Por si hay algún despistado por ahí, cuéntele qué es “Festejen la broma”.
Es mi vuelta al monólogo, el formato con el que empecé en la comedia. Después de ‘jubilar’ mi material anterior –porque la verdad es que ya estaba ‘resobadito’– decidí escribir un texto nuevo, que es el que presento en este show.
¿A qué Joaquín Reyes nos vamos a encontrar en este espectáculo?
Al monologuista, cosa que, por otra parte, nunca he dejado de ser porque me eduqué en el stand up. El monólogo te permite conectar con el público de una manera especial y tenía muchas ganas de volver a él.
Un espectáculo de stand up comedy, un cómico solo… pero ¿quién es Braulio?
Braulio es un muñequete –aunque a él no le gusta que lo llame así– que me acompaña en la última parte del espectáculo. Es un pequeño número de ventriloquía que me marco, pero sin hablar con la glotis; lo hago a la pata la llana.
Lleva ya un par de años girando con este espectáculo y aún tiene tirón.
Estoy muy satisfecho, teniendo en cuenta que hemos tenido que pasar todo tipo de vicisitudes: la cuarentena, las restricciones… ¡Ahora por fin puedo actuar ante un público sin mascarillas! A pesar de todo, la gente ha reaccionado muy bien. Noto que hay mucha necesidad de reír.
Actor, guionista, dibujante, presentador, escritor –firma la novela “Subidón”–… ¿Hay que poner los huevos en diferentes cestas o es usted un ‘culo inquieto’?
Me siento muy afortunado de poder desarrollar facetas tan diferentes y valoro mucho la atención que se me presta. A veces me veo a mí mismo como un impostor, al que en cualquier momento van a descubrir.
20 años y muchos proyectos después, para muchos sigue siendo el de “La hora chanante” y “Muchachada Nui”. ¿Ya sabe por qué tuvieron tanto éxito?
Supongo que a la gente le gustaba la libertad con la que desarrollábamos nuestro trabajo. Además, no es por darme pisto, nos juntamos gente muy talentosa: Ernesto Sevilla, Raúl Cimas, Carlos Areces, Julián López, Pablo Chiapella…
Impresiona ver cómo han calado en nuestro lenguaje aquellas expresiones. ¿El humor es también un ‘influencer’?
El humor tiene esa capacidad desde luego. Un día te ves diciendo expresiones como “Hasta luego, Lucas” con absoluta normalidad, porque las has interiorizado inconscientemente. El hecho de que nosotros hayamos conseguido esa conexión me da un ‘gustico’ enorme.
¿Qué le diría el Joaquín de hoy al Joaquín de hace veinte años?
Lo mismo me preguntó mi hija el otro día y mi respuesta fue: “¡Lo vas a flipar, colega!”.
¿Los tiempos difíciles agudizan el ingenio o lo aplastan?
Sin duda lo primero; en tiempos de crisis necesitamos reír más que nunca.
¿Se puede aprender a ser gracioso?
Creo que se nace, pero, sin duda, el trabajo y la dedicación son imprescindibles.
¿Y cómo se convive con el hecho de que uno siempre vaya a molestar a alguien cuando hace humor?
Muchas veces es inevitable, pero creo que has de trabajar con libertad haciéndote responsable, eso sí, de tus bromas.
¿Cómo envejecen el humor y el humorista en este país?
En general, regulín regulán, porque el humor tiene mucho de generacional.
Va a despedir agosto como Mantenedor de la LXXI Fiesta de las Artes y las Letras de Tomelloso y arranca septiembre en La Latina… ¿Qué más hay después?
Estoy preparando una serie junto a Ernesto Sevilla, nos hace mucha ilusión volver a la tele y también amenazo con otra novela.