Entrevista a Manuel Carcedo Sama por Karpas Teatro

¿Malos tiempos? ¡Buen teatro! Algo así parece ser el lema de este valiente e incansable proyecto que, lejos de apagarse ante la adversidad, brinda a su público una doble programación con la lujosa firma de Miguel Mihura: “Melocotón en almíbar” y “Tres sombreros de copa”. Charlamos con el capitán de este barco llamado Karpas Teatro, Manuel Carcedo Sama. Por ANA VILLA
La programación de marzo en Karpas Teatro cuenta con un nombre propio como factor común: el gran Miguel Mihura. ¿Por qué esta elección?

Porque, como diría un castizo, “no está el horno para bollos”. Creo que Mihura –Académico de la Lengua, Premio Nacional de Literatura y por dos veces Premio Nacional de Teatro– escribió con notable ingenio cómico para un público con la sonrisa helada por el Régimen y una enorme necesidad de reír para olvidar, para no enterarse y no sentirse cómplice.


“Tres sombreros de copa” se considera una de las obras maestras del teatro humorístico de Mihura. ¿Qué caracteriza la versión que usted dirige, cuáles son sus puntos fuertes?

Es una de las obras maestras del teatro en general. En ella Mihura despliega un enorme ingenio con el que maneja a su antojo el absurdo para explicitar, sin dramatismos, lo dramático de aquella España en blanco y negro.


¿Qué momentazo destacaría?
El instante en el que el comediógrafo alumbra la gran idea de escribirla.

Además, podemos disfrutar de “Melocotón en almíbar”, obra algo menos conocida que la anterior. ¿Por qué ha querido subirla a escena?

Tal vez porque es una de las más inteligentemente hilarantes de Mihura, con una trama ingeniosa basada en un conflicto de situación que nos aleja por un tiempo del conflicto de fondo en el que el mundo se encuentra inmerso en estos tiempos.


¿Qué historia nos plantea esta obra y en qué aspectos ha querido incidir con su dirección?

La historia –aunque urdida con el ingenio y la solvencia de este autor– es lo de menos. Yo cifro su valor en este concreto momento y disfruto viendo reír a carcajadas a un público que, durante un tiempo, se olvida de lo que está ocurriendo en el mundo… ¡y no es un milagro!


¿Qué fortaleza hace de esta función una opción muy recomendable para los amantes del teatro?

La fortaleza de esta obra reside en el hecho de sustentarse en el ingenio de una situación –por otra parte sencilla– que atrapa al espectador y le hace olvidar durante casi dos horas el horror en el que estamos inmersos en estos momentos.


El teatro y la cultura en general atraviesan un momento muy delicado debido a la pandemia. ¿Cómo afronta usted esta circunstancia y de qué manera está trabajando para mantener vivo su proyecto en Karpas?

El teatro y la cultura en general siempre han atravesado ‘momentos delicados’… Hoy están más que nunca obligados a plantar cara. Y eso hago, acompañado por toda mi gente, desde Karpas Teatro. Al final, ganaremos la batalla y estaremos eternamente en deuda con los que se fueron antes de conseguirlo.

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