Entrevista a Ricardo Llorca por Tres sombreros de copa

 Nacido en 1958 en Alicante, cuna de grandes músicos, Ricardo Llorca es uno de los compositores más reconocibles en el panorama musical internacional. Cuando terminó su carrera viajó a Nueva York para perfeccionar sus estudios en The Juilliard School, institución en la que actualmente ejerce como profesor. Además, es director adjunto y compositor en residencia de la New York Opera Society desde 2008. Entre sus obras, “Las horas vacías”, “Thermidor”, “Borderline”, “La Llum” o este “Tres sombreros de copa” que ahora llega a Madrid.
¿Recuerda Ricardo Llorca su primer contacto con “Tres sombreros de copa”?

Mi padre era coleccionista de “Primer acto”, una revista de los años 50, 60 y 70. Salía todos los meses y en cada ejemplar siempre incluían una obra de teatro entera. Así fue como conocí “Tres sombreros de copa”. Luego recuerdo que la fui a ver al María Guerrero muchos años después.


¿Conectó con el humor de Mihura?

Sí, por supuesto que sí. Siempre, además con todas sus obras, no solamente con “Tres sombreros de copa”. Hay autores cuya obra no lleva bien el paso del tiempo y con Mihura pasa todo lo contrario, es el típico autor que ha mejorado incluso con los años


¿Por qué eligió “Tres sombreros de copa” para convertirla en ópera?

Cuando estrenaron mi primera ópera, que fue en Sao Paulo, “Las horas vacías”, la New York Opera Society decidió encargarme otra ópera. Su directora artística, Jennifer Cho, que es una gran experta no solo en el absurdo español, sino en el teatro del ab-surdo internacional, me sugirió que revisara obras del absurdo español. Empecé a leer… Leí “Eloísa está debajo de un almendro” de Jardiel Poncela, que está muy bien pero no se puede trasladar a ópera, son demasiados personajes; leí “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, que tampoco era fácil de pasar a ópera; leí el “Guillermo Hotel” de Tono… Y al final leí la que tenía que haber leído en un principio, “Tres sombreros de copa” y me di cuenta de la capacidad que tenía para ser convertida en ópera.


Háblenos de su trabajo, porque se ha tomado algunas licencias…

Me he concedido muchas licencias (risas). Cuando se traduce una obra de teatro en ópera tienes que hacerlo, tienes que ‘operizarla’ de alguna manera, porque si no, no funciona. Hay que quitar muchas cosas, de hecho el segundo acto lo he quitado casi todo, he añadido personajes, no impor-tantes. Las partes habladas son de Mihura, pero las partes cantadas son mías.


¿Y a qué suena “Tres sombreros de copa”, de qué fuentes bebe?

En el original de Mihura se trata de un grupo de cabaret cubano de tercera categoría que está haciendo un tour por el norte de España. En mi caso decidí convertirlo en una compañía de circo porque eso amplía muchísimo las posibilidades y además me he trasladado al sur de Italia, son fuentes de música mediterránea. Estuve revisando y documentándome de músicas en la Puglia, Lecce y en Nápoles. También hay mucha música de banda porque a fin de cuentas yo soy valenciano. Toda la obra es muy mediterránea. Hay un solo de acordeón, hay solos de trompeta, hay solos de violín…


Antes de que podamos verla en Madrid, la ópera ya se ha estrenado…

La ópera se estrenó hace justo dos años en Sao Paulo y tuvo muchísimo éxito. Esa misma producción de Sao Paulo la llevaron a Manaos, a la Ópera del Amazonas, y creo que esta temporada o la temporada que viene ya conseguiremos hacerla allí. Y mientras tanto, en la Zarzuela. La producción que están haciendo es espectacular, va a ser muy bonito, es un concepto muy moderno que ha hecho José Luis Arellano. Y ya musicalmente hablando no puede ser mejor, porque hay unos cantantes de primera categoría y el Coro y la Orquesta del Teatro de la Zarzuela son muy buenos. Estoy convencido de que va a ser un éxito.


¿En qué más anda Ricardo Llorca?

Ahora mismo tengo un encargo que me ha hecho el Coro de Manhattan para estrenar en el mes de marzo y celebrar así su vigésimo aniversario. Mi primera ópera, “Las horas vacías”, la van a hacer en Estonia y Lituania y tengo también un concierto en el Auditorio Nacional con Rosa Torres-Pardo, que va a interpretar una obra mía de juventud que se llama “Steak Tartar”. Y estaré todo el invierno que viene trabajando aquí en Juilliard en Nueva York y organizando unos seminarios de música española.

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