Entrevista a Natalia Menéndez en Las mujeres de la escena

Directora de escena, actriz y traductora, la actual directora artística del Teatro Español y las Naves del Español, junto a Luis Luque, estuvo durante siete años al frente del Festival de Teatro Clásico de Almagro, ha ganado el premio Ojo Crítico y ha trabajado en importantes escenarios como el CDN, el Teatro de la Zarzuela, el Español, el Teatre Nacional de Catalunya o la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos relacionados con este oficio?

Fue café teatro. Yo arranqué con un compañero de la Escuela de Arte Dramático y montamos una compañía que se llamaba Grupo 3 y yo creo que inauguramos todos los centros culturales que abrió el PSOE (risas) y tengo un recuerdo de todos los centros culturales de Madrid y la Comunidad de Madrid (risas).


Directora de escena, actriz, traductora… ¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo?

La aventura escénica es lo que más me apasiona porque he trabajo en la danza, en el teatro, dentro y fuera. Lo que me interesa son los proyectos, con quién los realizo, la idea de equipo me interesa mucho, pero sobre todo es eso, cada aventura que me llame realmente la atención y donde yo pueda aportar mi punto de vista.


¿Quiénes son los referentes de Natalia Menéndez, en qué espejos se mira?

Son muy diversos. Por supuesto mi familia, donde fueron capitales mi padre y mi tío, muy diferentes, con posturas muy diferentes en la vida y que me enseñaron precisamente a apreciar esa diferencia. He tenido maestros como Narros, como Adolfo Marsillach, como Pilar Miró… He mirada fuera con Strehler. Podría decir infinidad, pero también podría hablar dentro del campo de la literatura, del cine, de la pintura, de la música, de la cocina (risas). Para mí referente es toda persona que me provoque un interrogante nuevo, que me abra una ventana al cerebro.


¿Nos faltan referentes femeninos en el oficio y en la cultura en general?

De pronto decir María Zambrano… Es verdad que aparece después, cuando ya te sientas y realmente dices “realmente, quién fue importante en mi vida”. María Moliner? Sí, fue importante en mi vida. Pero es verdad que hay una costumbre de citar a los hombres, que también lo fueron, y que por supuesto no voy a ahorrarme ningún hombre de mi vida ni quiero (risas), sería absurdo por mi parte, pero es vedad que piensas más en hombres que en mujeres así rápidamente, porque yo no soy una mujer muy veloz.


¿Qué le lleva a Natalia Menéndez a embarcarse en esta aventura que es dirigir una institución como el Teatro Español? ¿De dónde surge esa necesidad?

La idea de aunar las Naves al Teatro Español. Eso fue lo que me llevó, la idea de poder también conjugar las artes escénicas con las artes plásticas o con las instalaciones sensoriales o con las artes vivas, como se les quiera llamar, con diálogos, con pensamientos… LA idea de en la mínima posibilidad o en la pequeña o en la grande, me da igual, posibilidad que pueda tener de ofrecer apoyos, una mirada cultural y social.


¿Con qué Teatro Español sueña Natalia Menéndez, cuáles son sus grandes retos?

Con todo aquel que nos haga conmover, que nos haga reír, que nos seduzca, que nos provoque interrogantes.


¿Cuáles son las cualidades fundamentales para ser, digamos, un buen gestor, tanto si se trata de un festival como el de Almagro, que bien conoce, como de una institución?

La generosidad, el intentar no caer bien porque este oficio no es para caer bien, sino para hacer tu trabajo lo mejor posible, buscar la calidad como si buscaras una trufa en el monte y entender la pluralidad, la diferencia y entender también a los demás, a los otros, que tienen dificultades a la hora de acabar cada mes, saber cuál es la realidad de la profesión, qué les pasa a los jóvenes, qué les pasa a los mayores, qué les pasa a los maduros, qué nos pasa un poco… La escucha.


Una reivindicación, una opinión, un comentario…

Atrevámonos a ser realmente diferentes

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