¿Qué balance hace una persona con su trayectoria de la situación general del teatro a día de hoy? ¿Qué diría el parte médico de este paciente?
Es una situación muy difícil, pero yo creo que injusta también en algún sentido. Yo creo que ir al teatro no significa tanto peligro muchas veces como ir al supermercado o subirte a un autobús. Creo que es mucho más placentero, mucho más relajado, mucho más cuidado, sanitariamente me refiero, porque hay una separación de butacas y una serie de medidas y una serie de cuidados siguiendo las reglas que imponen los expertos en Sanidad y eso yo creo que hace del teatro un lugar que no es un lugar que hay que rechazar, sino un lugar al que hay que ir todavía, y con mucha más razón ahora, porque realmente el colectivo lo necesita.
¿Vamos a salir de esta? ¿El teatro siempre es más fuerte?
El teatro es imperecedero (risas). Por supuesto, yo creo que nunca morirá el teatro.
¿Ha cambiado el oficio en los últimos tiempos?
Cambiado no, no creo, se ha profundizado más quizás en la labor del director. El director tiene más responsabilidad también, no es un personaje que pase desapercibido, sino que conduce la obra y por lo tanto está poniendo de su parte no solo un lenguaje, no solo una serie de ideas que quiere expresar, comunicar a los demás y se convierte en un arte de profundidad.
Fue la primera mujer licenciada en la Escuela de Cine. ¿A qué cree que se debe que sean tan poquitas las mujeres en la dirección de espectáculos y de espacios escénicos con respecto a los hombres aún en 2021?
Todavía hay una especie de reacción que yo creo que tardará un poco en cambiar. Muchos hombres deben cambiar y hay hombres que ya cambiaron hace tiempo y creo que yo he tenido suerte de encontrarme con hombres que ya en el presente eran del futuro, eran hombres evolucionados, hombres que no veían un peligro en la mujer ni mucho menos, sino al contrario, una compañía para la vida y un seguir adelante en un camino de igualdad porque siempre he dicho que dos ojos ven más que uno.
¿Qué podemos hacer? ¿Alguna idea de por dónde tirar?
Nosotras, hacerlo lo mejor posible en nuestros trabajos y sobre todo trabajar para el entendimiento porque una guerra de sexos es muy peligrosa.
Firma la dirección de “Cinco horas con Mario”, un espectáculo que se ha llevado a escena durante los últimos 40 años. ¿El secreto del éxito?
Cualquiera de nosotros que, desde el mundo de la imagen o del teatro, nos hemos acercado a Delibes tenemos mucho que agradecerle, tenemos la deuda contraía con él de que se aprende fundamentalmente a la esencialidad. Delibes siempre va a lo esencial y su relato siempre tiene una gran virtud, que es encontrar aquello que llega directamente a la sensibilidad, al corazón y a la inteligencia del lector o del espectador.
¿Cómo se enfrentó Josefina Molina a ese texto?
Hubo un momento, allá por los años 70, que todo el mundo quería adaptar “Cinco horas con Mario” al cine, pero eso es imposible y el mismo Delibes lo sabía, él fue el primero que dijo que no podía ser una adaptación normal con personajes, sino que es un monólogo y que con el poder de su lenguaje podía traer al escenario una serie de personajes.
Si hablamos de Lola Herrera… Para mí es muy fácil y muy difícil hablar con ella, porque a lo largo de los 40 años, ya va a hacer 41 que tenemos amistad, yo he podido seguir su trabajo y su evolución desde un punto de observación absolutamente privilegiado. Pero también es difícil porque hay pocas cosas tan delicadas, tan inaccesibles como es el núcleo este último, íntimo del fenómeno de la interpretación. Vaya por delante mi admiración al trabajo de una mujer que ha dedicado su vida entera a la interpretación a partir de una gran capacidad y de un gran talento con el que le ha dotado la naturaleza.
Cuando empezamos a trabajar “Cinco horas con Mario” yo me acuerdo de cómo profundizábamos mucho a lo largo de los personajes que habíamos conocido, en movimientos, en formas de expresarse… Poco a poco fuimos encontrando la Carmen Sotillo que ya es ahora. Hay que contemplar el fenómeno del contacto entre Lola Herrera y los espectadores. Yo he presenciado cómo surge en el escenario el flujo realmente auténtico del teatro. Es una gran actriz. Porque toda gran actriz o gran actor tiene un texto que le ofrece la oportunidad de dar todo lo que tiene, todo lo que con su talento puede hacer e indiscutiblemente “Cinco horas con Mario” es el gran texto de la gran actriz que es Lola Herrera y ella lo ha utilizado periódicamente para desintoxicarse, para probarse, para sentir la grandeza del hecho teatral.
Y hay otra cosa que hace Lola, que es que a lo largo del tiempo cada vez que se ha retomado la obra yo he visto a Lola abordarlo como si fuera la primera vez y se esfuerza por alcanzar un nivel más alto de conexión con el público cambiante de cada época. Para mí ha sido un privilegio.
¿Qué cree Josefina Molina que es fundamental a la hora de dirigir, qué características tiene el buen director, la buena directora?
Nunca hay que olvidar el respeto por el actor. Hay que querer al actor porque sin duda el actor es nuestro lenguaje. Tú quieres expresar tus ideas, quieres expresar muchas cosas y sobre todo lo que quieres es transmitir, comunicar, pero sin ellos, sin los actores, no seríamos capaces de nada. Y, sin embargo, tú pones una persona, un actor, en medio de una plaza vacía y allí está el teatro. Y eso yo creo que es lo fundamental.
¿Qué le gustaría que dijeran sus actores de usted?
Que he respetado absolutamente su arte y que he cuidado lo más posible que pueda hacerlo con completa libertad.
¿A qué director o directora joven admira? ¿Algún nombre que considere sobresaliente? ¿Hay cantera?
Yo creo que hay muchos. Hay autores, directores como Juan Mayorga, que tienen un talento muy especial. Hay muchísimos.
¿Qué echa de menos en la cartelera madrileña?
Muchas veces echo de menos y de más (risas). A veces se extienden las obras y yo creo que no hacía falta tanto porque también el teatro es un arte de síntesis y luego también echo de menos la profundidad, no la ligereza, sino la profundidad. Hecho en menos tiempo y con más sustancia, para entendernos. Estamos un poco frívolos, no sé si la pandemia nos hará reflexionar… Hay autores jóvenes, como Manuel Calzada o Mayorga, como decía antes, que intentan hacer un teatro interesante.
La última obra de teatro que ha visto ha sido…
“Cinco horas con Mario” (risas). Yo la suelo ver siempre, paso por allí, veo la primera representación y cambio impresiones con Lola.