Entrevista a Ignasi Vidal por Sobre el caparazón de las tortugas

 Dramaturgo, director, actor, músico… Comenzó con una banda de rock, pero el teatro, lugar en que se crió –su padre fue un importante empresario teatral–, pronto le llamó a filas. También ha hecho cine y TV, pero ha sido en el musical donde ha desarrollado gran parte de su carrera. Ahora vuelve a Madrid para contarnos la historia de Alicia y Héctor, que pone sobre la mesa una lacra social universal y cómo conviven verdugo, víctima y espectador.  Por V. R.  
Dice que un día decidió escribir sobre las contradicciones del ser humano y le salió “Sobre el caparazón de las tortugas”.

Me apetecía hablar sobre la responsabilidad de los padres con respecto a sus hijos, sobre todo, cuando tienen profesiones liberales que implican estar en el ojo del huracán, que los lleva a ser competitivos y cómo esto afecta a los hijos. En este caso se da una situación muy compleja de una pareja que se separó hace tiempo y que tiene una hija. Esta niña tiene un problema de sobrepeso que afecta a la salud y mantiene a sus padres con el alma en vilo porque no saben cómo actuar.

Todo esto tiene mucho que ver con la situación emocional de esta niña por una serie de traumas que ha vivido desde que tiene conciencia. Una noche, en un Jueves Santo, tiene lugar una conversación que nunca había tenido lugar antes y se revelan una serie de circunstancias que afectaron a esta pareja y a la relación con su hija. Tengo que tratar de no ‘spoilear’ (risas) y es difícil porque hay una serie de puntos de giro que ayudan a comprender el problema de fondo.


¿Quiénes son Alicia y Héctor?

Son dos actores de éxito, respetados en su profesión. Especialmente él, siempre ha antepuesto su carrera y su bienestar a las necesidades de la familia. Ella, debido a su profesión, pero también a la inercia de la propia relación, ha dejado que esto sucediera y se ha adaptado a esta manera de vivir. Cuando se dan cuenta de que la niña tiene un problema es un poco tarde ya.


La obra toca temas duros a los que hacer frente desde todas las ópticas. ¿El teatro tiene esa responsabilidad?

Para mí lo interesante es que el teatro siempre vaya un paso por delante de la sociedad en cuanto a ideología, en cuanto a acción social. Sí, es importante que el teatro ayude a resolver determinadas incógnitas. Sobre todo, es importante que plantee determinadas preguntas que a veces no tienen respuesta y que tienen que quedar en el espectador y que cada uno resuelva como entienda. Para mí el teatro tiene que ser un arma útil, un instrumento de precisión para diseccionar los problemas de la sociedad.


El texto llega al Fernán Gómez dirigido por Susana Hornos y protagonizado por Raquel Pérez y Nacho Guerreros.

Han hecho un magnífico trabajo. Me parece que han comprendido el fondo de la cuestión y han entendido muy bien el teatro como me gusta, es decir, sí, se trata de un drama, pero sí, también tiene humor, están esos momentos fugaces que hacen que el drama de los personajes se relaje. Susana ha pilotado bien el montaje.


¿Es de los que se inmiscuye en los montajes de sus textos o deja hacer?

Dejo hacer bastante. Incluso cuando dirijo mis propios textos el director siempre se impone al autor y muchas veces la visión de los actores también. El texto tiene que estar siempre a disposición de la historia y lo más importante es la parte emocional del discurso. En este caso, yo no dirijo mi texto, por lo que tengo que despegarme. Si estoy pendiente de que se respeten las frases tal como las he escrito estoy encorsetando el trabajo de la dirección.


La obra ha recorrido ya muchas plazas. ¿Cómo está respondiendo el público?

El público está respondiendo de una forma muy positiva y está comprendiendo muy bien la historia. Más allá de la dureza, entiende el fondo de la cuestión y hasta ahora los comentarios han sido muy positivos. Y los actores están cosechando un buen saco de elogios. Espero que en Madrid el público responda de la misma manera porque tenemos muchas ganas de que este texto se vea en un marco tan propicio como el del Fernán Gómez.


¿En qué más anda Ignasi Vidal?

Ahora mismo estoy en un pequeño montaje de un monólogo, un texto mío que se llama “Una célula indivisible”, que estrenaré en mayo en el Espacio Soho Madrid con Maria Adamuz. Un monólogo de bastante denuncia y crítica social y un reto personal porque decidí volver a dirigir en un espacio pequeño, y un monólogo, que no lo había hecho nunca.

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