¿Con qué nos vamos a encontrar en “Consentimiento”?
Con un texto demoledor por su temática y tratamiento y una puesta en escena alejada del naturalismo desde su concepción espacial (escenario a tres bandas) que dota a la acción de una gran flexibilidad de asociaciones espacio-temporales, posibilitando que las situa-ciones emocionales fluyan sin obstáculo con gran intensidad.
¿Qué grandes temas y sentimientos plantea esta función?
Se abordan cuestiones como la ley y la justicia, el individualismo feroz, la incapacidad de empatizar con los demás, lo imperfecto de nuestro sistema judicial, la imposibilidad de legislar las emo-ciones, la subjetividad, el egoísmo. Todo ello desde una mirada desprejuiciada, desde una perspectiva llena de inteligencia y de humor que pone de manifiesto las eternas contradicciones de la condición humana.
¿A quién interpretan en la obra y cuáles son sus circunstancias?
Eduardo, mi personaje, es un abogado de éxito, paradigma del triunfador, perfectamente adaptado al entorno hostil de los tribunales donde, más allá del sentido de la justicia, lo que importa es ganar. Víctima de esta vanidad, en la intimidad con su pareja adolece de recursos para compartir sentimientos profundos, para comprender cómo se siente el otro. Vive un gran viaje de caída desde la situación de hombre blindado en su éxito profesional hasta la miseria de los celos y el infierno de su propia mezquindad emocional.
En definitiva, ¿por qué recomiendan no perderse “Consentimiento”?
Porque van a poder asistir a una tragedia contemporánea repleta de dolor, inteligencia y humor. A una reflexión muy oportuna sobre los modelos que nos impone un sistema carente de otros valores que no sean el culto a uno/a mismo/a.
Aparte de esta obra, ¿en qué otros proyectos podemos verles actual o próximamente?
En televisión, está pendiente de estreno “Fariña”, donde interpreto al fiscal Javier Zaragoza, encargado de instruir el famoso Caso Nécora.