¿Cómo presentan la comedia musical “Es una lata el trabajar”?
Naím Thomas: Es lo que yo llamo un musical por accidente, es decir, una obra teatral a la cual le han puesto canciones, tratada desde un punto de vista muy actoral y de comedia teatral. Han hecho que dichas canciones surjan en momentos en los que el personaje lo requiere –nada forzados ni introducidos con calzador, como ocurre en otras ocasiones–. Lo bonito es que, cuando el personaje no tiene nada más que decir, surge ese fluir de su pensamiento que se hace cantando. Aparte, hay muchísimo humor y un poquito de metateatro –dado que Luis Aguilé y sus canciones tienen influencia en la trama–.
Gisela: Plantea una historia de superación personal, de empoderamiento femenino –en este caso, porque la protagonista es una mujer–, de compañerismo, empatía, amor por tu trabajo y por tu familia… cuestiones muy interesantes y todo teñido por la comedia.
¿Qué nos pueden adelantar de sus personajes en la función, cómo son?
Gisela: Andrea es la propietaria de una fábrica de corbatas que tiene que reflotar. Hace un viaje muy bonito e interesante dentro de la obra. Su carácter está marcado por la timidez, es incapaz de levantar la voz, imponer su criterio o mirar a los ojos a la persona que se dirige a ella. Su reto es superar todo esto y conseguir sus objetivos.
Naím: Lucas es un empleado que está secretamente enamorado de Andrea. Es una persona leal, noble y honrada que tiene un conflicto con su hermano. Él era el empleado favorito de su padre, pero al ser Andrea su jefa y ser ambos un poquito tímidos no conseguía tener ese acercamiento con ella, cosa que consigue un poco a raíz de la muerte del padre. Después de muchísimos cambios, Andrea le propone ayudar a la fábrica de corbatas presentándose a un concurso de TV a cantar con las corbatas para darles promoción. ¡Lo que pasa es que Lucas tiene pánico escénico! Así que se producen situaciones muy divertidas…
Esa canción que disfrutan como ninguna cuando la interpretan en el show:
Naím: “Ciudad solitaria”, pero también “Es una lata” del final, que es una versión rockera muy chula.
Gisela: “Ciudad solitaria”, un dúo muy bonito que hago con Naím, un tema muy romántico y melancólico con una melodía maravillosa. Es una delicia cantarlo.
Han pasado más de 20 años desde su bombazo en OT-1 y ustedes siguen a pleno rendimiento sobre las tablas. ¿Qué queda de ese/a joven artista que conocimos en la TV y qué ha cambiado?
Gisela: Queda el espíritu de lucha, de mejorar día a día, de innovar y mejorar en el plano artístico. ¿Y qué no hay? He perdido el desconocimiento del medio, de esta profesión, porque tengo la experiencia de 21 años encima de los escenarios, afortunadamente.
Naím: Queda una cosa muy importante para dedicarse a esto: la ilusión por nuevos proyectos. Yo ahora mismo me estoy adentrando en la faceta de dirección y es que el teatro es mi vida. Ganar el Premio de Teatro Musical a la Interpretación Destacada Masculina en 2020 –junto a Antonio Banderas, que fue el Mejor Actor– es un chute de ilusión, aparte de estar nominado en los tres espectáculos que he hecho este año para los premios del año que viene, ¡imagínate! Y lo que ha cambiado es el conocimiento del oficio, conocer cuál es el registro y las cosas que a ti te funcionan.
¿Por qué grandes motivos recomiendan este estreno a los amantes de las comedias musicales?
Naím: Porque es una función muy divertida, te meas de risa, hay personajes bastante extraños y curiosos, hay gags, música y seis actores entregados en un trabajo titánico. Las críticas nos han tratado muy bien hasta ahora y esperamos que siga así.
Gisela: Porque es una obra hecha artesanalmente, desde el puño de dos escritores españoles con un humor muy de aquí, con una historia muy actual con la que puedes empatizar. Conseguimos que la gente se meta en el mundo de los personajes, se olvide un poco de su vida y viva esta aventura con nosotros. ¡Van a salir felices, de verdad!