Hace un año elegía a Luisa Carnés para la primera producción del teatro con usted al frente. ¿Por qué hoy Calderón?
Porque me gusta muchísimo, porque mi formación viene de los clásicos, sobre todo de Lope, y me parecía interesante que el Fernán Gómez produjese un espectáculo basado en un texto clásico. Me pareció oportuno Calderón y me pareció, sobre todo, muy oportuna esta comedia porque hacía muchísimo tiempo que tenía ganas de hincarle el diente.
De todo Calderón, una comedia. ¿Está viendo el patio un tanto oscuro?
Acabamos de salir de una pandemia, de una situación económica muy apretada, estamos inmersos en una guerra a la vuelta de la esquina… Yo particularmente necesito luz y comedia, necesito alegría, frescura. No es que esté viendo el patio oscuro, es que el patio está un tanto apagado y se necesita un poquito de luz.
¿Cómo es este Calderón?
Es un Calderón efervescente, alegre. Es una comedia de enredo, de entradas y salidas, llena de vitalidad y muy joven.
¿Y los personajes?
Los personajes son don Juan, que es el galán, el caballero, que llega a esconderse a casa de su amigo, don Pedro. Por otro lado, están don Hipólito, que es un maldiciente, un personaje bastante impresentable, y Arceo, el criado de don Pedro. Y por otro lado están doña Ana, la enamorada, la muchacha absolutamente entregada al amor de don Juan; doña Clara, un personaje muy moderno, una mujer libre, que entra, que sale, que burla, con un profundo sentido del humor; doña Lucía, la dueña que cuida de doña Ana e Inés, la criada de doña Clara.
¿Cómo es la versión de Carolina África?
La versión que ha hecho Carolina tiene un profundo sentido del humor, como casi todo lo que escribe. Ha aligerado muchísimo y ha dado mucho valor a personajes que estaban quizás un poquito desdibujados. Ha dotado a algunas escenas de un ritmo del que carecían y, sobre todo, ha aligerado mucho el texto.
¿Por dónde respira su puesta en escena?
Hemos decidido situar la acción a finales de los años 50, principios de los 60, porque es una época que tanto a Carolina como a mí nos encanta y que nos parecía muy oportuna. Es un Madrid cincuentero, un Madrid sesentero, es el Madrid de “Atraco a las tres”, de “Las chicas de la Cruz Roja”, pero al mismo tiempo tiene ese glamour de Chicote, de esa Ava Gardner yendo a los toros… También hay un pequeño homenaje al cine de esa época, tanto al americano como al europeo como al español. El fanático del cine de esos años verá los guiños que hay a determinadas películas.
Pablo Béjar, Guille Calero, José Ramón Iglesias, Sandra Landín, Juan Carlos Pertusa, Alba Recondo, Nieves Soria y Ana Varela. ¡Menudo elenco!
Sí, es un elenco de primera. Tengo una suerte bárbara. Es un elenco muy joven y muy formado. La mayoría viene de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, tanto de La Joven como de la no tan joven, son gente que tiene mucha experiencia con los clásicos y gente con una capacidad de juego tremenda, que es lo importante para esta función.
Comenzábamos hablando de Luisa Carnés y está nominada al Max por su adaptación de “Tea Rooms”. ¿Nerviosa?
Estoy nerviosa, agradecida y emocionada porque me parece tan bonito lo que está pasando con “Tea Rooms”. No es solo el Max, son las tres nominaciones a los Premios Talía –a Carolina Rubio, al mejor espectáculo y a la dirección–. Produce muchísima alegría porque es un montaje al que le tenemos mucho cariño. Luisa Carnés nos está dando muchísimas satisfacciones y de alguna manera es reivindicarla, cuidarla y haber hecho un buen trabajo con ese maravilloso texto.
¡Qué necesario abrir ese camino también!
Sí, la reposición, las nominaciones, el éxito, ha tenido también varios premios MET… También ha coincidido con el éxito de la exposición de Las Sin Sombrero, lo cual indica que hay un interés enorme por descubrir a estas mujeres de la generación del 27 y que necesitamos ese conocimiento ahora mismo, nos es vital conocer a estas mujeres y disfrutarlas.
El año pasado nos decía que le gustaría que el Fernán Gómez fuese un centro efervescente. ¿Se está cumpliendo?
Estoy muy contenta con lo que está pasando, hay gente permanentemente en los vestíbulos, hay talleres, cursos, mesas redondas, las exposiciones están funcionando magníficamente, los espectáculos, los conciertos… Sí, poco a poco todo el equipo vamos consiguiendo que sea efervescente.
¿En qué otros proyectos anda Laila Ripoll que puedan contarse?
Ahora mismo estoy escribiendo un texto para la Compañía Losdedae, de Chevi Muraday, que me hace muchísima ilusión porque es la primera vez que hago una dramaturgia para danza y estoy también metida en otro proyecto, también de escritura. Realmente estoy volcada en la escritura ahora mismo.