¿Recuerda la primera vez que vio representada una obra suya? ¿Cuál fue, qué sintió, cómo se vive un momento así?
Yo empecé a escribir para el teatro aficionado, y estrené tres o cuatro obras con mi grupo. Pero supongo que te refieres al primer estreno profesional. Fue en el teatro Poliorama de Barcelona, una comedia llamada «Dakota», allá por 1995. La comedia había ganado un premio y uno de los jurados la llevó a unos productores y decidieron montarla esa misma temporada. En tres meses pasé de hacer teatro para cuatro amigos y familiares a estrenar en el mejor teatro de Barcelona.
Mi sensación era de tal asombro que cuando fui a los primeros ensayos se me escapaba la risa, no porque me divirtiera lo que veía sino por el desconcierto que me producía que en esa sala, que hasta el año anterior había sido la sede del Centro Dramático de la Generalitat, dirigido por Flotats y que para todos los que éramos aficionados al teatro era algo así como el templo del arte teatral en Barcelona, en esos momentos estuvieran diciendo las locuras que yo había escrito. Fue una sensación que mantuve, aumentada, el día del estreno.
¿De dónde nace su pasión por el teatro?
Yo siempre fui «de letras». Me gustaba escribir y cuando cursaba COU me crucé con compañeros que estaban en un grupo de teatro aficionado. Ahí empecé a actuar, luego a dirigir i acabé escribiendo una obra infantil, que fue lo primero que hice. Luego estudié Filología y continué haciendo teatro aficionado. Las cosas fueron llegando de una forma natural. Lo que nunca pensé es que algún día me ganaría la vida escribiendo, el teatro era una afición y estaba convencido de que siempre lo sería. De hecho empecé a trabajar de profesor y creí que esa sería mi profesión.
Pero mandé un par de obras a un par de premios, las dos ganaron, y allí cambió todo. Después del estreno de Dakota me propusieron escribir guiones para televisión, dejé mi trabajo y hasta ahora he podido vivir de ello. Yo siempre digo que escribo para ganarme la vida, no tengo nada especial que transmitir al mundo. Tengo la gran suerte de haber convertido mi afición en profesión.
El lector no suele decantarse por textos teatrales entre sus lecturas. ¿Por qué no leemos más teatro? ¿Qué está leyendo usted?
El teatro se escribe para ser representado. Es lógico que poca gente lo lea. Leer teatro es para profesionales, estudiosos, estudiantes y para aficionados muy muy recalcitrantes. Puede tener sentido leer teatro clásico, pero el teatro contemporáneo debe verse en la sala. Un autor de teatro es un escritor muy distinto a un novelista. El novelista lo pone todo en el papel, su relación con el lector es completa a través del papel.
El autor de teatro no lo escribe todo, sabe que luego vendrán unos actores, un director, un escenógrafo, etc. que acabarán de darle sentido a lo que ha escrito, lo completarán, por lo tanto la experiencia teatral nunca será completa solo desde la lectura. En mi caso, si leo teatro es porque ya entro en la categoría de «profesionales». Me interesa saber qué se está escribiendo, o descubrir alguna obra que pueda traducir. Es una lectura de trabajo. Para disfrutar como espectador, voy a la sala.
¿Qué le atrapa a la hora de escribir y cómo es ese proceso?
Lo más difícil es encontrar una buena idea. Eso es algo que puede llevar años. Luego, escribirla es trabajo, reescribir y reescribir. Lo importante es partir de una historia que te atrape y ser fiel a ella. Cuando tengo esa idea, la redacción es relativamente rápida. Es más, si una obra cuesta de escribir, si te encuentras con demasiados problemas, lo más probable es que la idea de la que partiste no fuera tan buena como pensabas.
¿Quiénes son los referentes y cuáles son las claves del teatro de Jordi Galcerán?
Yo soy y he sido un gran espectador de teatro, pero más de cine. Creo que estoy más influenciado por la narración audiovisual que por la teatral, quizás por eso mi teatro es realista, sin demasiados alardes formales. Busco que mis historias sean especiales por el contenido, no por la forma en que las cuento. Y sé que formalmente no puedo competir con el lenguaje audiovisual. Mis obras son muy sencillas de construcción.
Si puedo hacerlo todo en una sola escena, sin pasos de tiempo, sin cambios de ubicación, mejor. Creo que los espectadores van al teatro a ver lo que no pueden ver en la gran pantalla que tienen en casa: actores en vivo, palabra, dilemas morales. Los montajes sincopados, las persecuciones de coches y los tiros ya los tienen en casa. Mis referentes… Yo qué sé…. Billy Wilder, David Mamet, Neil Simon… El mundo anglosajón es el que más conozco.
Según su experiencia, ¿hay una receta mágica para que una obra enganche? ¿O, al menos, unos ingredientes básicos?
No hay recetas. ¿Ingredientes? Una buena historia, que cree expectativas, que tengas ganas de saber como acaba, que hable de algo humano, de emociones… No sé. Mamet dice que la única obligación de un autor es que el espectador se pregunte permanentemente qué va a suceder luego. Es muy básico pero tiene bastante razón. Pero es evidente que responder esto y poca cosa es lo mismo. Nunca sabes nada.
Y también debes tener suerte, claro. Como ya he dicho el teatro no depende solo del autor, luego tienes que tener fortuna y que tu texto acabe en manos de un buen director, buenos actores, un buen teatro, etc. Y en eso ya tienes poco control. A veces funciona y a veces no. Vale el ejemplo de la paella, siempre intentas hacerla igual y a veces sale buena y a veces no, y no sabes por qué.
¿Qué obra de teatro de todos los tiempos le hubiera gustado escribir y por qué?
Quizás «Primera plana» de Ben Hecht y Charles MacArthur, es una de las mejores comedias que se han escrito.
Si tuviese que recomendar un dramaturgo o dramaturga actual, sabe que nunca se equivocaría si diese el nombre de…
Después de lo que he dicho sería mentir dar el nombre de un autor o autora incontestable. Piensa en cualquier gran autor (bueno, vale, quitemos a Shakespeare), si repasamos su producción, siempre encontraremos unas cuantas obras excelentes y también un montón de obras fallidas. No puedo recomendar un autor indiscutible así a granel. Podría recomendar una o varias de sus obras, eso sí, pero no es lo que me has preguntado.