¿Qué historia nos sirve este texto?
Por encima de todo, la de una amistad. Tres amigas se reúnen en un hotel por petición de una cuarta amiga que ha fallecido. Esta amiga, Bárbara, era treinta años menor que ellas, y de manera póstuma les hace una petición algo impertinente: revisar su vida desde una óptica particular. Así es como afloran las distintas visiones de unas sobre otras, un juego de espejos en el que los reflejos son ambiguos, contradictorios… La obra habla sobre las contradicciones que nos construyen y sobre la naturaleza resistente de la amistad.
¿Qué le condujo hasta esta idea?
Quería escribir sobre la generación de mi madre por la fascinación que me produce. Necesitaba plantear preguntas sobre qué ha significado ser mujer para esas madres nuestras, cuál ha sido su historia, cómo se miran entre ellas y cómo se sienten ante la mirada de la generación posterior.
En escena, tres mujeres con tres relatos vitales. ¿Cómo es Susi?
Interpretada por Ana Wagener, Susi es una mujer burguesa, construida en el hedo-nismo, la irreverencia… una mujer cínica y divertida que ha roto todos los moldes pero que siente que no pasa “el examen de los tiempos” por el hecho de que no se ha desarrollado profesionalmente.
¿Qué nos dice de Carmen?
Carmen –Mona Martínez– es una arquitecta que conoció el éxito y que nunca cons-truyó una pareja, una familia, etc. La cono-cemos en un momento en que su imperio profesional se derrumba y comienza a ha-cerse preguntas sobre sus decisiones. Su relación con Bárbara aborda un tipo de maternidad inusual.
Y por último, Encarna…
Interpretada por Amparo Fernández, es una mujer pragmática, con una visión más sencilla y despreocupada de la vida. Eso hace que se sienta excluida de alguna manera. Es uno de esos personajes que reivindican la dignidad de lo sencillo.
¿En qué sentido se produce el mayor conflicto de la pieza?
El conflicto está entre lo que estas mujeres son y lo que las demás necesitan creer que son. Todas reivindican que las demás las “lean” de otra manera.
¿Cómo es el contexto de empoderamiento feminista que se desprende en esta pieza?
Las mujeres de esta obra han hecho su vida, han roto radicalmente con la generación de sus madres. Es la generación de las grandes conquistas para las mujeres en este país. Sin embargo, la mirada de la joven Bárbara parece exigirles aún más, algo que cada personaje encara de una manera distinta. Me apetecía indagar en las distintas relaciones que podemos tener con toda la revolución que está teniendo lugar “ahí fuera” y dentro de nosotras mismas. Hay una mirada plural e integradora, no dogmática.
La obra está repleta de momentos sorprendentes e inesperados…
Así es. La directora Carol López ha construido esta obra como una de esas fiestas en las que pasa de todo, con un enorme sentido lúdico y con una gran voluntad de acercarse al espectador. La música en directo de María Rodés –y de Tulsa en algunas funciones– es algo muy genuino y valioso de la función que también resulta llamativo.
¿Cómo es esa frase de la pieza que bien podría ser enmarcada por su elocuencia o significado?
Hay una que es casi como un lema de la función: “Todas tenemos derecho a alguna contradicción”.
¿Qué hace de esta función algo tan recomendable?
Que plantea cosas que nos importan con un enfoque nuevo o, al menos, poco común con tres actrices extraordinarias. Muchos espectadores nos dicen que es una obra que les apetece regalar. Es de las cosas más bonitas que pueden decirte.
¿En qué otros proyectos podremos encontrar su firma próximamente?
Llevo tiempo siendo guionista de la serie “Vis a vis” de Globomedia / Fox y la quinta temporada se emitirá el año que viene. Además, este mes se presentará el proyecto sonoro “Storywalker: de Qingtian a Usera” sobre la comunidad china en Madrid en el que yo he hecho la dramaturgia.