Entrevista a Juan Pastor. Directores a escena

¿Cómo respira el teatro en pandemia? ¿La cultura está tocada o hundida? ¿Cómo se piensan, se sueñan y se levantan espectáculos y temporadas en estos tiempos? ¿Qué hay que pedir y a quién para sortear obstáculos? Son días llenos de interrogantes y de incertidumbres, pero también de ponerle muchas más ganas e ilusión si cabe. Hemos preguntado a los magos y magas de la escena por la situación que atraviesan las artes escénicas, pero también por lo que están haciendo ahora, por aquellas cualidades que definen a un buen director, a una buena directora, por qué lleva al teatro a aquellos y aquellas que primero lo sueñan, por cómo son como espectadores, a quiénes admiran o qué están deseando ver.
JUAN PASTOR 
Veterano actor, profesor y director, es el cerebro y el corazón de la Compañía Guindalera y ahora firma la dirección de “Yerma” en los Teatros del Canal, donde en marzo podremos ver “El curandero”.
 
Decía Larra que “los teatros son el termómetro de la civilización de las naciones”. ¿En qué lugar nos deja esto hoy? ¿Cómo ve Juan Pastor la situación del teatro hoy?

Hoy más que nunca podría contestarte con una frase de Lorca: “El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso”.


¿Qué ocurre en Madrid para que una sala mítica como Guindalera echase el cierre, para que acabemos de decir adiós al proyecto de Teatro Kamikaze y tantos otros? ¿Dónde está el problema?  

Nuestro problema fundamental es la escasez de medios. El del público, la educación media de nuestro país. El de nuestros gobernantes la falta total de interés por la cultura y en especial por el teatro. No vale programar puntualmente montajes sorprendentes, muchas veces extranjeros, lo fundamental es una buena ley de teatro que posibilite el nacimiento y desarrollo de equipos que con un tiempo necesario den frutos que interesen de verdad a nuestra sociedad.


¿Qué le pediría y a quién Juan Pastor para que esta situación cambiase? 

Fundamentalmente, educación. La necesidad de ir al teatro nace y se mima en la infancia. No hay más que observar lo que ocurre en otros países europeos como, por ejemplo, Inglaterra o Polonia.


Esta siempre es difícil, pero ¿qué tipo de director es Juan Pastor?

Un artista que intenta conocerse a sí mismo para darse a los demás, y eso tiene que ver con lo que hacemos en escena. En nuestro trabajo buscamos la experiencia de vida y la comunicamos, nuestros recursos pueden ser infinitos con una formación adecuada. ¡Qué importante es la educación…! Pero para no ser demasiado pedante me gustaría contestar con una frase de Chejov con la que me identifico mucho: “Todo lo que quise fue decir honestamente a la gente: Mírense a ustedes mismos y vean qué malas y monótonas son sus vidas. Lo importante es que la gente se dé cuenta de ello, porque entonces seguramente crearán para ellos mismos una vida distinta y mejor.”


Juan Pastor es uno de nuestros grandes directores. ¿Cuáles son o deberían ser las características fundamentales del buen director, eso que no debe olvidar nunca?

Que trabajamos con seres humanos con capacidades creativas, como mínimo a la altura de nuestras expectativas como creadores, y que nos comunicaremos con otros seres humanos con nuestros mismos problemas y expectativas.


¿Ha cambiado en algo el oficio de director en los últimos tiempos? ¿Qué cimientos se han movido y cuáles siguen intactos?

El artista no será menos libre por conocer lo que otros han creado y cómo lo han hecho anteriormente. Hay que conocer para respetar, evolucionar o violar. Uno es libre cuando el conocimiento le permite la verdadera superación o negación. El descubrimiento de la pólvora solo sorprende a los que poco saben.


¿Cuáles son los elementos principales que siempre tiene en cuenta para levantar un proyecto nuevo?

Primero nace el impulso. Eso es algo misterioso. No sé cómo nace, pero nace. Luego viene la reflexión sobre lo que quiero comunicar, si eso interesa a mi entorno, a la gente que está a mi alrededor y por lo tanto merece el esfuerzo. Luego debo encontrar los medios para que se haga posible, o adaptarme a mis limitaciones. La pretensión es enemiga del arte.


¿Qué encargo no aceptaría jamás Juan Pastor?

Aquello que no despierte en mí el deseo de realizarlo.


Cuando va al teatro, ¿es un buen espectador, disfruta de lo que ve o no puede evitar que aflore el director que lleva dentro?

Pocas veces disfruto verdaderamente como espectador. Mi parte de director me impide disfrutar verdaderamente de la experiencia, pero cuando sucede y me olvido de mi profesión disfruto como el que más.


¿Cuál ha sido la última obra que ha visto y cuál está deseando ver?

La última obra que vi fue “Marie”, una versión sobre la maravillosa obra Woyzeck, que posteriormente adaptó a una ópera maravillosa Alan Berg con el nombre de Wozzeck. Soy un apasionado del teatro inglés, me gustaría ver muchísimas.


¿Cuál es su último montaje?

Los Teatros del Canal acogen mis dos últimos trabajos:

  • YERMA de Federico García Lorca. Del 3 al 7 de febrero 2021 en la Sala Negra

En nuestra propuesta hemos querido incidir en que el pasado condiciona los cambios necesarios del presente. Un coro de personajes actuales presenta el contexto y resume las situaciones con el canto y a veces con el lenguaje hablado, comenta los hechos del pasado con una visión desde el presente y subraya la acción de los protagonistas de la obra sin argumento aparente. La música actúa como impulso expresivo de las sensaciones y emociones que nacen del texto. El espacio escénico es el marco para un texto riquísimo en metáforas poéticas que hablan del eterno misterio de la vida.

  • EL CURANDERO de Brian Friel. Del 24 al 28 de marzo de 2021 en la Sala Negra

Es una metáfora sobre el arte y en concreto sobre el creador escénico y las circunstancias que inciden en la creación en nuestra profesión y el momento de incertidumbre en el que nos encontramos con las dudas que nos planteamos. ¿Tiene realmente sentido nuestro trabajo?

Tres personajes nos muestran de forma valiente y desnuda sus vidas más íntimas, se encuentran aislados más allá del tiempo y los localizamos en un mismo espacio común y extraño que contiene a su vez, tres lugares diferentes, como diferentes son las tres versiones sobre los mismos hechos, aunque los tres crean decir la verdad, “su” verdad. La obra nos muestra que la verdad es subjetiva y que todo es cuestión de percepción y recuerdo.

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