¿Qué es “Siempreviva” y cuál es su tema piramidal?
Es una función del autor americano Don DeLillo. Se trata de una tesis acerca de la muerte y, más concretamente, de la eutanasia. Justo hace unos días se aprobó la eutanasia aquí en España, por lo que creo que es un tema muy adecuado.
¿Qué historia traslada la pieza?
Todo gira en torno a un personaje enfermo –Álex–. A su alrededor está su mujer actual –Lía, mi personaje–, una de sus exmujeres – Toinette– y su único hijo –Sean–. Es el encuentro entre todos ellos en casa de Álex.
¿Cómo es Lía, su rol escénico?
Lía es la esposa de Álex, una mujer joven. Tienen una unión muy fuerte y muy especial a todos los niveles: en la vida, en lo artístico, en lo amoroso… Lía está en un momento en el que todo es muy frágil, porque la persona que ama está en unas circunstancias en las que tiene que decidir entre la vida y la muerte. Es un personaje muy espiritual, conectado con otras cosas no tan terrenales. Defiende mucho la vida en su discurso, el derecho a sufrir, el plantearse por qué y para qué hemos venido aquí. Cuestiona algo más.
¿Cómo afronta ella este conflicto?
Ella al principio se posiciona en contra de inducir a Álex a la muerte, en oposición a los otros dos personajes.
Y usted, ¿qué opinión tiene acerca de la eutanasia?
Es un tema muy delicado, no sé cómo reaccionaría. Yo creo que todo el mundo tiene derecho a decidir qué quiere hacer con su vida, si está sufriendo, si quiere o no acabar con ello. Pero entiendo la posición de mi personaje y es ahí, cuando te pones en las cabezas de todas las personas, que puedes llegar a entender todos los puntos de vista. Eso es lo bonito. En una decisión así se mezcla la familia, la gente que está alrededor… no es solo blanco o negro.
En suma de todo, ¿por qué considera “Siempreviva” un estreno recomendable para el público general?
Siento que es un momento en el que estamos todos muy sacudidos por lo que está pasando con el Covid y, esta función, en ese sentido y sin pretenderlo si quiera, puede llegar a ser un poco sanadora, como un espacio para nombrar y hablar de todo esto más allá de lo prosaico. Llega en un momento muy fuerte, la muerte ahora mismo está muy latente, y veo importante que el teatro sea un resonador de las emociones humanas. “Siempreviva” es un espejo de todo eso.
Marina, usted es una intérprete popular en cine y TV, pero la hemos visto un poquito menos en teatro. ¿Qué le ha aportado este otro medio en su trayectoria?
El teatro es muy importante para mí, es esencial, porque te da la oportunidad de investigar, de profundizar. Disfruto mucho de pertenecer a un grupo, a unos compañeros. La creación colectiva me estimula mucho.
Uno de los momentos más importantes de su carrera como actriz:
Eso al final nunca lo sabes. Algunos fueron importantes porque te dieron más reconocimiento, pero luego echas la vista atrás y ves que a lo mejor en ese otro trabajo conociste a alguien que supuso una unión muy importante en tu vida, te cambió y eso llegó a impulsar otras cosas. Es verdad que, por suerte, tenemos una profesión tan bonita que mezcla todo: la vida, el trabajo, la amistad, las obras, los temas…
Si escribiera la carta a los Reyes Magos con un deseo profesional y otro personal, ¿cuáles serían?
Trabajo y salud. Estar rodeada de la gente a la que quiero y seguir desarrollándome. Claro que todos tenemos fantasías y, por soñar, te diría que sueño con trabajar con Meryl Streep, Penélope Cruz, etc, pero a veces la vida te da un golpe de realidad y en este momento, con la sacudida que estamos viviendo, hay algo que te ancla a la tierra y te hace valorar más las pequeñas cosas.
