¿Recuerdan la primera vez que leyeron “La ternura”? ¿Qué pensaron, qué les provocó?
Ganas de darle cuerpo a las palabras. Era un precioso cuento para mayores. Alfredo estaba encontrando algo muy sugerido, pero propio.
Después de dos temporadas en La Abadía y media España, después de premios y parabienes de crítica y público, igual sus actores conocen el secreto del éxito. ¿Lo comparten con nosotros?
El éxito es un pueblo fantasma que no sale en los mapas. El público tendría mucho que decir, más que un actor. A mí, la palabra en sí no me gusta mucho, precisamente porque no sé ni lo que es ni dónde está.
Para aquellos pocos que aún no la han visto, ¿cómo definirían “La ternura”, qué es?
Es una comedia de errores y amores de toda la vida, escrita hoy. Como en todas, el problema es nuestra incapacidad para entender qué es amar, esta vez con dosis extra de ternura.
¿De qué habla “La ternura”, qué temas trata, a qué nos enfrenta?
No podemos aislarnos del amor, siempre naufraga en nuestras costas, siempre vuelve.
¿Dónde encontramos a Shakespeare en “La ternura” y de qué obras encontraremos su eco?
Como Gusteis, La Tempestad, Sueño de una Noche de Verano, pero en el perfume tiene mucho del Siglo de Oro español.
Todos conocen muy bien a Alfredo Sanzol, forman parte de su gente de confianza. ¿Dónde está Sanzol en esta obra y cuál es su gran acierto?
El gran mérito de Alfredo es escribir un clásico sin dejar de ser él. Hay mucha sanzolada en la delicatessen del lenguaje.
Sanzol firma, pero también dirige. ¿Cómo es un ensayo con él, qué le define como director?
Él crea siempre un ambiente propicio para la creación, para que tú propongas. Luego elige lo que de ti le sirve para escribir. Escribe lo que él ve de ti.
Háblennos cada uno de su personaje: quién es y cómo es, qué le mueve…
El leñador Azulcielo es una suerte de Segismundo encerrado en una isla, en la que tendrá que descubrir lo intuido, lo imaginado: ¿Qué es amar? Le mueve lo animal, la intuición y la inocencia.
Si tuviera que rescatar una frase que diga su personaje en la función (la que sea, la que más le guste, la que más le conmueva…), ¿cuál sería?
Tiempo, te lo ruego, detente, corta la circulación de los segundos porque llevan tu sangre. No bombees, párate corazón del tiempo.
La última, la de siempre, ¿por qué no debemos perdernos “La ternura”, por qué es un planazo para septiembre?
Cuanto antes la veas más tiempo tendrás para repetir.