Entrevista a Lucas Vidal por Trato de favor

 
Escritor, presentador de TV, guionista, periodista, profesor y uno de los rostros más populares, simpáticos y carismáticos de nuestro país. Más de 40 años de carrera, zarzuela, ópera, teatros y festivales, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Honorífico de los Premios Ópera XXI y uno de nuestros más grandes directores. Aplausos y ovaciones, grandes críticas, premios como la Medalla de oro al mérito en la Bellas Artes, referente de la lírica en nuestro país y nuestra soprano más internacional. Ha sido el compositor más joven en Hollywood con la banda sonora de “Fast & Furious”, ya ha ganado un Emmy y dos Goya y es uno de los compositores españoles de mayor reconocimiento internacional. Boris Izaguirre, Emilio Sagi, Ainhoa Arteta y Lucas Vidal. Póquer de ases para este estreno absoluto en la Zarzuela. Por VANESSA RAMIRO.
 
¿Se han parado a pensar en la cantidad casi indecente de talento que se ha reunido en torno a este proyecto? 

(Risas). Sí, es una pasada poder trabajar con gente tan talentosa cada una en su mundo y eso al final es lo que más me motiva de estos proyectos. El talento y también poder llegar a gente que no necesariamente conozca lo que es una zarzuela o la ópera y que se lo pasen bien y disfruten.


¿Qué tiene que ver Lucas Vidal con la zarzuela, qué le une a ella?

Mucho. En primer lugar, en mi casa desde que tenía tres años lo único que se oía era música clásica. No había otros cds que no fueran música clásica, luego mi hermano mayor ya empezó a comprar más Queen, Michael Jackson, pero yo me he criado básicamente con la música clásica. Mi dilema haciendo legos era si poner Wagner o poner Shostakóvich. Era muy loco.

Eso unido a que me encantaba improvisar… Yo tocaba el piano y la flauta, pero luego me imaginaba en el estilo específico de lo que estaba tocando seguía tocándolo, si era clásico, clásico, si era romanticismo, romanticismo, barroco, barroco. Tenía como esa pulsión por crear y por improvisar. Y a esto si se le suma un organillo que tenían mis padres… Un organillo donde tienes diferentes chotis y demás y vas moviendo la clavija y en función de cuán rápido vayas se va moviendo el tempo y demás… Estaba yo obsesionado con ese organillo. Entonces siempre me ha marcado mucho el chotis, luego el pasodoble y la zarzuela por consiguiente y he oído muchísimo de toda la vida. 


¿Cómo se vive el inminente estreno absoluto de una zarzuela contemporánea en el mismísimo templo del género?    

Es un reto y una responsabilidad. Sí que tenía yo claro como compositor que quería algo cercano a la gente, cercano a las nuevas generaciones, algo donde la gente de alguna manera se pudiera también reflejar. Tanto el guion como la música, incluso a nivel armónico, es más afín a la gente que no necesariamente entienda de ópera o de zarzuela. Esto es muy importante, no es una zarzuela contemporánea con música contemporánea o rozando registros como la atonalidad o el dodecafonismo, al revés, esto es una zarzuela casi tirando al musical, muy tonal, muy divertida y que se entiende muy bien. Porque sí quería que todo el mundo la pudiera entender, que fuera para todos. 


¿Qué nos contaría de “Trato de favor” para ir abriendo boca?

“Trato de favor” es zarzuela, es musical, es ópera, es música clásica, pero es pop. Es algo muy especial (risas). Todo lo que he dicho lo pones en una batidora y pum, sale “Trato de favor”.


Imagino que ha trabajado mano a mano con Boris Izaguirre, también con Emilio Sagi. ¿Cómo ha sido?  

Ha sido maravilloso. Con Boris hemos estado mano a mano, él iba haciendo el guion y yo le iba sacando palabras, sobre todo en la música. Yo entiendo muy bien lo que es el ritmo de las palabras y la estructura, entonces le iba haciendo preguntas para que él sacara palabras y yo las iba como poniendo en orden. Ha sido un proceso muy divertido, hemos estado viéndonos todas las semanas durante tres años, y cambiando cosas, imaginándonos cosas… Ha sido una colaboración total, tanto a nivel de libreto como a nivel musical.


¿Tener a un compositor joven al frente de una zarzuela contemporánea puede llevar a nuevos públicos a este teatro?  

Yo creo que sí. Desde luego cuando me llamó Dani Bianco para ofrecerme hacer esta zarzuela, que además yo ya andaba pensando en hacer algo con cantantes y demás, fue en un momento genial de mi vida y fue muy orgánico todo en esta primera llamada. Lo que sí tenía claro era que al final quería que la gente se lo pase pipa, sobre todo la gente joven, que vaya y que se parta de risa y se lo pase muy bien.

Lo que más me ha fascinado es la orquestación, a mí me gusta mucho la orquestación, es decir, por qué pongo un instrumento y no otro en su momento, tenemos una gran orquesta, con piano también, tenemos todo un coro, solistas… ¿Cuánta gente puede haber en el escenario? Como unas cien personas y a nivel técnico es complejo elegir quién toca, de qué manera toca y ese proceso para mí, dentro de lo que es la composición, es de lo que más me gusta. Además, todo tiene un sentido dramático que yo he ido aprendiendo con grandes de la música clásica, como es Richard Danielpour, que es un grande de la ópera en Estados Unidos y el haber estudiado en College of Music sobre todo en Juilliard ha hecho que pudiera entender bien la dramática de la ópera y de la música orquestal.


No puedo evitar tener a un póquer de ases como este y no preguntarles por proyectos próximos…  

Estoy por un lado con series y películas. Ahora estoy metido en “sagrada familia”, la segunda temporada, estoy haciendo “Las azules”, que es un proyecto muy potente de Apple sobre las primeras policías mexicanas del DF, estoy con la segunda temporada de “El inmortal”, también estoy con otro proyecto “ni una más”, una serie que va a tener mucho tirón en Netflix y sigo con mis conciertos de música electrónica y también estoy preparando un proyecto de música clásica contemporánea. 

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