Entrevista a Israel Elejalde por Tan solo el fin del mundo

 Actor y director de escena. Así se presenta al mundo ‘social’ Israel Elejalde. Pero a esa frase le faltan muchos detalles. Le faltan el prestigio del que goza en la profesión y los aplausos siempre calurosos del público. Y le faltan la excelencia de cada uno de sus trabajos en teatro –“Veraneantes”, “Misántropo”, “Ricardo III”, “La clausura del amor”, “Hamlet”…–, cine –“Madres paralelas”, “El hombre de las mil caras”…– y TV –“Las noches de Tefía”, “Ana Tramel. El juego”…– y los premios. Pero sí, es actor, de los mejores que tenemos, y director. Y en esta faceta nos sorprende ahora con la que dice es “una de las obras más emocionantes y enigmáticas de los últimos cincuenta años”.  Por V. R.  Fotos ESMERALDA MARTÍN
¿Cómo se cruzan los caminos de Israel Elejalde y “Tan solo el fin del mundo”?

Leí el texto hará como diez años y se me quedó en el recuerdo. Lagarce desarrolla una reflexión sobre la familia y las dificultades de eso a lo que llamamos vida que me fascina. Intenté montarlo en la última temporada de El Pavón Teatro Kamikaze, pero la pandemia me lo impidió. Era una cuenta pendiente.


Nos decía una vez Miguel del Arco, al que conoce bien, que al final casi todo gira en torno a la familia… “Cuentes la historia que cuentes, si el protagonista es un ser humano, la familia está por medio”.

La familia nos conforma. Nuestra personalidad se desarrolla en esos primeros años de infancia y después vamos ‘trampeando’, como diría Lagarce, el resto de nuestra vida. Decía Chirbes que la infancia te la tropiezas, quieras o no, una y otra vez. Todos tenemos un origen conformado en una familia y todos nos sentimos apelados cuando se habla de ella.


¿La familia es un refugio al que volver? ¿O no siempre? Aunque volvemos…

Ese es el tema de la obra. La familia como lugar al que vuelves, aunque no sea un refugio. La familia y tu infancia como espacio en el que encontrar las respuestas a tus incertidumbres actuales.


Hablamos de esto porque la familia es el eje que vertebra esta pieza, pero no solo.

La familia es el centro, sí. Y unido a ello, la infancia. Ese paraíso perdido. Pero también la presencia de la muerte. Y el paso del tiempo inexorable y, por momentos, paradójicamente imperceptible. La madre dice en un momento: “¿Se puede saber cómo todo desaparece?”.


¿Cómo es este Jean-Luc Lagarce y qué tiene de especial su forma de contar?

Lagarce escribe esta pieza después de saber que es portador del VIH. Ese hecho trasciende toda la pieza. Es una pieza con elementos biográficos, pero no una autobiografía. Hay algo de testamento vital. De reflexión ante el precipicio. Su lenguaje es poético.


El lenguaje es pieza fundamental de la obra, tanto su utilización como una reflexión en torno a él y a nuestra capacidad o incapacidad para usarlo.

Lagarce estaba obsesionado con trasmitir esa dificultada para decir exactamente lo que queremos decir. Con ser exactos. Los personajes se esfuerzan por ser precisos al tiempo que fracasan en su intento. Es un lenguaje que se mueve entre lo real y lo poético. Entre el mero acto de la comunicación y el de la creación de belleza.


¿Cómo son los personajes que habitan esta historia?

Personajes fácilmente reconocibles. Una familia normal de clase media-baja y Louis, que ha huido de esa familia y se ha conformado otra realidad. El choque de clases está muy presente en la obra. Dos mundos con dificultades para entenderse.


Sobre las tablas, Irene Arcos, Yune Nogueiras, Raúl Prieto, María Pujalte, Eneko Sagardoy y Gilbert Jackson. No se ha rodeado nada mal…

Una obra como esta solo se puede abordar si tienes a actores y actrices de primerísimo nivel. He tenido la suerte de poder contar con ellos.


¿Con qué director se han encontrado esos actores? ¿Qué tipo de director es?

Eso es una pregunta para ellos. Yo tengo muchas dificultades para saber realmente quién soy. Me basta con saber quién me gustaría ser e ir llevando con dignidad mi frustración por no conseguirlo siempre.


¿Cómo le gustaría que se acercase el público a ver esta obra, con qué actitud?

Creo que es uno de los textos más bellos que se han escrito en los últimos 50 años. Con este dato que cada uno se acerque al teatro como más le apetezca.


Y, aparte de “Tan solo el fin del mundo”, ¿en qué más anda Israel Elejalde?

Empiezo en enero “Vania x Vania”, una versión de “Tío Vania” de Chéjov de Pablo Remón, con Javier Cámara, Marta Nieto, Marina Salas y Juan Codina, que estrenaremos en Naves del Español en Matadero.

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