¿Quién fue Carmen Díez de Rivera?
Una mujer que tuvo muchísimo papel durante la transición de la dictadura a la democracia y a la que no se recuerda en su justa medida.
¿Y cómo era Carmen?
Era una mujer muy contradictoria. Le pasó algo siendo muy joven, algo muy parecido a una tragedia griega, y toda su vida la dedicó a luchar por eso que le había pasado de joven. Ella venía de una familia aristocrática, pero acabó luchando por los derechos de todo el mundo, por la libertad y por la igualdad. La función se centra en los meses frenéticos en los que ella luchó con todas sus fuerzas para convencer a estos franquistas, que eran Suárez, incluso el rey, de que se tenía que legalizar al Partico Comunista para llegar a alguna democracia creíble en Europa.
Una mujer adelantada a su tiempo: ecologista, feminista… y olvidada. ¿Por qué?
Justamente por eso, probablemente. Y luego por la época que le tocó vivir. Ella estaba rodeada de estos dinosaurios que, además, como era guapa, aristocrática, ojos azules y rubia, todos se la querían tirar. Tuvo que ser agotador para ella, pero fue consecuente hasta el final. Cuando dejó la primera línea política de España acabó siendo eurodiputada y ecologista y siempre con sus mismas casusas.
Luchó hasta el final por todo en lo que creía, no fue de ningún partido, en algunas cosas era muy de izquierdas y en otras no tanto. Nunca fue comunista, pero tuvo mucha querencia por La Pasionaria; le cayó muy bien Carrillo, pero era monárquica. Con lo cual, poliédrica, pero muy valiente. Una política incómoda, una persona dura, arrogante podía parecer, le interesaba, sobre todo, la gente inteligente, podía ser bastante cruel con los que no lo eran, pero al mismo tiempo luchó toda su vida por la igualdad de los ciudadanos, por la democracia y por una España de progreso.
Ahora esta obra de Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García viene a recuperar su figura. ¿Qué vamos a ver?
Yo estoy muy agradecida de que no hayan hecho un biopic. Queremos hablar de sus ideas, de sus creencias, de sus voluntades, de su discurso y de su lucha. Lo que se va a encontrar la gente es un personaje que no conoce, porque muy poca gente la conoce y el drama personal menos aún, y vamos a ver también a Adolfo Suárez, al rey y esos días frenéticos en los cuales todo se improvisaba y en los que había que ser muy valiente.
¿Quiénes son el resto de personajes?
Estoy feliz. Nos hemos juntado cuatro actores que tenemos muy claro que lo importante es lo que estamos contando. Está Oriol Tarrasón haciendo de Adolfo Suárez, Víctor Massán, de Juan Carlos y Ana Fernández, de la madre, de esta marquesa de Icaza, tan digna y tan exquisita, que le escondió a su hija durante diecisiete años que no era hija del marqués. Carmen adoraba a su madre y cuando se enteró el crujido que se produjo dentro de su corazón y de su estómago fue tremendo, porque, además, ella se enamoró locamente de este hermano. Todas sus relaciones posteriores fueron superficiales porque nunca encontró esa mezcla de comprensión, amor y ternura. Nunca más.
Y al frente del montaje, Fernando Soto.
Es muy divertido (risas). Nos reímos muchísimo con él porque es un gran payaso y para esta función quiere que no sea un tostón discursivo, quiere que sea ágil. Tiene clarísimo cómo lo quiere montar y vamos muy sobre seguro.
¿Hay una Carmen Díez de Rivera hoy?
Ay, no lo sé, yo no la conozco (risas). Supongo que hoy en día es más difícil, todo está tan mediatizado, las redes sociales… No sé si hay políticas como ella hoy, creo que no, porque todo se ha vuelto mucho más cínico y a esta mujer le podían realmente sus ideas, sus causas.
Ahora que la conoce un poco, ¿qué le gustaría preguntarle si la tuviese delante?
Me encantaría, ¿eh? Seguro que era una mujer fascinante. Como me está cayendo tan bien le preguntaría por qué no fue más inteligente y buscó la manera de ser feliz, por qué no optó por el sentido del humor y por dejar todo e irse a esa isla a nadar en el mar, que era lo único que le hacía sentirse libre y en paz con ella misma.