Entrevista a Juanjo Artero por Un marido ideal

 Popular para el gran público por trabajos televisivos como “El comisario”, “Hermanos de leche”, la eterna “Verano azul” o la actual “Servir y proteger”, este actor nunca se ha desligado de las tablas, trabajando bajo la dirección de grandes directores escénicos como Tamzin Townsend, Laila Ripoll, Gerardo Vera o Miguel Narros en papeles inolvidables como el de Lucindo en “La discreta enamorada” o el tres veces interpretado Don Juan de “Don Juan Tenorio”. Entrar en la piel del ministro Robert Chiltern representa el último desafío interpretativo teatral del madrileño.
 
¿Con qué nos vamos a encontrar en “Un marido ideal”?

Con una comedia muy inteligente y ácida de Oscar Wilde que habla de muchas cosas, no sólo de la corrupción política. Habla también de cómo el ser humano es capaz de justificar sus errores, del pasado, de cómo una piedra en el camino cambia todo si sale a la luz. Un político puede ser bueno, pero todos tenemos un pasado.


¿Dónde se ubica la acción?

En una Inglaterra que todos conocemos mucho, que es la de los años 60, la época de los Beatles, de la realeza británica, con esa forma que nosotros tenemos que no es latina de sonreír a pesar de que nos estamos muriendo por dentro.


¿Qué otros temas pone sobre la mesa?

La ambición humana, la sociedad en la que si no tienes dinero ni contactos no llegas a nada. Para que una persona inteligente llegue a ser ministro de asuntos exteriores ha tenido que hacer muchas cosas, ya no te digo corruptas, pero sí muchas relaciones, aunque luego su fin sea un bien político, lo esté haciendo bien y esté ayudando a los desprotegidos, como es el caso de mi personaje, pero el pasado te persigue siempre.


¿Cómo se presenta ese ‘pasado’ en la pieza?

En esta versión, aparece en forma de una periodista, porque quizás es la prensa independiente la que hoy en día acaba destapando las corruptelas del Estado. Esta periodista, llamada Laura Cheveley, es la piedrecita en el ojo de la función, el conflicto que hace que todo se desarrolle.


¿Quién y cómo es su personaje en la función?

Interpreto a un político que viene de las clases bajas de Inglaterra. Es su 50º cumpleaños y le acaban de nombrar ministro de asuntos exteriores, así que hace un discurso en el que asegura que no habrá ningún corrupto que no sea encarcelado. Así empieza la obra, prometiendo eso. Yo a él me lo imagino como un Kennedy en su momento, porque trabaja a favor de su país y está muy bien relacionado, bien visto. Es el regenerador de la democracia británica.


Uno de los grandes momentazos de la función se produce cuando…

Tiene varios giros, pero me quedo con el momento con Laura en la fiesta, cuando empiezan a coquetear y todo parece una tontería pero, de repente, le enseña las cartas –nunca mejor dicho–. Es un momento cumbre de la función. También hay otro con la mujer –por cómo reacciona ella– que es muy interesante.


En suma de todo, ¿qué grandes motivos hacen de este estreno algo recomendable?

Porque es una obra de teatro que está muy bien construida, que sirve una reflexión muy importante. Porque es un gran texto de Oscar Wilde y porque la reacción del público desde que estrenamos en Donosti en febrero es realmente estupenda.


Aparte, de “Un marido ideal”, ¿en qué otros proyectos podemos verle actual o próximamente?

En la serie de TV “Servir y proteger” y en un monólogo que tengo con el que llevo varios años llamado “El milagro de la tierra”.

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