Entrevista a Irina Kouberskaya en Las mujeres de la escena

Dramaturga, directora y codirectora junto a Hugo Pérez de la Pica del Teatro Tribueñe. Miembro fundador de la Academia de las Artes Escénicas y miembro de la Asociación de Directores de España.
¿Cuáles son los primeros recuerdos de Irina Kouberskaya relacionados con este oficio, con el teatro?

Mi primer recuerdo es de cuando tenía tres años y mi madre me llevó a un gran teatro para ver un ballet, “El jorobado de Notre Dame”, y solamente al abrirse el telón ya sabía que quería estar ahí, detrás del telón.


¿Qué le lleva a Irina Kouberskaya a embarcarse en esta aventura que es crear y dirigir un espacio como Teatro Tribueñe y de qué se encarga, como es el día a día de la directora de un espacio así?

La imposibilidad de incorporarme en el gremio, la sensación de soledad y la imposibilidad de pertenecer al colectivo teatral español.


¿Cómo es el día a día?

Nuestras actrices también llevan la parte de administración, todos somos artistas y administradores del teatro al mismo tiempo. Entonces el trabajo es intenso para conseguir público. El mayor orgullo para mí es tener una intensísima campaña escolar, saber que a los chicos que vienen al teatro se encuentran con un teatro de verdad, con García Lorca, con Cervantes, “Bodas de sangre”, “La casa de Bernarda Alba”, “Vuelo de clavileño”…

Nosotros el día a día es muy intenso, lleno de ensayos, de nuevos proyectos, de defensa de los viejos. Tenemos en repertorio que se puede solicitar en cualquier momento por un grupo consolidado de espectadores, como para unas 50 personas ya podemos hacer cualquier obra y forma parte de nuestro repertorio desde Pinter hasta Chéjov… Hay obras que se pueden solicitar en cualquier momento por exigencia del espectador.  Y eso es algo fuerte para un teatro tan pequeño como el nuestro.


No queda mucho para que celebren los 20 años de Tribueñe, que levantó el telón en 2003. ¿Qué dice el balance de este tiempo?

El balance es de un esfuerzo extraordinario, unos artistas extraordinarios que siguen defendiendo el proyecto, pero ya somos conscientes de que vivimos en una realidad antiartística en España, anti creativa, y topándonos con todos los obstáculos que supone esta limitación intelectual que reina en este país ahora.


Además, Irina Kouberskaya es dramaturga. ¿Qué historias le gusta contar, dónde encuentra la inspiración?

Yo no me llamaría dramaturga (risas) porque simplemente mi experiencia en espectáculos para hacer, por ejemplo, vibrar a Cervantes con su capítulo de Clavileño, recopilando material para esta obra de toda la obra de Cervantes. De alguna forma vamos a decir que estoy positivando algo que ya está en el negativo de la obra, como en la fotografía, estoy positivando las ideas que a mí me atraen en este momento.

La idea de honestidad me atrae muchísimo, de aventura personal y capacidad de percibir lo que es justo y esto es motivo para que yo haga este intento. Después, lo mismo me pasó con Marina Tsvetáyeva, esta grandiosa poetisa, hace tiempo quería contar algún fragmento de su trágica historia, encontrar un fragmento que se corresponde a la juventud, alegría, a un descaro que todo es posible. He creado basándome en biografías existentes, en las cartas existentes, en diarios existentes… Entonces tampoco me puedo decir dramaturga, sí recopiladora de los datos y creadora de teatro a partir de tener esos datos.


Y, además, también es directora. Cuando está en esta faceta, ¿cómo es ese proceso desde que le llega o idea un proyecto hasta que, por fin, lo estrena?

Yo creo que mi forma de trabajar consiste siempre en entender bastante pronto que cada dramaturgia tiene su propio método. Espero el mensaje de este método y el resto consiste en mucha paciencia durante la primera semana o primeras dos semanas, para unir todas las sensibilidades alrededor del tema que pensamos defender y después ya atacarlo fuertemente. Espero recibir el aliento del dramaturgo, creo que esto me distingue mucho, que no me impongo por encima del dramaturgo, pero después sí hay mucha frescura dentro de la dramaturgia y sorprendo habitualmente muchísimo con la visión, pero esta visión está debida a la comunión que consigo tener con el dramaturgo, vivo o muerto.


Brevemente, ¿qué podemos ver en  marzo en Teatro Tribueñe que lleve la firma de Irina Kouberskaya en la dramaturgia y/o dirección?

En marzo tenemos “Amiga”, una dedicación a Marina Tsvetáyeva, esa gran poetisa, y a su encuentro con otra poetisa, Sofía Parnok, al amor que surgió, tanto intelectual como erótico, entre las dos. Después, “Vuelo de clavileño”, Cervantes, un capítulo dedicado a esta historia que tiene muchísimos hallazgos históricos que todavía no he leído en ningún libro y nosotros los hemos descubierto. Incluso vamos a participar en un simposio dedicado a Cervantes, nos han invitado justamente por estas novedades que hemos descubierto en la lectura y en la puesta en escena. Son dos obras que he dirigido yo y luego también otra dirigida por Hugo Rodríguez de la Pica, mi codirector en el teatro: “Tus muertos que son los míos”, que es un alarde hacia la tonadilla.


Una reivindicación, una opinión, un comentario…

No voy a reivindicar nada, solamente quiero que todo nuestro colectivo siga con esta coherencia porque ya he visto que las reivindicaciones no sirven para nada en absoluto. Hay intereses creados y solamente con no pertenecer a ellos ya me quedo tan contenta. 

NOTICIAS RELACIONADAS

Lo más leído
REVISTA TEATROS GRATIS

¡Apúntate a nuestra newsletter!

Recibirás un email semanal con la revista completa, la actualidad destacada y ventajas exclusivas.