Entrevista a Lucía Carballal por La resistencia

“La resistencia es como apretar con fuerza una tiza contra una pizarra. Una disección dolorosa de las dificultades de conciliar ambición y amor. ¿Se puede ser feliz sin sentir la admiración de tu pareja?”. Con estas palabras, Israel Elejalde –director de la pieza– nos invita a descubrir la intensidad de una relación de pareja de escritores –interpretados por Mar Sodupe y Francesc Garrido– en la que está por ver qué lugar ocupan la admiración, el éxito, el paternalismo o el amor. Charlamos con Lucía Carballal, la madrileña que se ha ganado un lugar muy merecido en la dramaturgia actual con títulos como “Los temporales”, la autora de este face to face entre alguien que vive para novelar y alguien que novela para vivir. Por ANA VILLA Fotos NATA MORENO
 
¿Qué define “La resistencia”?

La voluntad de llegar hasta el corazón de una pregunta muy concreta e incómoda. Es una obra velada pero directa en la que Israel Elejalde y yo hemos sido muy ho-nestos, cada uno en su área.


¿Qué temas y sentimientos destila esta pieza?

Seguramente todos conocemos a alguna pareja en la que uno tiene más éxito que el otro y en la que sentimos que ese desequilibrio afecta a todo lo que esa pareja es. “La resistencia” entra en ese lío que, en cierto modo, es un tabú. Tirando de ese hilo, la obra aborda muchas preguntas, entre ellas, cuál es papel de la admiración en eso que llamamos ‘amor’.


Este texto surgió de la beca para autores contemporáneos de Teatro Kamikaze. ¿Qué supuso para usted este reconocimiento, a nivel personal y profesional?

Recuerdo cuando me llamó Israel Elejalde para decírmelo. Yo apenas le conocía personalmente y esa voz grave a través del teléfono me hizo sentir que las cosas iban bien. Es una gran iniciativa para los autores y para mí ha sido un impulso, sin duda.


¿Quiénes y cómo son los personajes que protagonizan la pieza y cómo es la relación que existe entre ellos?

Tienen en torno a 50 años, ambos son novelistas y llevan diez años siendo pareja. Mientras él está consagrado como novelista de primera línea, ella lucha por ocupar también esa posición. Una posición que ella cree merecer. La cuestión es si esa falta de reconocimiento no es algo que sucede solo ahí fuera, sino también por parte de él, a un nivel muy íntimo. Si eso es así, ¿pueden estar juntos?


Para usted, ¿qué es lo más impactante de esta función?

La función es una conversación a tiempo real. Me parece impactante ver a una pareja que, como cualquier otra, ha normalizado una manera de hablarse y de funcionar que desde fuera es terrible por momentos.


¿Y esa frase ‘lapidaria’ que no se cansa de releer o escuchar?

Hay una que, quizá, resume la obra: “Las palabras provocan acontecimientos, pero no por ello debemos temerlas”. La obra también trata de atreverse a hablar.


¿Qué ha aportado la dirección de Israel Elejalde a esta creación?

El espectáculo es suyo, no sólo porque sea el director, sino porque hay una visión muy involucrada y personal por su parte, un compromiso muy fuerte con lo que se está diciendo ahí. Creo que, de todo lo que ha hecho con esta obra, lo más valioso para mí es que ha rescatado lo que pasa ‘en el fondo’ del texto y lo ha hecho visible. Siento que me ha sabido ver, que me ha entendido y que estamos contando algo juntos. También destacaría su trabajo con los actores: Francesc Garrido y Mar Sodupe.


Obras precedentes como “Los temporales” o “Una vida americana” han dado buena cuenta de su excelencia dramatúrgica. ¿Cuáles son sus objetivos profesionales a corto, medio y largo plazo?

Gracias por esa consideración. Tengo un compromiso muy fuerte con mi trabajo. Mi gran objetivo es escribir cada vez mejor, tanto en teatro como en audiovisual. Conocer compañeros, equipos. Crecer. Siento mucha pasión por lo que hago. También me gustaría dirigir.

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