¿Recuerdan cuál fue su primer contacto con Samuel Beckett y su teatro?
Fue con “Esperando a Godot”, con 16 años, cuando estaba estudiando actuación con Cristina Banegas. Luego a los 22, mi primer sueldo com actor lo cobraría por hacer el rol de El Muchacho de la misma obra, dirigido por Leonor Manso.
¿Por qué “Los días felices”, cómo surge este proyecto y por qué embarcarse en él?
Surge inicialmente de las que Fer y yo teníamos de hacerlo juntos. Hace unos años decíamos: cuando seamos grandes lo hacemos. Y ya somos grandes.
¿De qué habla “Los días felices”, en qué llagas mete el dedo Samuel Beckett?
Como todas las obras buenas, esta es inagotable. La relación entre textos y acciones es tan potente que estalla en mil sentidos posibles. Seguramente cada espectador tendrá su respuesta. A mi me interesa particularmente el ver cómo nos contamos la vida. El modo en el que nuestras palabras fracasan al intentar dar cuenta de cualquier experiencia. Pero la obra es mucho más que eso.
¿Cómo es el Beckett que firma “Los días felices”?
Brillante, con mucho humor y con una idea muy depurada acerca del teatro que el interesa: el que trabaja no sólo con las palabras si no con el espacio y las acciones. Poesía espacial.
Hay quien ha dicho de Beckett que es un autor pesimista. ¿Lo es o en realidad irradia mucho realismo? ¿Hay humor en este Beckett?
Alguien que no dejó de escribir hasta el final y que vivió 83 años no puede ser considerado pesimista. Lo sepa él o no. Sin dudas, el humor extraordinario en Beckett es la herramienta (la distancia) que le permite seguir haciendo.
¿Cómo es la versión de este Beckett y la puesta en escena que ha ideado Pablo Messiez, dónde ha querido poner el acento?
Justamente, en el acento. Es una Winnie argentina, que como Fernanda, se encuentra ahora en algún lugar de España. Buscamos no perder en la traducción la musicalidad del texto que en este caso es una partitura de palabras, acciones y silencios.
Sobre las tablas hay una señora semienterrada. ¿Qué esconde esa montaña?
El misterio.
Si solo pudieran salvar una frase o un pequeño fragmento de este texto, ¿con cuál se quedarían?
“Las palabras nos abandonan, hay momentos en los que hasta ellas nos abandonan”
¿Qué nos diría de sus actores, cómo es trabajar con Fernanda y Francesco?
Es un privilegio. Son un actor y una actriz extraordinarios y ambos aman el teatro. Sin amor profundo por este modo tan singular que es el teatro, no se puede hacer esta obra. Ni ninguna obra realmente buena.
¿Qué cosas les hacen ahora mismo los días felices a ustedes?
Ensayar esta obra.
Otros proyectos que puedan contarse. ¿En qué más andan?
Girando con “Las Canciones”, preparando proyecto nuevo con el mismo equipo, y viviendo el sueño de acompañar a Silvia Pérez- Cruz en la dramaturgia de su próximo concierto.