¿Cómo respira el teatro en pandemia, cómo lo ve Eduardo Vasco?
Malamente. Tenemos mucha actividad pero siempre pendiente de un hilo. La habitual fragilidad del teatro se ve multiplicada por esta situación y la respiración se vuelve algo angustiosa.
¿La cultura en estos momentos está tocada o hundida?
La cultura no para. Buscamos continuamente una salida, maneras de comunicarnos; de expresarnos. Lo que resulta chocante es la reacción de algunas administraciones, la falta iniciativa, la falta de conocimiento. Lamentable.
¿Qué le pediría Eduardo Vasco a la Administración?
En primer lugar que sepan, y si no saben que estudien. Su trabajo es conocer los sectores y sus necesidades y eso ocurre raras veces. Los responsables de cultura suelen ser analfabetos funcionales en la materia que les toca.
¿Qué o quién le hizo querer dedicarse al teatro?
En mi caso haciendo teatro en el colegio, allí encontré un lugar en el que podía aunar todo lo que me hacía disfrutar: música, poesía, palabra, danza, plástica y una pandilla. Era mi sitio.
Háblenos un poquito de “Carsi”, la obra que presenta en La Abadía.
Carsi es fruto de mi obsesión por la profesión teatral, su pasado y su presente; por la sensación de fugacidad y fragilidad que conlleva el arte escénico. También se supone que dentro de la profesión los que hacemos clásicos somos gente peculiar. Hacer con ello una comedia era una manera de restarle trascendencia a todo ello y reírnos de nosotros mismos.
¿Cómo se lleva el Eduardo Vasco director con el Eduardo Vasco autor? ¿Es un dúo fácil o tiene sus días?
No me considero autor. Soy un director que escribe o adapta para representar. El director decide siempre. El teatro manda.
¿Ha cambiado el oficio de director en los últimos tiempos? ¿Qué cimientos se han movido y cuáles siguen intactos?
Hemos pasado de tener la literatura como generadora casi única del espectáculo a tener un panorama más abierto. En general tendemos al onanismo escénico. A veces es genial, y otras imposible. En eso no hemos cambiado tanto…
¿Cómo valora el hecho de que aún sean minoría las mujeres directoras no solo al frente de espectáculos, sino también de grandes instituciones?
Es algo que va, afortunadamente, cambiando. Se llegará a una situación normal en poco tiempo porque es algo que reclama toda la profesión, sin duda.
¿Qué encargo no aceptaría jamás Eduardo Vasco?
Algo que vaya en contra de mis ideas o mis sentimientos. Algo que hiciese daño a alguien.
El trabajo de qué director o directora intenta no perderse nunca…
Trato de ver todo lo que puedo. Soy un buen espectador; muy ecléctico. Creo que levantar un telón es algo delicado, muy difícil; cualquiera que tenga el valor y la pasión de hacerlo tiene mi atención y mi respeto.