¿Qué tiene este clásico de Muñoz Seca para ser considerada una de las mejores comedias de todos los tiempos?
¡Tiene tantas cosas…! Sobre todo, un código de humor absolutamente particular que no sólo ha de considerarse avanzado a su tiempo en nuestro país, sino que también puede decirse que entronca, perfectamente, con ese tipo de humor –inteligente, popular, absurdo y directo– desarrollado por grandes comediógrafos universales de décadas posteriores e, incluso, grandes escritores y directores de comedia en la época del Hollywood dorado y del que son herederos muchos de los cómicos contemporáneos.
¿Qué historia desarrolla la obra y cuáles son sus grandes temas?
La historia es una parodia de los dramas medievales con muchos tipos perfectamente reconocidos en clásicos de la literaura patria, como el Romancero Viejo, los cantares de Gesta, o los romances de Caballería. Pero, igualmente, puede extrapolarse al género del melodrama folletinesco que aún tenía cierto predicamento en la España de la época y que exacerbaba el amor pasional, el concepto irracional del honor, el recurso de la venganza como sinónimo de justicia personal, el fatalismo resignado sometido al destino… y la tragedia que, con todo esto conjugado, acababa produciéndose en la vida de los protagonistas. Podría decirse que Muñoz Seca acaba burlándose de parte de la sociedad pacata y rancia del momento.
¿Qué aspectos o peculiaridades marcan esta versión que usted firma y dirige?
Este ‘Mendo’ puede decirse que nace de la simbiosis perfecta entre el astracán de Muñoz Seca, el surrealismo irreverente de gente como los Monty Python, Mel Brooks o Woody Allen, y el sentido castizo de nuestra comedia, de nuestros Fernando Fernán Gómez, Manolo Gómez Bur, Luis García Berlanga o Edgar Neville, entre otros.
¿Cómo es el don Mendo que usted interpreta?
Es el noble caballero, fiel a su amada, que no duda en sacrificarse por ella hasta que se ve envuelto en un pérfido complot que acaba por condenarle de por vida, hasta que decide vengarse adoptando la nueva personalidad de Renato (nombre que, ya en sí mismo, encierra un jugoso chiste de palabras), un poco siguiendo el modelo del Edmundo Dantés –Conde de Montecristo– de Dumas.
¿Qué hay del resto de personajes?
Hay un sinfín de personajes –interpretados por diez actores que desdoblan caracteres constantemente– que van desde la doncella infiel y promiscua hasta el amante vanidoso y cornudo, pasando por el rey calzonazos, la reina temperamental, la amante despechada, el amigo fiel, la sirvienta cómplice o el padre atormentado. A todos estos, hay que sumarles un bardo, un carcelero, unos presos, un maniquí… e incluso un obispo. Todos ellos, por supuesto, llevados hasta el extremo de la comicidad, la excentricidad y la parodia.
En suma de todo, ¿por qué recomienda este estreno a los amantes del teatro?
¡Porque es teatro y diversión en estado puro! Es risa, carcajada, ritmo, sorpresa… todo en uno. Es reencontrarse con un trocito fundamental de nuestra cultura o descubrirlo por primera vez. Y porque es una manera magnífica de ir olvidando, definitivamente, la época oscura y triste que estamos dejando atrás, sumergiéndonos en un mundo de luz y alegría.