Entrevista a María Uruñuela por Mujeres con muchas tablas

 Dramaturga, directora de escena y actriz, ha liderado varios proyectos de microteatro y tiene experiencia en el campo de la performance. La hemos visto en títulos como “Antígona”, “Incendios” o “La boda” y en marzo en “Duelo”.
¿Por qué escribe María Uruñuela? ¿Desde cuándo lo hace y qué historias le gusta contar?

Mi madre conserva poemas de cuando tenía ocho años, así que esta pregunta es casi para un psicoanalista. Yo creo que la escritura es una forma de resolver algo, un conflicto, una inquietud, una emoción. El texto es a la vez tensión y liberación.


¿Cómo se llevan la María Uruñuela dramaturga y la María Uruñuela directora y esta con la María Uruñuela actriz? ¿Es un trío fácil o tiene sus días?

María dramaturga y María directora no se entienden la una sin la otra, aunque eso suene a relación tóxica. Me cuesta más considerarme actriz, se me cuela el síndrome de la impostora. A veces por el bien de todas se disocian, pero suelen complementarse bien: escribo con instinto, dirijo con cabeza y actúo con el alma.


¿Cómo es como directora, cómo se definiría?

Confío mucho en el proceso, en el cariño y en el compromiso. La obra dura una hora y los ensayos cien, el fracaso es no disfrutar del trabajo diario, los resultados ya llegarán.


En marzo podremos disfrutar en El Umbral de Primavera de “Duelo”. Cuéntenos un poquito qué es, cómo definiría esta obra y a qué nos enfrenta.

Con Duelo viajaremos a una madrugada oscura. Nos guiará una cantante de coplas que se desenvuelve entre elegancia y suciedad y que, hastiada de los hombres y la noche, rememora sus batallas perdidas para enfrentarnos  a una cruda realidad.


Duelo es el título de una obra que apela al espectador para, entre otras cosas, indagar en lo más profundo de las relaciones de género. Y en este diálogo usted da voz a la mujer. ¿Por qué?

Quien alcanza el poder de la palabra es quien logra elaborar el discurso. Las mujeres estamos empezando a construir nuestro relato, todavía falta recibir algo tan importante en la interpretación como es la escucha. Además de tener la palabra, es fundamental tener atención.


En el germen de este proyecto había dos preguntas: ¿Cuánta violencia soporta una mujer a lo largo de su vida? y ¿por qué las mujeres no reaccionamos con violencia ante toda la que recibimos? ¿Alguna respuesta? ¿Nos falta lucha?

Es curioso cómo siempre se habla desde términos marciales: luchar, pelear… A mí me interesan más otros lugares. Lo que nos falta no es lucha, lo que nos falta son oportunidades, referentes, reconocimiento y respeto.


Como dramaturga, ¿cree que estamos consiguiendo por fin escribir en España personajes femeninos tan potentes como los masculinos?

Me encuentro con gratas sorpresas a la vez que decepciones. La representación femenina no puede quedar solo en manos de autores masculinos. Hay experiencias que atraviesan a las mujeres y nadie va a retratar mejor que nosotras.


¿Qué espacio poseen las mujeres en este oficio, en el teatro, como dramaturgas, como directoras, como actrices, como empresarias? ¿Se puede hablar de paridad o, como a veces sucede, una mujer tiene que demostrar siempre un poquito más?

Siento que las mujeres estamos mucho más en el punto de mira. La validez masculina se da por hecho, nosotras tenemos que demostrar continuamente lo que sabemos y eso supone una carga mayor de esfuerzo, energía y lo más duro de todo, fe en una misma.


¿En qué otros proyectos anda María Uruñuela, algo que pueda contarse?

Ahora mismo me encuentro inmersa en otro proyecto que versa sobre la salud mental con perspectiva de género. Nunca había relacionado estas dos temáticas a pesar de que siempre me habían interesado y estoy encontrando zonas en común muy interesantes que estoy deseando compartir con el público.

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