No se tiene la posibilidad todos los días de entrevistar a Dios y a Satanás. Imagino que tampoco de darles vida.
Cristina: En el momento en que Andrés Lima y Focus se ponen en contacto conmigo para ofrecerme el “Paraíso perdido” de Milton, lo que más me fascina es que me va a tocar encarnar a Satanás (risas). Además, en esta versión de Helena Tornero y Andrés Lima este Satanás representa la rebelión, la rebeldía. Ha sido un viaje maravilloso, con su punto de dolor. Satán acaba siendo ese personaje con el que empatizas, porque te das cuenta de que cuando alguien tiene el poder de Dios, tiene que haber un Satán para rebelarse contra eso. Ha sido un regalo del cielo, nunca mejor dicho.
Pere: Está siendo un viaje muy intenso, muy interesante. Hablar de estas cosas no siempre es fácil, pero el trabajo con Andrés ha sido tremendo y muy lúdico, muy divertido. Es un espectáculo muy complejo, más de lo que parece, donde la música y las proyecciones tienen un peso muy relevante. Está siendo un viaje muy divertido y muy enriquecedor.
Esto de Adán y Eva, de Dios y Satanás, ¿no da un poco de pereza?
Pere: Hablar de la rebeldía hoy en día, del teatro, de la culpa, de la muerte… Son temas que, aunque pueden parecer un poco trascendentes, no lo son en absoluto durante el espectáculo y reflexionar sobre temas universales como estos siempre es interesante.
Cristina: Es un ejercicio de pensamiento filosófico, pensar que estamos donde estamos porque hubo alguien que estableció unas normas. Alguien nos cuenta que hay alguien que manda por encima de todo, pero, en realidad, tiene que ver con los poderes y con que no tenemos a veces más remedio que acatar las órdenes y no rebelarnos. En esta versión hay dos personajes que se rebelan, Satán, con toda su fuerza, energía, dolor e ira, y Eva, que nos hace ver que todavía estamos en la rebelión de Eva en el 2023 y es fascinante. Es un espectáculo que va más allá de la filosofía, es un musical, con proyecciones, música en directo, súper potente. La gente se pone en pie y cuando te nace ese resorte es que hay algo que te ha tocado.
Al final, una obra como esta esconde entre sus versos infinitas lecturas ¿Qué es “Paraíso Perdido” y a qué nos enfrenta?
Cristina: El objetivo de “Paraíso perdido” es que nos demos cuenta de que tenemos el derecho a rebelarnos, a caer y a volver a levantarnos. No aceptemos que las cosas son como son y no podemos cambiarlas. Satanás es un personaje que siempre se va a volver a levantar; siempre va a estar ahí para rebelarse, para cuestionar el poder establecido, lo que nos dicen que tenemos que ser.
Pere: Milton utiliza esta historia para plasmar qué significa el poder, la rebelión y qué papel jugamos los hombres y las mujeres en frente de estos poderes fácticos. Habla de la rebeldía, del teatro dentro del teatro, de ahí esa frase de “Y el hombre creó a dios. Y dios creó al diablo. Y el diablo creó al actor”, de qué significa pecar o qué significa la muerte. Es un espectáculo complejo, pero, a partir de una manera muy lúdica, interpela al público, hace de espejo de una forma muy clara.
Y esa frase es, además, un homenaje al oficio del comediante y al teatro, ¿no?
Pere: Esa frase interpela directamente al mundo del teatro, hasta qué punto somos todos personajes o por qué Satanás creó el mundo de los actores y del teatro para reflejar una sociedad a veces conformista, a veces rebelde.
Cristina: Todos sabemos que de vez en cuando los poderes acaban diciendo “Uy, cuidado con el teatro, que estos hacen lo que les da la gana cuando están ahí encima”. Es un homenaje precioso. Milton escribe un poema épico, pero la puesta en escena de Andrés es una cosa muy moderna, descaradamente reivindicativa y donde el teatro queda como uno de los bastiones para seguir diciendo lo que algunos pensamos. En el teatro es donde todavía se cuestionan muchas cosas.
Háblennos un poquito más de sus personajes, de Dios y de Satanás…
Pere: ¡Ya me contarás tú cómo se interpreta a Dios! (risas). Es un personaje muy poliédrico, que a la vez es narrador, autor, dramaturgo. Me interesó encontrarle una forma y una manera de hacer y de hablar. Con Andrés nos planteamos mucho eso de hacerlo muy, muy jugado, un poquito gamberro, un poquito cabroncete, un Dios manipulador y, a la vez, lleno de humanidad.
Cristina: Satanás es el personaje que encarna la rebelión, sobre todo respecto a Dios, que es como ese dramaturgo que ya sabe qué va a pasar. Hay un momento en que Satán se tiene que rebelar con toda su ira y con todo su dolor porque Dios le ha sustituido por el Mesías para provocar un conflicto y seguir erigiéndose como el todopoderoso, el sempiterno. Ya he trabajado en otras ocasiones con Pere y tenemos muy buen entendimiento, nos lo pasamos muy bien y hay un enfrenta-miento brutal, una escena donde el hijo le dice al padre: “Tú lo tenías todo planeado, pero te crees muy listo, porque en el fondo no te ha salido tan bien como pensabas”.
¿Cómo es esa relación Dios vs Satanás?
