambición de convertirlo en un referente de las artes escénicas del sur de Europa. Antes estrenará en el Teatro Español, la que fue su casa de 2016 a 2019, la adaptación teatral de la novela de Isabel Allende. Charlamos con esta mujer de teatro que se ha labrado una larga y aplaudida trayectoria escénica, forjada a base de un teatro fuertemente comprometido. 
¿Cómo es poder ver por fin estrenado este proyecto que quedó truncado la temporada pasada? ¿Cómo lo vivieron?

Lo vivimos bien en aquel momento, la verdad, no fue muy traumático. Me acuerdo que habíamos hecho una porra, éramos cuatro o cinco de la compañía diciendo ‘vamos a empezar aquí’, ‘vamos a empezar allá’… Pero la porra se fue a la porra (risas) porque realmente no estrenamos nunca. Se paró y no pasó nada. Ahora estamos muy contentos de empezar, porque esta es una de las obras más impresionantes que yo he dirigido en mi vida y llevo 71 obras. Esta es de las más emocionantes que he dirigido nunca.


¿Recuerda su primer contacto con “La casa de los espíritus”?

Recuerdo que me impactó muchísimo. Había leído “Cien años de soledad” y esta réplica de mujeres de esta obra me pareció muy interesante, llena de ironía. En aquel momento, era mucho más joven, yo creo que no valoré realmente lo que era, pero a mí a veces las cosas me vienen a la mente y poquito a poquito van encontrando un lugar para hacerse.

Hablando con Cesc Casadesús del Grec me dijo que quería que hiciera algo. Él ha dedicado cada temporada a un continente y quería hacer Latinoamérica, pero tenía dificultad para encontrar una obra latinoamericana que le convenciese. Yo le dije que hacía años que tenía pendiente hacer “La casa de los espíritus” y él me dijo “¿Perdón? ¿La qué?” (risas).


Creo que cualquiera hubiera dicho lo mismo que Casadesús… ¿Cómo se hace?

Es una obra de una belleza indescriptible. He hecho una dramaturgia con Ana Maria Ricart, que colabora conmigo desde hace mucho tiempo. Nosotras leemos la obra, subrayamos, miramos lo que queremos que esté, lo que no… Luego ella empieza a escribir y cuando ya están todos los borradores yo empiezo a intervenir en la dramaturgia. Así funcionamos. Ana María hace unas versiones extraordinarias.


¿Cuáles son las claves de la novela?

Para mí lo importante es el paso del tiempo y en la importancia del paso del tiempo está el cambio de la gente y el cambio de las cosas. Una de las claves de la novela es el cambio de Esteban Trueba, cómo por amor se da cuenta de que hay cosas que no son como él dice y que no están bien y cómo cambia todo eso y cómo se unen estas dos familias… Por otra parte también está todo ese paso generacional que para mí acabaría en la última frase de Alba, que dice:

“Yo podría seguir con esta cadena de amor y de odio, en el cual mi abuelo volteó hace muchísimos años a una mujer, tuvo un hijo, ese hijo volteó a otra persona de mi familia… Mi hijo podría voltear a otra y así en esa cadena de odio y de amor, pero yo no quiero sentir odio porque ya no lo siento, aunque lo busque dentro de mí ya no está, yo quiero parar esa cadena porque esta hija que llevo dentro puede ser hija del violador o hija de la persona a la que amo. No lo sé, pero lo que sí que sé es que es hija mía”.


Aparte de todos los cambios sociales…

En medio de todo esto está ese micro mundo de la familia Trueba y del Valle con todo lo que está pasando socialmente: él se mete en política, es un conservador, empiezan a hablar de que los socialistas y los comunistas se comen a los niños, de que son unos hijos de puta y hay que quitárselos de encima hasta llegar a dar el poder a los militares, pensando que se lo van a devolver un día. Llega Pinochet y no se lo devuelve. Todo eso también está, toda la historia de la casa es la historia de fuera de la casa también. 

Y luego está toda la magia, el poder de Clara, cómo mueve las sillas, los muebles, el hablar con los muertos, el hablar de otra manera con la gente… Es de las obras más bellas que he visto en mi vida, yo la dirijo llorando todo el rato, es muy emocionante.


Vuelve al Teatro Español, donde logró un gran éxito de público con una programación paritaria. ¿Sueña lo mismo para su nueva andadura como directora, la primera mujer en serlo, del TNC?

Sin duda ninguna, no tengo otra opción, no lo puedo hacer de otra manera. Para mí un teatro es un reflejo de la realidad y si solamente hay hombres, como solía pasar, eso es solo un reflejo parcial, la vida no es así. Es elemental que haya otras ópticas, otras maneras de ver el mundo y otros puntos de vista. En el Teatro Español funcionó y funcionó con el público además. Es que no es un problema de talento, es un problema de oportunidades y nunca hemos tenido las mismas. , jamá. Ni hoy tampoco, porque no se visibiliza igual lo que hacemos nosotras que lo que hacen ellos.

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