¿Quién es Fabiolo?
Fabiolo es el pijo de la Moraleja madrileña, un bufón que dice cosas que otros no se atreverían a decir. Desde el alto standing que tiene, parece que él disfruta de la vida como otros no saben y viene a darnos lecciones de cómo hacerlo, pero lo hace desde su superficialidad e ‘ignorancia’. Se crea una extraña relación con el público porque, además, el tío desprende alegría, buen rollo. Es un personaje que empieza a caerte mal y acaba cayéndote súper bien.
Nos consta que esta secuela ha sido posible gracias a la legión de fans de Fabiolo… ¿Cuál es el secreto?
Fabiolo se va nutriendo del público. Uno de los fuertes de Fabiolo es que le habla directamente. Es lo que más le gusta a la gente. Se ha convertido ya en trending topic el “Qué pavo”, una frase que todo el mundo adora, y ahora viene el “Perdona”, que también está calando, “¿Y tú qué vas a saber?” o “Qué ordinario” (risas).
Imitaciones, humor, malabares, ñus, un africano entrañable… ¿Qué hay en “Fabiolo Connection…” de “Solo Fabiolo…”?
No parece que haya muchas ansias de hablar del futuro, porque para unos viene como una losa, para otros como algo que va a romper el paradigma de la sociedad en este siglo XXI, pero me gustaba la idea de hablar de futuro desde un punto de vista ‘fabiolero’ (risas).
¿Y cómo es eso?
Fabiolo se ha hecho con la última tecnología en realidad virtual y en inteligencia artificial y juega a que está actuando en dos sitios a la vez. Viene a orientar como un coach y como buen orientador él explica que hay que viajar a Oriente para descubrir qué nos va a deparar el futuro. Las arenas del desierto esconden mucha magia y mucho humor.
¿Algún adelanto?
Vamos a meternos dentro de una jaima, van a venir personajes variopintos, algunos rescatados de “Solo Fabiolo…” y otros nuevos. Hay un homenaje a Cantinflas, distintos acentos árabes, no hay ñus, pero sí historias de caminantes del desierto y de sultanes que se casan con princesas, hay chistes-cuentos o cuentos-chistes… Por-que cuando hablamos de futuro también lo hacemos con la duda de qué va a pasar cuando llegue, el futuro para todos es la jubilación, cómo están esas pensiones en España (risas)…
¿Algún espectador se ha enfadado? ¿Algún pijo se ha enfadado?
Me sorprende que no. A alguien que odiaría a los pijos le encanta Fabiolo y a alguien muy muy pijo también. Me gusta que una esos extremos. Les encanta a los mayores y a los niños (risas). Fabiolo tiene bastante ironía, pero no maldad y ese es el secreto del enganche con el público.
¿Qué aprende de sus personajes?
De Fabiolo que siempre va a haber un Fabiolo que pueda reírse de todo, también de las preocupaciones y a decirme a mí mismo “Qué pavo” (risas). Y del hipster he aprendido a ser más creativo, a hacer de la creatividad un medio de vida.
¿“Solo Fabiolo…”, “Hey Bro!…”, “Fabiolo Connection…” esconden un ‘zasca’ o es puro divertimento?
Para crear este universo que intento plasmar en escena bebo del surrealismo de todo el humor surrealista que ha habido en este país, desde escritores como Gómez de la Serna, “La Codorniz”, Gila… Este humor ha intentado sacar a la luz los problemas de una sociedad y yo quiero reflexionar sobre eso. Siempre va a haber una crítica a la situación política o social, a los problemas de la actualidad. Mis personajes hacen fantasía de algo que es muy real, a veces puede parecer que es superficial, pero precisamente a través de esa manera de plasmarlo se reflexiona. La risa libera y ayuda a entender.