Histrión Teatro llega al T. Quique San Francisco con “La isla”. ¿Qué es, cómo definiría la obra, a qué nos enfrenta?
Es un texto que Histrión Teatro encargó a Juan Carlos Rubio y a raíz de ahí nació “La isla”, que es la historia de dos mujeres, de dos madres con una circunstancia muy especial y en un momento muy determinado de su vida, que se encuentran en una sala de espera y a raíz de ahí en tiempo real, en una hora y pico, desgranan lo que está pasando, que va a cambiar automáticamente tanto su pasado como el presente y por supuesto el futuro.
Es una historia que habla de muchísimas cosas, tiene un abanico muy grande, habla del amor, del dolor, de lo que se puede decir y lo que no, de las relaciones, de ser madre, de los hijos, de un tipo determinado de hijos… Tiene un abanico muy extenso.
La isla es muy potente. Para mí es un trabajazo y un trabajo que ha hecho Juan Carlos Rubio… Es que es un maestro, es nuestro maestro, me quito el sombrero con él, y nos ha cuidado, nos ha tratado fenomenal y ha hecho un trabajo fino, fino con estas dos mujeres. Somos sus niñas, es su isla y en la isla todo es en femenino.
Cuéntenos algo de su personaje, quién y cómo es…
Mi personaje es Ada. Ada es la madre biológica del hijo que tienen las dos, Ada y Laura, y es un personaje que está al límite, a cualquier límite que te puedas imaginar, tanto emocional, sobre todo al límite emocional y está en un momento de su vida que si de por sí ya está cargada en este momento hay un detonante que le hace tomar decisiones que pueden ser entendidas o no pueden ser entendidas, pero que son las suyas, con respecto a todo. Y esto es un poquito de lo que habla toda la obra, de lo que podemos y queremos y de lo que no se puede o no está bien visto que se diga y del amor y del desamor y de lo que está bien y de lo que está mal.
Lo explica bastante bien, son palabras algunas de Juan Carlos Rubio: “¿Qué sucede cuando el dolor nos sobrepasa y queremos huir de él? ¿Nos convertimos en depredadores, conectamos con el lado más salvaje de nuestra naturaleza, con ese animal cargado de instintos primarios que somos? ¿Deseamos sobrevivir a cualquier precio?”.
De todo esto se habla en la obra a través de una historia, que es lo bonito que tiene “La isla”, que nos estamos contando hechos reales. Muchas veces digo que es como si tú tienes unos vecinos, haces un agujero en la pared porque oyes voces, miras por el agujero y te encuentras con esta escena, no puedes dejar de verla porque quieres saber qué va a pasar con ellas dos.
Junto a usted en escena, Marta Megías. ¿Cómo es?
La maravillosa Marta Megías (risas). A mí Marta Megías me parece maravillosa, me parece que tiene un instinto muy potente en el escenario absolutamente para todo, es la compañera ideal que quieres tener y la verdad es que desde un primer momento, desde el casting, la conexión entre la dos fue fulminante. Marta era Laura y Ada era yo y ya está. Con eso se resume mucho lo que es trabajar con alguien. Mi respeto y mi admiración a Marta.
¿Cómo es el teatro que le gusta armar a Histrión Teatro, qué historias les gusta contar y de qué manera lo hacen?
En Histrión somos dos socias, Nines Carrascal y yo, Gema Matarranz. Cuando conocí a Nines, lo mismo que con Marta, supe que iba a ser mi compañera de viaje. Al principio estuvimos trabajando textos clásicos, siempre adaptaciones, buscando direcciones porque el equipo fijo somos Nines y yo, pero las direcciones, las autorías, actores, actrices, técnicos… todo eso es lo que vamos buscando. Hacia el 2008, 2009 pegamos un salto y decidimos cambiar y contactamos con Daniel Veroneses y empezó otra andadura, de teatro de autor vivo, textos más contemporáneos, trabajamos con él en dos espectáculos, con Marcelo Sutiotto en otro y ahí buscando encontramos a Juan Carlos Rubio, que yo había visto “Arizona” suyo y me había parecido un texto excepcional y una dirección a tener en cuenta. Ahí empezamos con Juan Carlos Rubio y hasta ahora, que llevamos cuatro espectáculos.
Nuestro teatro es un teatro de dentro, un teatro de verdad, un teatro de raíz, un teatro íntimo… El caso es hacer teatro y subir al escenario, todos queremos esto, queremos llegar al público, queremos emocionar… Realmente lo que queremos según en el momento en que nos encontramos seguir creando, seguir subiendo al escenario y seguir contando con un equipo maravilloso del que aprendes, del que tiras y que te sujeta.
