¿Qué es “Marat-Sade”?
Un sueño que tuvo Peter Weiss, un juego de metateatro en el asilo de Charenton, lugar histórico dentro de las cárceles e instituciones de salud mental de la época de la Revolución Francesa –estamos hablando del año 1793–.
¿Qué propone este espectáculo?
La representación de un diálogo, una confrontación de ideas y de discurso entre Jean Paul Marat –el revolucionario jacobino– y el Marqués de Sade, quien estuvo ingresado en esta institución. Aunque se sabe que no tuvieron relación, Peter Weiss hace una representación de un encuentro ficticio dentro de Charenton, donde están todos los locos y las locas. Representa los últimos días de Marat y su muerte en manos de Charlotte Corday, uno de los grandes magnicidios de Francia.
¿Qué resultado genera esta trama?
Una gran bufonada sobre la contradicción humana que señala los vicios del ser humano. Esta es una obra completamente filosófica. Después de las propuestas de Marsillach, Narros, Andrés Lima o Ricardo Iniesta –que son los que han llevado “Marat-Sade” al gran formato–, traemos esta nueva versión, que es un montaje sorprendente y revelador ubicado en un espacio poético –he huido del realismo– que ocurre en un lugar del no tiempo con muchos estilos musicales que van desde el trap hasta lo más clásico.
¿Qué otras grandes cuestiones plantea la obra?
Colectivo o individual, revolución o nihilismo, ricos o pobres, vida o muerte. Esas son las tensiones en un juego de oposiciones muy interesante donde podemos ver al Marqués de Sade –que es el nihilista– y a Marat –que es el revolucionario–.
¿Qué caracteriza al personaje del Marqués de Sade?
Estuvo ingresado durante más de una década en distintas penitenciarías, entre ellas La Bastilla y, por sus escritos licenciosos y pasados de moralidad, fue encarcelado en gran medida a causa de la suegra, que no quería que su yerno escribiera ese tipo de literatura. Lo encerraron y, durante todo ese tiempo, escribió algunas de sus mejores obras. Vemos un personaje con cierta amargura, pero con un punto vital, fogoso, sexy…
¿Por qué ha elegido a Nacho Fresneda para este rol?
Yo quería que fuera vigoroso. En teoría, el Marqués tenía un poco más de edad, como unos 70 años cuando estuvo en Charenton, pero he querido bajarlo de edad para encontrarle con un discurso todavía fogoso y vivo frente al personaje de Marat, que es un enfermo que está metido en su bañera –imagen icónica de la pintura mundial con el cuadro famoso de Jacques-Louis David de Marat muerto en la bañera–.
¿Cuál es el ideal de este icónico Marat encarnado por Juan Codina?
Él representa la justificación de la sangre y de la violencia para poder llegar al fin. Creo que la violencia es uno de los grandes temas que tiene la función. Es interesante cómo se justifican la muerte y las guillotinas. Todo esto sucede en los llamados años del terror y, mientras que para el Marqués la muerte es un fin, para Marat es un medio. Es un combate muy interesante de ver.
En suma de todo, ¿por qué recomienda este estreno en Naves del Español?
Porque es una obra que te invita a reflexionar sin indicarte lo que tienes que pensar, porque es un musical, porque las coreografías del coreógrafo israelí Sharon Fridman van a ser impresionantes… Va a ser un espectáculo muy completo que van a disfrutar mucho por su belleza y reflexión.