Pere: Es una relación muy poliédrica. Hay una relación de amistad, pero también de padre e hija/hijo, de poder y subyugación. Es una relación compleja y, a la vez, muy iluminada, muy clara, muy transparente.
Además, habitan esta historia Adán, Eva, Muerte y Culpa –María Codony, Rubén de Eguía, Laura Font y Lucía Juárez–.
Pere: Estos cuatro personajes son quizás más metafóricos que Satán y Dios. Dios los utiliza para contar lo que quiere contar y para crear este mundo donde él dominará, hará y deshará a su gusto. Dios los aprovecha para jugar un rato también. Es un plus trabajar con esta gente joven. Son cuatro perlas, cuatro actores y actrices magníficos.
Y dos nombres más, Helena Tornero y Andrés Lima.
Cristina: Helena Tornero es una de las dramaturgas más potentes que tenemos en este país, es alguien con una capacidad de trabajo, análisis y valentía enormes. Andrés es una máquina dirigiendo, es una persona con una capacidad de visión brutal. Juntarlos era una baza ganada porque los dos son muy divertidos a la hora de trabajar y tienen muchas ganas de transgredir algunas normas. “Paraíso perdido” está lleno de momentos muy intensos, muy modernos, muy cañeros.
Pere: El trabajo que ha hecho Helena es titánico. Y sigo con esta idea de juego y esta idea de espejo, de intentar pintar a través de siete cuadros un mundo que es metafórico, pero a la vez se parece curiosamente mucho al nuestro. Y con Andrés hacía tiempo que nos buscábamos y no nos habíamos encontrado nunca. Nos hemos entendido muy, muy bien. Tampoco hace falta explicar quién es Andrés, porque la gente lo conoce sobradamente y sabemos la calidad y el talento que tiene, pero sí que es verdad que me ha dejado jugar mucho y mucha carta blanca. Y si al lado tienes una actriz portentosa y de un talento extraordinario como es Cristina, tienes el pack hecho. Me lo he pasado muy bien trabajando con Andrés.
Dice Andrés Lima que es interesante poner nuestros ojos donde no miramos normalmente para saber cómo somos y cómo nos organizamos. ¿Ahí vuelve a entrar el teatro, no? ¡Qué necesario!
Cristina: Yo estoy muy de acuerdo con Andrés. Efectivamente, aunque todos creamos saber de dónde venimos, cuando lo analizas realmente es cuando te das cuenta de que estamos donde estamos porque venimos de ahí (risas), parece de Perogrullo, pero de alguna manera ya está establecido en nuestra educación religiosa, con los dioses y tal ya nos están diciendo «Aquí hay unas normas que hay que seguir, los seres humanos se rigen por ellas, esto es malo, esto es bueno, esto está bien, esto está mal».
Y yo creo que cuando hicimos «Paraíso perdido» nos cuestionábamos estas cosas. Con Satanás, para mí es fascinante ver que tengo razón cuando le digo a Dios «Nos tenías ahí controlados, me creaste sabiendo que me rebelaría, qué fuerte, lo tienes todo pensado, pero que sepas que me he dado cuenta». Y yo creo que como seres humanos cuando vemos «Paraíso perdido» nos damos cuenta de eso, nos pone un espejo delante.
Pere: Sí, necesario como ha sido siempre y quizás en las circunstancias en que vivimos y en el mundo en que vivimos ahora más necesario que nunca. Este mundo no por tópico voy a dejar de decirlo, donde cada vez todo va más deprisa, donde las pantallas nos inundan la mente continuamente, encontrar un lugar donde poder hacer misas laicas y reflexionar y no solamente reflexionar, sino también sentir o que te pasen cosas por el estómago y por el corazón siempre es necesario y más si refleja o intenta reflejar el mundo en que vivimos. Hacer un poco de hincapié en eso, aunque pueda parecer que es una cosa muy trascendente, oscura, es un espectáculo que está lleno de luz y lleno de divertimento, de juego, de un particular sentido del humor, incluso, y creo que es bueno reafirmar esto porque el tema puede parecer que tira un poco para atrás, aunque la gente cuando viene se lo pasa fenomenal.
¿En qué más andan Cristina Plazas y Pere Arquillué?
Cristina: Ahora voy a empezar a grabar una serie que me tiene muy fascinada, que se llama Las Meninas, es una serie sobre unas mujeres del siglo XVI y ahora he empezado a compaginar una cosa con otra, estoy feliz, muy contenta, pero también muy liada. Estoy con este proyecto y también quiero seguir haciendo teatro porque a mí me fascina hacer teatro, pero tengo alguna otra oferta de tele… Bueno, iré mirando, de momento sé que tengo vacaciones en agosto, que esto es lo que más feliz me hace, No es una cosa sesuda, aunque parta de un poema épico, es un espectáculo y eso es importante.
Pere: Gracias a Dios, muy liado, nunca mejor dicho lo de gracias a Dios. Estoy pendiente de hacer una película ahora en julio y después retomar el monólogo que hice este año pasado, “El cuerpo más bonito que se habrá encontrado jamás en este lugar”, un texto de Josep Maria Miró, que ha ganado el Premio de Literatura Dramática este año y que es una maravilla. Ahí estamos, trabajando e intentando pasarlo lo mejor posible.