Entrevista a María Folguera en el especial Dramaturgos a escena

 Escritora, directora de escena, dramaturga, gestora cultural y directora artística del Price, estrena en el CDN “Elena Fortún”, obra que firma y dirige. Ha escrito, dirigido y publicado “La guerra según Santa Teresa”, “El amor y el trabajo” e “Hilo debajo del agua”. Sus textos “La hermana y la palabra” y “La blanca” también se han llevado a escena.
 
¿Cómo fue aquel primer momento en que vio por fin montada sobre las tablas una obra suya? ¿Cuál fue, qué sintió, cómo se vive ese momento?

Casi siempre he dirigido yo mis propios textos, de manera que ante todo he sentido los nervios del director, atenta a cada parpadeo, alerta con cada pausa, catastrofista en los pequeños o grandes errores. El año pasado, en el Cervantes Theatre de Londres, fue la primera vez que me vi en la piel de la dramaturga “pura”, asistí a la función de “La blanca”, un monólogo que escribí para la actriz Anahí Beholi y que ella presentaba. Salí del hotel, llegué al teatro, me senté a ver la función. Fui muy feliz.


¿De dónde nace su pasión por el teatro?

Quizá fue mi madre; ella me llevaba desde muy pequeña por toda la agenda cultural madrileña (y así seguimos, aunque a veces también la llevo yo). Recuerdo descubrir, de su mano, el teatro de sombras, los títeres, el teatro musical, el circo contemporáneo, el teatro clásico, la zarzuela. Atesoro grandes funciones en mi memoria. Allí mismo, mientras veía a Adriana Ozores hacer de Don Gil de las Calzas Verdes, dirigida por Marsillach (lo acabo de buscar, era 1994), pensaba, “Yo quiero trabajar en esto”.


¿Por qué escribe María Folguera y qué le lleva a escribir?

María Folguera se pregunta cada día por qué necesita este juego. Cuando ha pasado tiempo sin escribir o sin hacer teatro se ha convertido en una figura trágica, una especie de mujer troyana que espera el resultado del sorteo entre los guerreros aqueos. Lo único que se le ocurre para salir de la playa donde se prepara una partida ajena es inventarse cuentos.


¿Cómo describiría ese proceso desde que se sienta por primera vez ante el papel en blanco hasta que pone el punto y final?

Empiezo con mucho miedo. Me parece que me embarco en un mar gigante y oscuro y quiero llegar allí, pero no sé a cuánto está allí. Cuando los demás me ven llegar desde el otro lado y me hacen señales siento la gran alegría del reconocimiento, el viaje ha terminado, no me he perdido, no soy el Holandés Errante, he vuelto a casa y traigo un texto entre las manos, tal y como prometí.


¿Quiénes son los referentes y cuáles son las claves del teatro de María Folguera?

Mis referentes son Eurípides, Jardiel Poncela, Angélica Liddell, Koltès, Lope de Vega, Peter Brook, Teresa de Jesús, Woody Allen, Ana Mendieta, Concha Piquer, Hannah Wilke, Marisol y un largo etcétera. Como clave, una frase de Carlos Marqueríe, “Mejor cursis que cínicos”, a ella me acojo cuando tengo miedo de resultar demasiado sentimental.


¿Cómo se llevan la María Folguera dramaturga y la María Folguera directora? ¿Se respetan, se boicotean?

Nos llevamos muy bien, somos muy razonables las dos y para negociar recortes y reescrituras nos valemos de la memoria -cuál fue la intención inicial- y la previsión -imaginar la sala llena o semivacía, los minutos que pasan, las atenciones que se distraen.


Cuando dirige, ¿mejor un texto suyo o no necesariamente?

No necesariamente.


¿Qué obra de teatro de todos los tiempos le hubiera gustado escribir y por qué?

Cuarteto, de Heiner Muller. Por bella.

NOTICIAS RELACIONADAS

Lo más leído
REVISTA TEATROS GRATIS

¡Apúntate a nuestra newsletter!

Recibirás un email semanal con la revista completa, la actualidad destacada y ventajas exclusivas.