De entre la vasta obra de Lope esta vez toca una tragedia. ¿Por qué “El castigo sin venganza”?
Después de explorar el universo cómico de varios autores clásicos en las dos temporadas precedentes, llegaba el momento de adentrarse en el ámbito más dramático de nuestro repertorio que, si bien había estado presente de forma constante, parecía reclamar un espacio mayor. Yo venía de dos comedias deliciosas que han cumplido más de tres años de vida. Para hacer el viaje en profundidad por ese título sólo había que aprovechar la veteranía y experiencia de un equipo tan compenetrado como es el de técnica y gestión de la CNTC, los creativos más habituales de los últimos años y un elenco que se beneficia de la unión de intérpretes con los que trabajo hace mucho tiempo, con otros veteranos que regresan a la casa del Clásico y la siempre imprescindible sabiduría y pasión de los más jóvenes. En la Programación del 18/19 hemos ampliado la presencia de este género. El castigo sin venganza siempre me gustó y siempre me dio pánico. Por eso lo elegí.
¿Helena Pimenta recuerda la primera vez que leyó esta obra o que la vio sobre las tablas?
La leí por primera vez hace mucho. En vivo mi primera experiencia fue con la que firmó Eduardo Vasco en 2005 con la CNTC. Me encantó.
Imagino que desde entonces hasta hoy son muchas las aristas que una va descubriendo, ¿no? ¿Cómo mira a Lope la Helena de hoy?
El tiempo pasa, crece la experiencia y la mirada es otra, pero, sobre todo cuando piensas en una obra para un montaje. Meses y meses con ella hasta que entra en tu cabeza, tu cuerpo, tu piel. El proceso ha dolido porque duele mirar hacia la parte más tormentosa del ser humano y reconocerla dentro y fuera de ti, aquí y ahora.
Ya se ha alejado mucho de mis primeras lecturas. Es otra. Es intensa pero no me da pánico. La hemos recorrido con rigor y mucho trabajo . Creo que la contamos con conciencia, humanidad y vida.
¿Qué hace de esta una de las obras maestras de la literatura dramática universal? Y cómo es el Lope que firma este texto?
La diferencia que tiene con todo lo que antes había escrito Lope. Su rabia, culpa, miedo, frustración, orgullo, sabiduría del mundo y lucidez le llevan a escribir una tragedia única, magistral. Desoladora, hermosa, es el espejo trágico de la condición humana. Obra de senectud es reflejo de su desencanto con la sociedad y del dolor de sus circunstancias personales pero, a la vez, supone la audaz superación de un arte destilado y preciso ante la irrupción de los poetas y dramaturgos jóvenes que se van adueñando de la primacía escénica. La belleza de los versos se alía con la aspereza brutal de los conflictos y con un delicado ritmo casi cinematográfico en que las escenas se entrelazan y yuxtaponen.
¿Qué esconde Lope tras los versos de esta obra del XVII que aún puede removernos en pleno siglo XXI, a qué nos enfrenta?
De fondo está el afán por la fama y el poder como eje de unas vidas abocadas a la mentira. Una profunda reflexión sobre el gobierno autocrático, caprichoso, interesado y la destrucción que esta actitud puede provocar en todos los órdenes de la vida. Vida y muerte, amor, deseo, justicia y venganza.
¿Qué ha aportado al texto original la pluma siempre afinada de Álvaro Tato?
Es tan riguroso y tan atrevido a la vez que cada montaje con él es una experiencia singular y maravillosa. Él empieza, yo sigo, yo empiezo, él avanza…así hasta el final, cuestionando cada palabra y cada línea de trabajo hasta el último minuto.
¿Cómo es el montaje que han ideado Helena Pimenta y todo el equipo? ¿Dónde ha querido poner el acento?
Se trata de un viaje a las sombras de nosotros mismos. Un singular espacio de líneas muy precisas sugiere, ora un palacio vaciado, hueco, ora unos espejos que son y no son. Velos que se opacan o transparentan, un suelo que se mueve y hace avanzar la acción, la vida y la tragedia. El todo y la nada. Y como siempre, los diversos lenguajes que se entrecruzan construyendo una nueva poética a partir de la poesía que Lope nos ha regalado.
Nos habla un poquito de la puesta en escena y la música… Unas pinceladas para ir metiéndonos en su ambiente…
Ya solamente con escuchar a este Lope bastaría para que el público se sintiera conmovido y satisfecho. Nosotros tratamos de servirla con respeto y emoción, con sinceridad y entrega mediante signos musicales, espaciales, sonoros etc… que arrojen nueva luz sobre este bellísimo texto. Y ¿cómo no citar a los intérpretes? En mi opinión están gigantes.
Hemos empezado por todo lo alto con “Auto de los inocentes”, seguimos con un magistral Lope… ¿Qué espera Helena Pimenta de la temporada?
El encuentro con el público cada día y que no pare la ilusión y el entusiasmo que tanto nos ha acompañado en las siete temporadas anteriores.