No hay más que encender la TV o la radio estos días para hacernos cargo de que los conceptos de daño, de resentimiento, de lo que implica ser o no buena o bueno, individual o colectivamente, del lenguaje utilizado como arma arrojadiza no pueden estar más vigentes, ¿no?
Estamos en un momento en el que las redes sociales con su anonimato y la exposición pública de la vida íntima han despertado una crueldad que pensábamos que estaba superada en nuestra sociedad, vemos auténticas lapidaciones virtuales. La crueldad aparece en forma de insulto, descalificación e incluso, amenazas, esta necesidad de castigar muestra el grado de resentimiento y lo dañada que está nuestra sociedad.
Dice que cree que “La mujer buena” comenzó el día que supo que estaba confinada y que desde entonces no ha dejado de hacerse preguntas. ¿Por qué? ¿Qué tipo de preguntas?
El día que nos confinaron empezó una crisis que me llevó a pensar sobre mi trabajo en el teatro, no me veía repitiendo los mismos modelos aprendidos, necesitaba encontrar otra forma de hacer las cosas y así comenzó Teatro Urgente.
¿Y ha encontrado respuestas? ¿Han encontrado respuestas a través del teatro y de este proyecto?
Lo que he encontrado son personas con las que poder compartir mis dudas, creo que eso es más valioso que encontrar respuestas. Una de esas personas es Juan Jiménez, director del Teatro Quique San Francisco y uno de los pilares de Teatro Urgente, su apuesta por este espacio ha hecho que crezcamos y estemos en constanteme movimiento, artistas como Juan Mayorga, Fernanda Orazi, Ernesto Caballero y Concha Hernández, que nos apoya por segunda vez incluyendo La mujer buena en el programa del Festival Ellas Crean.
El proyecto del que hablamos es “La mujer buena”. ¿Cómo definiría brevemente esta obra y a qué nos enfrenta, de qué habla, en qué llagas mete el dedo?
La mujer buena presenta una confrontación entre dos fuerzas: la fuerza de lo colectivo frente a lo individual. El colectivo tiende a rechazar aquellos impulsos individuales que percibe como un peligro que pone en riesgo su identidad. Mete el dedo en la llaga de lo identitario y de la superioridad moral asociada al género.
Háblenos un poquito de los personajes, ¿quiénes y cómo son?
Los tres actores de la compañía, Nerea Moreno, Alberto Fonseca y yo, interpretamos distintos roles durante la obra, Nerea y yo damos vida a dos mujeres que buscan la libertad desde lugares distintos, el resentimiento está en la base del conflicto y la conciencia de que están ante una libertad que las pone en un lugar de una enorme responsabilidad. Alberto pone voz a un influencer – filósofo y también interpreta a un actor joven que trabaja en una compañía de teatro.
En la obra usted explora el mito de la mujer buena, la moral y la verdad en el arte. Cuéntenos algo más de esas dos piezas y de sus inquietudes respecto a estos temas.
El teatro es el lugar en el que unas personas se encuentran para llevar a cabo un ritual antiguo, unos actúan frente a otros. La exaltación de este hecho asombroso aparece en la obra, exploramos el mito de la mujer buena y hablamos de moral, pero, ante todo, creamos un espacio de libertad y de pocas certezas. Nos interesa en este proyecto ampliar los límites de lo que puede decirse y mostrarse en el teatro.
Y al frente del barco, como es habitual, Ernesto Caballero. ¿Cómo es el montaje que ha ideado y qué significa tener a un director como él al lado?
Ernesto es un director dramaturgo y, en ese sentido, lo que el público verá será un texto que él confronta mediante la puesta en escena logrando que no sea una representación literal, sino una experiencia que se abre en todos los sentidos.
Dice Ernesto Caballero que Teatro Urgente es un oasis artístico. Para aquellos que aún no lo conozcan, cuéntenos algo de este proyecto, cómo surge y qué objetivos tiene.
Teatro Urgente tiene la aspiración de convertirse en un espacio en el que sea posible arriesgar desde la dramaturgia, la dirección y la actuación. El sentido del riesgo es muy importante para nosotros, no queremos hacer obras bonitas y educadas, queremos generar un lugar en el que los artistas sientan la confianza necesaria para exponerse, equivocarse y moverse con libertad.
“La mujer buena” es la cuarta producción de Teatro Urgente. ¿Qué hay que hacer, qué hay que tener, qué es necesario hoy en día para hacerse un hueco en la cartelera madrileña?
Una determinación a prueba de balas. No resulta fácil sostener una iniciativa como Teatro Urgente, tenemos la gran suerte de que vivimos en Madrid y aquí hay público tanto para la música clásica como para una pequeña banda de jazz, le debemos al público el haber podido llegar a esta cuarta producción.
¿Qué nos espera en el futuro? No sé si este colectivo que conforma Teatro Urgente tiene ya nuevas propuestas sobre la mesa…
Hablar del futuro en este momento resulta difícil, estamos atravesando un momento de incertidumbre que puede hacer que nuestras prioridades cambien de un momento a otro. El futuro de Teatro Urgente dependerá de que logremos algún apoyo institucional, empresarial y del apoyo del público, todo esto será importante a la hora de decidir si seguimos adelante, o no.