No he encontrado referencias. ¿Puede que este sea su primer Genet, su primer contacto profesional con Genet?
Sí, este es mi primer contacto profesional con Genet.
¿Habían leído la obra antes? ¿Tenían referentes? No sé si llegaron a ver el icónico montaje de Nuria Espert o el de Mario Gas con Emma Suárez y Aitana Sánchez-Gijón o el de Manel Dueso…
Tuve la suerte de ver en mi adolescencia el mítico montaje de Nuria Espert, dirigido por Víctor García y fue uno de los motores para que yo quisiera hacer teatro. Soy muy afortunado de haberlo visto, era un suceso teatral.
Dicen que “Las criadas” es un texto soñado y temido por cualquier actriz o actor… ¿Esto es así, están de acuerdo?
Es un texto soñado y cuando empiezas a trabajarlo un poquito temido porque realmente es un laberinto emocional y ese laberinto es muy atractivo y a la vez es un riesgo muy excitante.
Por situar a quienes no conozcan la obra. ¿Qué es “Las criadas”, cómo definirían la obra y a qué nos enfrenta, en qué llagas mete el dedo?
“Las criadas” mete el dedo en la llaga del dolor y de las partes más oscuras del ser humano, en los odios, los desprecios, en todo lo que no nos gusta ver de nosotros mismos ni de los demás. Por eso es tan fuerte y tan potente, porque nos hace meternos en el mundo oscuro y no todo el mundo está dispuesto a querer verse a sí mismo en su parte oscura.
¿Cuántas veces hay que ver o leer “Las criadas” para desentrañar todo lo que esconde? ¿Cómo ha cambiado su mirada con respecto a la obra si la conocían o qué han descubierto de ella?
Creo que he leído el texto más de veinte veces desde que me lo pasaron y cada vez que lo leo encuentro algo diferente. Es un laberinto sin fin. Es como la mente humana, cuanto más quieres entenderla, más compleja es. Entonces no podría decir algo nuevo que haya descubierto, es que cada vez descubro algo.
Dos hermanas, criadas, en medio de un ambiente claustrofóbico que a modo de ritual, de misa negra, entran en un juego de desdoblamiento y se hacen pasar por su señora mientras preparan su asesinato. Háblennos un poquito de sus personajes, cómo son cada uno y qué les mueve.
Mi personaje es la señora y es una mujer absolutamente clasista. Pertenece a ese tipo de mujer conservadora que no es consciente de lo clasista que es, lo es por definición propia de lo que es el clasismo, pero como buena clasista no es consciente de que lo es. Entonces, ve todo normal, la forma en la que se comporta con sus criadas. Y luego es una buena mujer y lo que tiene de malo es un poco a pesar de ella misma, pero es una buena mujer que está metida en un lío, está profundamente enamorada de un hombre que probablemente la esté traicionando más de lo que ella cree, pero ella no lo quiere ver porque como toda mujer clasista, que además suelen ser mujeres que en el fondo tienen algo de machistas, no quieren ver lo que el hombre las está haciendo.
¿Y cómo es la relación con la señora? ¿Y la de la señora con ellas?
La relación de la señora con las criadas es una relación como la de una reina con sus lacayos o sus lacayas (risas), que las tiene ahí a su merced para lo que ella quiera que hagan y ella se apiada de ellas en algunos momentos y quiere ofrecerles como grandes momentos como preocupada por ellas, pero en el fondo las trata desde esa posición absoluta de dominio que tiene y de clasismo.
Si tuvieran que rescatar una frase, la más brutal, la más conmovedora, de su personaje, ¿cuál sería?
“Si el señor fuera culpable, yo estaría dispuesta a cruzar el desierto más grande de todos los desiertos hasta que el sol me consumiera y no dejara nada de mí”.
¿Qué le pide a un actor, a una actriz una obra como esta? No sé si es necesario quizás un plus de compromiso personal por la cantidad de registros emocionales por los que transita la obra…
Creo que el montaje además de que la obra es compleja, el montaje va a ser un montaje arriesgado, con lo cual requiere de una disciplina absoluta, de una concentración grande para el trabajo con las dos intérpretes y desde luego un compromiso personal grande por ese viaje emocional que hay que vivir. Sobre todo una gran disciplina.
Cuéntennos un poquito cómo es la dirección que ha planteado Luis Luque, cómo es trabajar con él.
El trabajo que plantea Luis es una búsqueda, una investigación a través del movimiento y de la palabra para llegar a encontrar un lenguaje común en el que las obsesiones de él y las nuestras se junten y lleguen a un mismo puerto.
Genet dice en esas indicaciones que da acerca de cómo interpretar su obra que su finalidad es “generar una especie de malestar en la sala”. ¿Con qué fin? ¿Cuál es el siguiente paso a ese malestar, qué busca? ¿Qué puede provocar en el patio de butacas esta obra?
Puede generar incomodidad en el patio de butacas, es probable que haya gente que le resulte incómoda, porque enfrentarse a la miseria humana, al dolor y a la parte más oscura de las personas siempre es algo que no es grato para muchas personas. A algunos nos gusta ver eso en el teatro, pero hay a gente a la que solo le gusta ver la parte amable de la vida y aquí la parte amable de la vida es la que menos se ve.