Gabino Diego es del 66, ¿eso es que está aún en la crisis de los 50 o que ya la ha pasado?
Si quisiéramos, podríamos tener crisis cada día, pero creo que lo importante es aceptar la edad que tiene cada uno y tirar para adelante. Además, cuantos más años tengo, más cerca estoy de la vida.
¿Existe, entonces, una crisis a los 50 en los hombres? ¿Qué se les pasa por el cuerpo y por la cabeza?
Creo que no somos conscientes de que no vamos a volver a ser unos jovencitos. Entramos en otra fase, pero también puede ser maravillosa.
Dejando a un lado las bromas, hablamos de esto porque vuelven a Madrid con “La curva de la felicidad”. ¿Cuántas alegrías les está dando esta pieza?
Esta obra se estrenó hace veinte años y por ella han pasado grandes actores: Pedro Reyes, Pablo Carbonell, Ricardo Castella, El Monaguillo, José Ángel Ejido… Todos ellos dejaron su impronta en el personaje y en la función. La reacción del público es impresionante. Cada pocos segundos se ríe. Nos encanta representarla y la disfrutamos muchísimo en cada función. Tengo unos compañeros maravillosos.
¿Qué les contaría de ella a aquellos que aún no la hayan visto? ¿De qué habla?
Habla de un hombre tierno, pícaro y sensible que se acaba de separar y tiene que vender la casa en la que vivían, aunque sigue enamorado de su ex. No quiere hacerlo y acaba vendiéndosela a la vez a tres hombres más que terminan viviendo juntos en la casa, entre ellos un psicólogo que hipnotiza a Quino. Tiene momentos de amistad muy bonitos y también me recuerda a Walter Matthau. Es muy divertida. Te mueres de la risa.
¿Cuál cree que ha sido el gran acierto de Eduardo Galán y Pedro Gómez a la hora de escribir esta comedia?
Como toda buena comedia, tiene un drama subyacente. Se habla de las cosas que un hombre llega a hacer estando enamorado y también del ‘PeterPanismo’, esos hombres que quieren seguir siendo jóvenes y terminan en la soledad más absoluta.
Háblenos de Quino, su personaje.
Quino es romántico, sensible, torpe, entrañable…
¿Gabino y Quino tienen algo en común o nada que ver?
Yo como Quino he vivido varias veces lo que es una separación. También como Quino, tengo algo de sensible, torpe y entrañable. Y claro. Mucha necesidad de estar con mis amigos. Sí, me parezco mucho.
Junto a usted en escena, Josu Ormaetxe, Antonio Vico y Jesús Cisneros. ¿Cómo es trabajar con ellos?
Se han convertido en mis amigos. Son de una precisión en escena increíble. Son muy generosos y unos actorazos. Estoy muy orgulloso de poder trabajar con ellos.
No sé si ahora más que nunca o no, pero lo cierto es que necesitamos humor, buen humor, ¿no?
Sí. Siempre necesitamos humor. Convertir nuestros dramas en comedia y compartirlos con el público.
Y para alguien que ha hecho mucho cine y mucha televisión, ¿qué es el teatro? ¿Otro medio, refugio al que volver?
Decía Rotaeta que el teatro es la madre que siempre te acoge… Me encanta poder recorrer España. Me hace feliz.
Gabino Diego es de esos actores que puede presumir de haber trabajado con los grandes del oficio, incluido Fernán Gómez. ¿Qué ha aprendido de ellos?
Todo. He aprendido a amar esta profesión, a respetarla. El sacrificio, a valorar el trabajo bien hecho, el esfuerzo. La alegría compartida de los triunfos. La amistad. Esta profesión me ha hecho muy feliz.
Y, aparte de “La curva de la felicidad”, ¿en qué más anda Gabino Diego?
Por ahora estoy con “La curva…” y preparando cosas para más adelante. Tenemos todavía tres meses en el Infanta Isabel en Madrid y muchos bolos por toda España.