La primera, ¿qué es “La valentía”, cómo definiría esta obra, y a qué nos enfrenta esta obra?
Es una obra «saco de la risa» y te enfrentas a la posibilidad de morir de risa. Divertidísima manera de morir, por cierto.
¿Recuerda qué se le pasó por la cabeza cuando terminó de leerla por primera vez?
Me acuerdo de seguir riéndome y releer algunos fragmentos de la obra.
¿Qué le sedujo de este proyecto?
Me sedujo el conjunto entero; trabajar con Sanzol, para La Zona y El Kamikaze ya es muy estimulante y si le añades ser la hermana de Inma, «la descendienta» de Natalia, repetir con Font y Francesco y descubrir a Jesús más a Bea, Elisa, Guada, Fernando, etc. en el equipo técnico, pues se te hace la boca agua, ¿no?
Háblenos de su personaje, quién es y cómo es
Guada es una chaladita con una obsesión, es decir, una bomba de relojería, literal. Una mujer esperanzada y muy emocional. Así por decirte algo de todo.
Si le pido una frase de su personaje (la que primero se le ocurra, la que más lo represente, la más emotiva…), me dice…
“¡Ay! ¡Qué susto!”.
Dice Alfredo Sanzol que cuando lo que sentimos sólido se resquebraja y sentimos miedo, lo único que puede ayudarnos a continuar es la valentía. No pocas veces en la vida hay que llamarla… ¿Recuerda algún momento, el última por ejemplo o el más duro, en el que haya tenido que echar mano de su valentía?
Creo que todos los días antes de poner un pie fuera de la cama, ya,ahí, hay que ser un poquito valiente, de forma inconsciente eres un valiente, te lo digo así en plan romántico transcendental, pero contestándote con un concreto de pies en la tierra; me acabo de mudar, con todo lo que eso conlleva. Este ha sido un gran acto de valentía y de respirar muy hondo, también te lo digo…
¿Por qué no debemos perdernos esta obra?
Por los opiáceos naturales que van a correr por tus venas. De reírte tu cuerpo va a liberar unas endorfinas maravillosas. El mundo entero agradecerá tu felicidad y tus seres cercanos, más.
