¿El teatro puede cambiar el mundo? ¿Qué poder tiene el teatro?
Sin duda, el teatro puede cambiar el mundo porque el teatro es cultura y la cultura hace que el mundo evolucione y, por tanto, cambie. El teatro tiene el poder de denunciar en el escenario y que nosotros intentemos llegar al público transmitiendo esa denuncia del texto que trabajemos.
¿Qué diría el titular de la situación del teatro hoy?
El titular más escueto sería un grito de alerta, de socorro, un grito de ‘escúchennos, ayúdennos”. La cultura que estamos transmitiendo no es para nosotros, es para todo el mundo. La situación del teatro de hoy es un grito de auxilio.
Cuando uno, además, se enfrenta a la gestión de una sala como La Encina, ¿cómo se sueña y se gestiona una temporada en pandemia?
Es muy difícil, no solo La Encina, sino cualquier otra sala de otro compañero.
En pandemia hemos aprendido que no es nada seguro el hecho de decir ‘hoy hay función, hoy tenemos programado esto, hoy se va a hacer’ porque te salta el anuncio de ‘un actor tiene covid, un actor o una actriz ha tenido una reunión con alguien que dio positivo… y saltan las alarmas y en concreto nosotros en eso hemos sido muy estrictos y antes del mínimo salto de alarma, suspendíamos y eso quiere decir que aunque teníamos una programación cerrada, tienes que estar alerta, no puedes decirle hoy a una compañía mañana te venes porque esta se me ha caído.
Han sido pérdidas y creo que no se ha tenido el apoyo que deberíamos haber tenido para sostener nuestras salas.
¿Cuáles son los retos más inmediatos y cuáles las actuaciones, la forma de solucionar o sortear esos obstáculos?
El reto más inmediato es el de poder hacer las funciones programadas que tiene la sala y que como decía antes llega a ser a veces muy complicado. N
osotros pensábamos que íbamos a tener un avance y con esta sexta ola ha sido un mes de diciembre caótico, hemos tenido que suspender la mayoría de espectáculos.
Esto no se tiene en cuenta a la hora de apoyar la cultura. Yo he dirigido en otros países donde creo que están muy concienciados de que la cultura merece no las migajas de un presupuesto, sino dinero, la cultura es el avance del pueblo, la cultura es el bienestar.
Ahora mismo está dirigiendo en el Teatro Lara “Nuremberg”. Cuéntenos algo de esta pieza, cómo la definiría, a qué nos enfrenta.
Tengo que agradecer a Antonio Fuentes que nos programara.
Es una denuncia de un skinhead que a través de cómo le educaron se formó así y el análisis que él mismo hace en el repaso de lo que ha sido toda su vida mientras está esperando en un piso franco la llegada de un comando para asesinar.
¿Qué vamos a poder ver, además, en febrero que lleve la firma de Paco Sáenz bien en la dirección o bien en la dramaturgia en La Encina Teatro?
En febrero hubiéramos podido ver que llevara mi firma y de las pocas veces que actúo ya, con mi máscara, “El escritor y el elefante”. Es una obra de Joaquín DHoldán, un autor uruguayo, que es una dramaturgia muy bonita y que teníamos pensado hacer ahora en febrero, ya que solo pudimos hacer dos funciones antes de cerrar los teatros por la pandemia, pero el otro actor está en Montevideo, en Uruguay, y es imposible viajar ahora.
Es uno de los motivos también por los que he suspendido la gira que teníamos prevista en Sudamérica con “Nuremberg” y “La casa de Bernarda Alba”.
Cuando dirige, ¿mejor un texto suyo como cuando hizo “Un mes en la ciudad” o mejor ajenos? ¿Cómo se llevan cuando coinciden el Paco Sáenz autor y el director?
En realidad el trabajo debería ser el mismo, pero sí es cierto que cuando uno es el autor de lo que está dirigiendo se vuelve como, es curioso, menos flexible para los actores, para las actrices, porque es una idea tan clara lo que escribió… Con el texto de uno se complica un poco la dirección. De hecho no he vuelto a hacerlo. Prefiero que lo dirija un compañero al que le guste el libreto.
El Paco Sáenz director y el Paco Sáenz autor no se llevan muy bien.
Un montaje que vio en alguna ocasión y que no ha podido olvidar nunca ha sido…
La verdad es que he tenido la suerte de poder ver muchos trabajos de compañeros muy buenos, con lo cual no significaría solo a uno, sino muchos trabajos de compañeros que siempre me han impresionado.
¿Qué tipo de espectador de teatro es Paco Sáenz y qué tipo de espectáculos elige? ¿Sabe separar su faceta de espectador de la de director o es imposible?
No soy tan objetivo como espectador puro y duro, puesto que siempre me saldrá el oficio al encuentro y voy a ver o encauzar lo que veo por la parte profesional. Es un defecto, hay que entrar limpio y ver limpiamenete el trabajo del compañero y ya está. Es difícil, es complicado.