¿Qué se siente al pensar que protagonizan la obra que abre la temporada de la CNTC en La Comedia?
Me siento privilegiado de estar subido en los escenarios en estos tiempos tan extraños. Hay una mezcla de ilusión, vértigo y emoción. Después de tantos meses con los teatros cerrados… El teatro es un refugio, un lugar para el debate, la reflexión, para hacernos dudar y también para reír, para relajarnos y emocionarnos. En definitiva, abrir un teatro es un símbolo de vida.
Además, una temporada singular, primero por todo lo que ha pasado estos meses y segundo porque comienza la nueva era de Lluís Homar al frente. De momento sobre el papel, ¿cómo creen que será esta nueva etapa de la Compañía? (Nuevo director, la temporada que ha presentado, el público con mascarilla, medidas sanitarias, protocolos…)
Es una situación muy delicada e incierta. Aunque se luchará por poder adaptarnos a esta singularidad. El nuevo equipo viene cargado de ilusión y de llevarnos los clásicos mucho más cerca. Hemos estado ensayando con mascarilla todo el tiempo y con mucha incertidumbre. Levantarnos cada día y decirnos: me encuentro bien… Es muy extraño… Esperemos ver la luz pronto y que toda esta situación acabe, pero mientras tendremos que adaptarnos si queremos que la cultura sobreviva.
Vamos a la obra: “El vergonzoso en palacio”. ¿Cómo la definirían, qué es, qué tiene de especial y a qué nos enfrenta, de qué habla?
Habla de un joven pastor que gracias a su impulso lleva a cabo un viaje en busca de su identidad. De ahí todo un camino de aventuras donde se entrelazan la lucha entre la razón y el impulso emocional, el jugar a ser otro, y el engaño de las apariencias para eludir la realidad.
Todo esto dentro de una divertida comedia donde las Carnestolendas, los enredos amorosos, el teatro dentro del teatro y el debate de los sentimientos juegan en cada rincón del espectáculo.
Siempre decimos que los clásicos, pasen los años que pasen, nos siguen hablando a los espectadores de todos los tiempos. ¿El público de este 2020 se va a ver reflejado en lo que cuenta Tirso? ¿Por qué?
Creo que si. Los autores del Barroco eran expertos en dejar enigmas y mensajes en sus obras que hoy en día nos vuelven. Tirso fue atrevido y moderno en su contexto histórico y nos sigue estampando su libertad y los grandes conceptos filosóficos a los que hoy en día acudimos para entender nuestra actualidad. La diversión de la comedia y la complicidad entre los personajes y el público, son cosas que no se pierden, aunque pasen los siglos.
¿Cómo es el Tirso de Molina que firma esta obra, qué nos dirían de él?
Tirso fue un transgresor para su época y creó personajes a veces con comportamientos incoherentes en relación a lo que se espera de ellos que llevan a enredar los hilos de la comedia de una manera extraordinaria.
Háblennos un poquito de sus personajes, quiénes y cómo son, qué les caracteriza, qué les mueve…
La trayectoria de Mireno es una superación personal en lo social y sentimental gracias al amor. Le mueve su crisis de identidad y esa inquietud le impulsa a su viaje, donde conocerá aquello que no conoce aún, como el amor. La opción del silencio por parte del prototipo galán hace tambalear las pautas amatorias establecidas. Sólo después de su transformación descubrirá realmente quién es.
Cuéntennos un poquito cómo es el montaje que está ideando Natalia Menéndez y cómo es trabajar con ella.
Se está creando un montaje muy divertido que se sale completamente de lo esperado. Eso es algo estupendo porque engancha. Todo un juego y una experiencia fantástica. Trabajar con Natalia es sorprendente por esa capacidad de ver a los personajes más allá de lo que parecen.
Pablo, usted forma parte de la Cuarta Promoción de La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y ha pisado las tablas de esta casa en muchas ocasiones. ¿Qué aprendieron allí, qué recuerdos y enseñanzas guardan?
La Joven es un proyecto estupendo, un lugar para la investigación de los textos clásicos, para hacer cantera… He aprendido mucho los años que me llevé en la JCNTC y sin duda es algo que me llevo para toda la vida. Valoro mucho el amor por la palabra y por los grandes autores del Barroco. Creo que un actor que domina el verso puede hacer cualquier cosa. Es una formación muy completa.
¿Tienen entre manos otros proyectos que puedan contarse?
Si. Tengo el placer de estar en un proyecto muy especial: “La Comedia de Maravillas” de Ramón de la Cruz. Es el primer montaje que dirige Lluís Homar en la CNTC. Y donde ya nos estamos adentrando trabajando con mucho amor.
Y antes de acabar, ¿por qué tenemos que ir a ver “El vergonzoso en palacio”, por qué no debemos perdérnoslo?
Por su potencial cómico, por el trueque de personalidades, por los enredos amorosos, los debates entre la pasión y la razón. Por la belleza de las palabras que maneja nuestra lengua y la riqueza de ver vivo un gran texto que nace y se representa en nuestra Edad de Oro y que actualmente vuelve para dejarnos mensajes escondidos entre las palabras.