Mantener en pie hoy en día una compañía como Histrión Teatro requiere…
Requiere pico y pala, como dice mi compañera, pico y pala todos los días. Ella ahora mismo está en FETEN, en Gijón, una feria en la que vas a ver a los programadores, vas a ver espectáculos, vas a vender… Es verdad que tenemos un camino, llevamos treinta años trabajando ya en este campo y hay un camino que ya está hecho, pero nunca, nunca se puede dar por hecho que porque lleves treinta años tienes el camino más allanado de una forma especial. No, cada espectáculo es un nuevo examen y te pones ahí a que te miren, te exhibes… Es duro porque en las artes escénicas están como están, han pasado muchas cosas, es cierto que durante la pandemia nosotras no hemos dejado de trabajar, pero ha sido duro. Todo tiene consecuencias, todo repercute y parece que al teatro le afecta todo. Me parece que el teatro es delicado, pero a la vez es tan fuerte, que lleva sobreviviendo toda la vida.
A la cabeza del proyecto dos mujeres, Gema Matarranz y Nines Carrascal y no es lo más habitual. ¿Qué pasa en España que, aunque claro que las hay y de gran valía, aún cuesta ver mujeres al frente de compañías, de instituciones, de proyectos? ¿Existe desigualdad de género en el mundo de la interpretación o ya no hay que preguntar esto?
No lo sé, si lo supiéramos ya habríamos puesto remedio. Las cosas son así, no es que lo asuma, pero vamos haciendo camino. Mira, mi compañera es mujer y es la Comisaria de Mercartes. Nosotras llevamos toda la vida, treinta años y creo que durante este tiempo las cosas han ido abriéndose, hay caminitos que vamos recorriendo, conozco a muchas mujeres ‘con altos mandos’. Los caminos se recorren y creo que la mujer está en un punto ahora mismo que tirando de él es maravilloso. Tenemos, poquito a poco vamos recorriendo ese caminito, y estamos donde tenemos que estar. Falta, falta mucho, porque no solo depende de nosotras, no estamos solas, estamos con todos, somos personas. Creo que si la palabra persona se definiera de una manera muchísimo más amplia, sin entrar en género, quizás iría todo un poquito más rápido.
¿Qué valor concede al teatro como herramienta de reflexión sobre estos temas?
El teatro es vida, es absolutamente imprescindible. Para todos, para los que lo hacemos y para los que lo reciben, porque yo creo que en el teatro volamos todos, tanto el que está dentro de la maquinaria del teatro como el que recibe lo que estamos haciendo. El teatro es vida, no encuentro otra palabra, quizás también porque el teatro es mi vida.
¿Recuerda en qué gastó su primer sueldo como actriz profesional?
En Histrión, claro. Monté Histrión absolutamente sin nada y, siempre lo digo, siendo mayor para esta profesión. Yo monté Histrión cuando tenía treinta años y me empecé a dedicar a esta profesión con treinta años, cerré una tienda que tenía de artesanía entré en un curso de teatro y a los seis meses había montado Histrión Teatro y al año ya estaba trabajando con Nines. Contado así parece muy fácil, pero hasta que yo de verdad pude decir ‘Mira, este mes tengo un sueldo’ pasó tiempo y además me he arruinado dos veces, al pan, pan y al vino, vino. Una vez que la compañía empezó a funcionar, quitando las dos veces que me he arruinado, lo demás ha ido bastante bien (risas). Es todo precario…
¿Se puede vivir del teatro en España?
Nos ha costado mucho. Nosotras sí vivimos del teatro, es de lo que vivimos, pero cuesta muchísimo. Sería entrar en muchos temas, pero si cualquier oficio, cualquier trabajo ahora mismo cuesta, entender que el teatro es un bien absolutamente necesario para ciertos sectores y para ciertas personas cuesta mucho más.
Cuando va al teatro, ¿disfruta como espectadora o le sale el oficio y piensa en cómo lo habría abordado usted? ¿Qué es lo último que ha visto y qué le gustaría ver?
Soy disfrutona, disfrutona, me gusta. Evidentemente si luego yo me siento y empezamos a tirar, se me va, porque me gusta mucho mi oficio y me gustan muchas cosas del oficio, me gusta la luz en el escenario, los ambientes sonoros, de los vestuarios me fijo hasta en el último detalle, pero sí soy disfrutona, sí me siento e intento ver la obra, busco antes un poquito de dónde viene la compañía, soy curiosa y creo que tanto dentro como fuera del escenario soy generosa.
Lo último que ha visto y está deseando ver…
Lo último que he visto en Madrid ha sido “Silencio” de Blanca Portillo, porque me pilló en Madrid, pero justo, justo lo anterior era también de Juan Carlos Rubio, “En tierra extraña”. En Madrid, mientras estoy haciendo “La isla” voy a ver a una compañía que tengo ganas de ver desde hace tiempo, Perigallo, “Cabezas de cartel”. Nos vamos a encontrar en el Teatro Lara.