¿Recuerda la primera vez que vio representada una obra suya? ¿Cuál fue y qué sintió, cómo se vive un momento así?
La primera vez que vi representada una obra mía tenía 19 años, la obra se llamaba “Mañana me caso” y la hacía un grupo que dirigía yo, Armando no me llama. Fue la primera vez que sentí que escribir teatro era algo que realmente me apasionaba y lo que sentí fue emoción por ver a un equipo muy joven trabajando en un proyecto común.
¿De dónde surge su pasión por el teatro?
Mi pasión por el teatro surge de mis años de instituto, de una profesora, carmina, que consiguió inculcar el amor por el escenario a un grupo de adolescentes que entonces estudiábamos segundo de BUP. Y también de mi madre, que es una gran amante del teatro y que me ha contagiado su amor por la lectura.
¿Por qué escribe Nando López? ¿Qué le lleva a escribir, qué historias le gusta contar?
Nando López escribe porque cree que la literatura es un arma para cuestionarnos, para entendernos y sobre todo un instrumento para sentirnos menos solos. Creo que cuando leemos un texto podemos comprobar que no estamos aislados y que lo que nos pasa a nosotros es algo mucho más universal, que nos une con el resto de la sociedad. Me gusta escribir todo aquello que tenga calado social y que de alguna manera incomode a quien lo lee o a quien lo mira.
Creo en una literatura y en un teatro incómodos en tanto que nos haga pensar, que nos cuestione y que no nos ofrezca respuestas, porque creo que esa es la labor del espectador, buscarlas y seguir buscándolas siempre porque al final no estoy muy seguro de que las lleguemos a encontrar.
¿Qué etapas tiene ese proceso desde que se sienta por primera vez ante el papel en blanco hasta que pone el punto y final?
En mi caso el proceso suele ser una primera fase de investigación a la que sigue el dibujo de los personajes y después la decisión de la estructura. Para mí es fundamental el cómo voy a contar la historia, el qué punto de vista voy a adoptar y qué mirada formal voy a seguir a la hora de desarrollar los eventos que compongan la ficción. El punto y final me cuesta mucho llegar a él porque reviso y corrijo mucho el texto, soy muy perfeccionista, que creo que es un rasgo que compartimos todas aquellas personas que nos dedicamos a escribir.
¿Quiénes son los referentes y cuáles son las claves del teatro de Nando López?
Las claves de mi teatro es que es un teatro en el que es esencial el dibujo de las emociones de los personajes, en el que un tema recurrente es la dificultad de la comunicación, lo complicado que es llegar a comunicarnos y entendernos y la cantidad de silencios que forman parte de nuestra vida. Esos son temas que aparecen en casi todo lo que escribo, a veces desde el drama, a veces desde el humor, a veces desde el monólogo, pero me interesa mucho hablar de lo que no decimos y de cómo eso marca nuestra forma de ser y de existir.
¿Referentes? Muchos, me gustan autores y voces muy diversas. Confieso que tuve una etapa en la que estaba muy influido por el teatro de Bertolt Brecht, me interesan también mucho autores como David Mamet, como Arthur Miller, como Koltès y posiblemente “Roberto Zucco” sea una de las obras que más me ha marcado junto con todo el teatro de autores como Lorca o como Valle-Inclán, que están muy presentes en mi forma de entender y de amar el teatro.
¿Se puede vivir del teatro en España? ¿Se puede vivir de escribir teatro?
En mi caso tengo la suerte de que vivo de escribir, pero no solo teatro, también novela. Es difícil vivir de la escritura, pero yo me considero un privilegiado porque sí que ha sido factible gracias sobre todo a mucho tesón, a mucho esfuerzo y también a perseverar.
Creo que lo esencial es tener gran tesón al respecto, no esperar éxitos rápidos, sino ser conscientes de que esto es una carrera de fondo y también tener la humildad de asumir que a lo mejor no se consigue vivir de ello, pero sí se consigue vivir con ello compatibilizándolo con otras labores y lo esencial es no rendirse y no enmudecer nuestras voces. En mi caso me considero un privilegiado porque puedo vivir de lo que escribo y la verdad es que eso me permite mucha libertad a la hora de elegir proyectos.
¿Qué obra de todos los tiempos le hubiera gustado escribir?
¡Qué difícil! Hay muchas obras que me hubiera gustado escribir sin duda alguna. Posiblemente un texto que me hubiera encantado escribir porque siempre que lo veo me revuelve y me provoca y me hace cuestionarme qué tipo de mundo estamos construyendo y qué tipo de sociedad tenemos alrededor sea el que mencionaba antes, “Roberto Zucco”, creo que es una obra llena de lecturas, llena de matices y que no pierde nunca su vigencia ni su actualidad.
Si tuviera que recomendar un dramaturgo actual, sabe que no se equivocaría nunca si diese el nombre de… ¿Por qué?
Desde luego no me equivocaría si mencionara a Guillem Clúa y a Irma Correa, que son dos voces interesantísimas del teatro contemporáneo español y creo que cualquiera de sus obras merece ser leída y merece ser representada.