Entrevista a Paola de Diego por El lugar y el mito

 ¿Para qué convocar de nuevo a ese don Juan impune, protegido por su privilegio, que incide en los cuerpos de las mujeres sin consecuencias? ¿Qué sentido tiene hacer al burlador protagonista de nuestro tiempo? A partir de esta reflexión la artista plástica, escenógrafa, diseñadora de vestuario y moda y docente Paola de Diego hace posible un retrato desde otras aristas: desde el espacio, ¿verdadero motor de creación?, desde una instalación, surge un diálogo, del que firma la dirección, dramaturgia y plástica escénica, con el sonido, la música, la iluminación, el audiovisual, la palabra, el cuerpo y el movimiento.   Por MARÍA GARCÍA.  Fotos SERGIO PARRA
¿El motor de creación es el espacio? ¿Qué es antes el espacio, la palabra, el cuerpo? ¿Cómo cambia el alma de una propuesta escénica según cambia la mirada o el origen? 

Los motores de creación son infinitos, cualquier elemento al alcance de nuestra vista o nuestra mano puede serlo. En el teatro madrileño, estamos familiarizadas con propuestas que suelen venir del texto, sean de nueva creación o no, sean clásicas o contemporáneas, pero lenguajes como la danza o el circo se nutren desde otros elementos creativos. ¿Por qué no desde el espacio? 


Estrena “El lugar y el mito”, un título del que firma la dirección, la dramaturgia y la plástica escénica. ¿Cómo surge este proyecto?

Este proyecto de creación escénica surge de dos lugares; como parte de la investigación de la tesis doctoral que estoy llevando a cabo acerca del paisaje escénico y la relación de la naturaleza y el teatro; y como invitación de Lluís Homar a dialogar sobre el mito de Don Juan en el Teatro de la Comedia.


¿Qué es “El lugar y el mito”, cómo lo definiría y a qué nos enfrenta?

El lugar es un ecosistema imposible que combina la naturaleza y el teatro desde lo vivo, lo muerto, lo representado y lo inerte que aloja al público y lo invita a pasear, dialogar, contemplar y dejarse estar en el paisaje durante cuatro días a lo largo de cinco semanas. El mito es el conjunto de cuerpos humanos que estamos recorriendo ese lugar cada día; público, equipo artístico, equipo técnico, elenco, conferenciantes…


En principio, es un diálogo contemporáneo que conversa con “El burlador de Sevilla”. ¿Qué une a Paola de Diego con Don Juan? Ha dicho que Don Juan la persigue desde hace años… 

Sí, ciertamente, este mito ha ido apareciendo en mi camino profesional y artístico desde que era estudiante de escenografía. He podido diseñar diferentes propuestas espaciales y de vestuario a lo largo de los años donde siempre me incomodó la figura del Don Juan.  Pero gracias al paso del tiempo, la distancia y la repetición he conseguido mirar de otro modo alrededor del mito, a su entorno, a sus personajes contextuales. Analizar el Don Juan desde el estudio de una estrategia de repetición voraz que consume cuerpos con impunidad (entre otras muchas cosas) me ha conectado con visiones muy nítidas sobre el antropocentrismo en relación a la explotación y devastación de la naturaleza. 


¿Qué tiene que decirnos el mito de Don Juan a los espectadores del s. XXI? 

Cuando la palabra se deja en silencio, el mito brota de otras formas. Creo que dejar la figura central del mito, al Don Juan, lejos de ese centro, para que todo lo demás aflore permite ver, decir y contemplar todo lo que este personaje arrasa a su paso. Y, a partir de ahí, lo que tiene que decirnos tiene múltiples lecturas e interpretaciones. Bordear el personaje para poder mirarlo de un nuevo modo. Analizar todo su alrededor como si fuera un paisaje del que se ha sustraído la figura central, como si vaciáramos un retrato ecuestre de su figura humana. 


“Antes de todo”, “La belleza”, “El engaño” y “La devastación” son las cuatro partes que constituyen la estructura dramatúrgica de “El lugar y el mito”. Cuéntenos un poquito más sobre qué es y qué nos propone cada una…

El lugar y el mito está dividida en cuatro movimientos. El epicentro de todos ellos es el espacio, una instalación que permanece fija durante las semanas de exhibición. Cada movimiento atiende a la relación de diferentes disciplinas artísticas con el espacio. Y, dramatúrgicamente, cada fragmento propone una temática diferente vinculada al mito:

Antes de todo propone el entorno antes de que el mito aparezca, es decir, la naturaleza antes de que el humano la comience a manipular; la belleza propone la observación del medio, de los cuerpos, la contemplación, el aprendizaje y la seducción de todo el medio natural que rodea al humano; el engaño la deriva sobre la palabra, la trampa, la burla y la distancia entre lo que se dice y lo que se hace, la manipulación sobre el lenguaje y el espacio para conseguir colocarse por encima de todo; y la devastación recoge el paso del mito por el lugar, el accidente, el trauma, cómo el mito ha atravesado el lugar y lo ha dejado arrasado a su paso. 


¿Cómo es la puesta en escena? Imagino que en este proyecto casi más que en ningún otro el equipo del que se ha rodeado es fundamental.

El equipo artístico que me acompaña ha sido el 50% de la creación de la pieza (probablemente mucho más). Cada participante ha colocado su mirada y su experiencia dentro de la creación de las piezas para proponer una mirada múltiple y periférica de disciplinas artísticas que habitualmente no tienen un espacio creativo tan protagónico en procesos escénicos. Eso ha posibilitado esta estructura híbrida entre lo expositivo y lo escénico, que funciona del siguiente modo:

Antes de todo propone al público un espacio expositivo, un paseo, una deriva por el espacio escénico, a través del sonido, la música y la iluminación; La belleza es una pieza escénica performativa, un paisaje en movimiento, donde el elenco habita el lugar y los cuerpos se funden en el espacio; El engaño es una conferencia escénica donde las ponentes establecen el discurso en la palabra, aparece el texto en relación con el espacio; La devastación propone, como en la primera pieza, un espacio expositivo donde el público puede desplazarse por toda la sala. Esta pieza está dedicada al audiovisual en relación a la instalación.


¿Qué papel juega el espectador en una experiencia así y qué le gustaría provocar en él?

El público, a lo largo de las piezas establece una relación diversa con el proyecto; puede pasear, moverse, sentarse, tumbarse, observar, tocar, escuchar, oler…o ser un público pasivo (de butaca) durante todas las partes. 

Para mí no hay mayor provocación que la posibilidad de abrir nuevos caminos, nuevas lecturas y derivas sobre conceptos que permiten conversar, dialogar y también discutir sobre una variedad de temas actuales, presentes, silenciados habitualmente, que quedan en los márgenes, en las periferias y no se atienden gracias a figuras que no paran de ponerse en el centro, de crearse mitos que alabar y a lo que volver constantemente, en lugar de poner la mirada en todo lo desatendido, en lo que queda borroso al fondo del paisaje, de lo que es más cómodo no hablar porque lo desconocemos o nos es demasiado lejano.


¿Qué otros proyectos tiene entre manos?

Tengo varios proyectos en desarrollo de los que, como suele pasar en esta profesión, todavía no puedo hablar. 

Del que sí puedo hablar es de la exposición que comisario en primavera El lugar del mito en el Teatro de la Comedia como continuación de este proyecto. En ella se reunirá obra generada por artistas invitadas como público durante el lugar y el mito que participarán en formato físico y digital en la exposición que acogerá la CNTC a partir de abril de 2023. 

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