Entrevista a Lola Blasco por Siglo mío, bestia mía

 Lola Blasco –dramaturga, directora, actriz– vio “El sueño de una noche de verano” de la compañía Voadora y le gustó tanto que pensó en que podían montar su “Siglo mío, bestia mía”. Mandó el texto a la directora Marta Pazos y esta le contestó con una frase de la obra: “Voy a hacerlo lo mejor que pueda”. No ha sido tan fácil como contarlo, pero juntas han levantado este barco y se han atado bien fuerte a su mástil para contarnos cómo no perder el rumbo en tiempo de catástrofes.  Por V. R.
¿Cómo es poder ver por fin estrenado el texto que le valió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016?

Es un momento dificilísimo para nuestro sector y para nuestro trabajo y poder tener el sostén del Centro Dramático Nacional es motivo de agradecimiento. Es un poco agridulce, hubiera preferido que se representase en otro momento en que personas de otras comunidades pudieran venir, pero, pese a todo, damos muchas gracias todos los días.


La obra habla de cómo no perder el rumbo en tiempo de catástrofes. Ni hecha a propósito para este 2020…

El mundo ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo y estamos todos bastante tristes como sociedad. El texto desgraciadamente apela a este tiempo y a cómo sujetarnos. Habla mucho del duelo, del duelo personal y también colectivo, y de adquirir herramientas para superarlo y para seguir a flote.


Usted escribió la obra en torno a 2015. ¿Cuáles eran las catástrofes entonces?

En aquel momento lo que me sorprende es que hay una especie de cambio, para mí empieza la época del terror y ahora estamos de lleno metidos en ella. Para mí el momento crucial en el que empieza a cambiar todo fue cuando empezamos a ver ajusticiamientos públicos, como el de Sadam Husein, que, además, se hace para provocar conflictos en toda esa zona. Es el conflicto que venimos arrastrando con los refugiados y sus consecuencias. A mí me parece que volvemos de alguna forma a un comportamiento medieval. Nuestro tiempo está marcado por las fronteras, por las murallas en definitiva, la xenofobia, el miedo al otro, una serie de comportamientos que nos acercan a esa época oscura que fue el medievo.


¿Qué nos hace no perder el rumbo, qué nos mantiene estables en tiempos de catástrofes? ¿El amor basta?

El amor es muy importante, debería regir nuestras vidas, pero a veces el amor no basta, hay que atarse también a los demás en la solidaridad. En la obra critico mucho el concepto de amor romántico, no sirve para mucho, el amor entendido en el sentido de compasión, de amor al prójimo es más sano. El amor sí, el amor siempre, las ganas de amar se las deseo a todo el mundo, pero sabiendo atarse a los demás.


¿Y el teatro? ¿El teatro también nos salva un poquito?

El teatro es como volver a algo de lo que teníamos antes y que hemos perdido en estos meses de pandemia. Volvemos a ser humanos, volvemos a ver caras, volvemos a empatizar con otras personas. El teatro nos salva, la belleza nos salva y a esos cables es a los que tenemos que atarnos con ocho nudos si hace falta.


¿Cómo se conocen Lola Blasco y Voadora y cómo surge este encuentro?

Yo fui a ver una obra de Voadora, “El sueño de una noche de verano”, y me gustó muchísimo el montaje plástico que habían hecho y pensé ‘pues igual podían montar “Siglo mío, bestia mía”’ (risas) y le mandé el texto a Marta. Marta lo leyó, tardó unos días y me contestó con una frase de la obra, que es “Voy a hacerlo lo mejor que pueda” y hasta el día de hoy. Nos ha costado bastante sacar el proyecto. 


¿Qué le han aportado Marta Pazos y Voadora a “Siglo mío, bestia mía”?

Lo han puesto en 3D y eso ya es maravilloso. Ves cómo todos se meten ahí en ese barco que han creado, que es una especie de barco ballenero, y le han aportado su lenguaje, su sello, esa plasticidad, ese trabajo con lo sonoro, que es muy interesante, y, sobre todo, han levantado el barco.


Usted habla de la cartografía emocional de una época. ¿Cómo es el mapa emocional de Lola Blasco en estos tiempos?

Yo estoy bastante tranquila (risas). Cuando empezó toda esta pandemia lo pasé realmente mal, estuve hospitalizada, lloré muchísimo, como todo el mundo. He llorado muchísimo, muchísimo, pero en estos momentos estoy mucho más tranquila. Tengo todo ese miedo terrible que sentimos por el trabajo, por el futuro…, pero he decidido tomármelo con más calma. En esta segunda ola que ha venido ahora, yo estoy como más colocada, lloré todo lo que tenía que llorar y ahora me estoy poniendo a la labor, al trabajo de todo lo que hay que hacer, que tenemos que levantar muchas cosas. 


Cuando terminen las funciones de “Siglo mío, bestia mía”, Lola Blasco se sentirá muy feliz y muy orgullosa si…

En la obra digo: “Quiero que la sal del mar deje en ti una sed insaciable de amarlo todo”. Si con la obra consigo que los espectadores salgan de allí con deseos de amar. Es muy ambicioso, pero a mí me encantaría (risas).


¿En qué más anda ahora mismo Lola Blasco? ¿Algún proyecto que pueda contarse?

Empezamos la gira de “En palabras de Jo… Mujercitas”, que acaba de terminar temporada en el Teatro Español, sigo con la gira de “Yerma” que protagoniza María León y luego para enero estrenaré junto con Rafael Rodríguez Villalobos, que será el director, una ópera, “Marie”, en La Abadía con música de Germán Alonso y con intérpretes maravillosos, está ahí Xavier Sabata, y en marzo regreso con “Música y mal” en el Teatro Fernán Gómez. 

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