Los Teatros Luchana retoman el ciclo Mujeres en la escena tras dos años en los que no había podido celebrarse. ¿Cómo y por qué surge esta iniciativa y cuáles son las claves?
El ciclo Mujeres en la escena surge en 2016 para poner en valor el trabajo de dramaturgas y directoras. En Teatros Luchana buscamos la paridad en la programación a lo largo de toda la temporada, pero no queremos dejar de aprovechar el mes de marzo para dar visibilidad al trabajo de mujeres, un mes en el que aumenta la difusión y se potencia el interés de los medios.
¿Existe desigualdad de género en el oficio o ya no hay que preguntar esto?
Pese a los grandes avances que estamos teniendo sigue habiendo un desequilibrio. Es cierto que cada vez son más los trabajos de mujeres que se programan, y que la balanza tiende a igualarse, pero estamos aún lejos de llegar a una situación de igualdad, y mucho más si nos centramos en puestos de poder o de dirección de las grandes instituciones culturales.
Dice Juan Jiménez, director de Teatros Luchana que quieren dar protagonismo al trabajo de mujeres que empiezan a tener un papel importante en la escena fuera de los cánones de la profesión. ¿En qué momento estamos, cómo valora la situación, qué pasos se están dando y cuánto falta por recorrer?
Desde el parón de marzo de 2020 y la sacudida que tuvo el mismo entre el sector teatral tradicional, fueron las jóvenes las que aprovecharon la coyuntura para hacerse un hueco, y lo están haciendo agotando entradas. Tal es el caso de la compañía Teatroz, que actualmente tienen dos obras en nuestra cartelera: No me toques el cuento y María Superstar. O el de Teresa López y Mara Jiménez, que protagonizan la obra Gordas.
Esta es la cuarta edición de Mujeres en la escena. Tenemos, por ejemplo, obras íntegramente compuestas por mujeres, ¿no?
Casi la mitad de las obras que conforman el ciclo tienen dramaturgia, dirección y están representadas íntegramente por mujeres, son compañías en las que toda la toma de decisiones es femenina, como en Mamarracha, protagonizada por ocho mujeres, el estreno de Bella y bestia soy, de Patrizia con Z, o la obra Victoria viene a cenar, que cuenta también con iluminación femenina, y que está agotando entradas desde que la estrenamos en octubre.
Es marca de la casa contar con una amplísima programación infantil. Y también hay propuestas dentro del ciclo, ¿verdad?
En todos los ciclos de Mujeres en la escena que hemos realizado se han incluido obras infantiles. Se trata de una línea de programación muy importante para nosotros y que caracteriza a Teatros Luchana, por lo que, si el objetivo es poner en valor el trabajo de las mujeres, es fundamental incluir a compañías como Onira Teatro (Fabulosas Travesuras y ¿Cómo te lo cuento?) y a dramaturgas como Irene Soler (Una rana en el mar y Una rana en la luna), Carmen López Mendoza (El color de la música y El pequeño rey) o Susana Garrote (Aventura pirata).
¿Nos hemos dejado algo en el tintero?
No me gustaría dejar de hablar de obras ya consolidadas en nuestra cartelera, que han tenido una gran aceptación por el público y que son síntesis de la programación de Luchana. Desde Doble o nada, un thriller psicológico sobre el poder y la igualdad de género de la escritora mexicana Sabina Berman, a las comedias más ligeras y costumbristas de Claudia Morales, Histeriotipos, sexo histérico y Recién casados.
¿Cómo acaba Rosalía García siendo responsable de marketing y comunicación de los Teatros Luchana? ¿Qué tenía este proyecto para arrastrarla?
El sector cultural me atrapó por sorpresa. Yo trabajaba en una empresa tecnológica de uno los promotores de Teatros Luchana y, cuando aún no llevaba un mes abierto, me pidió colaborar para arrancar el proyecto. No había pasado medio año en el que trabajaba en ambos sectores, cuando me di cuenta que era el teatro el que me apasionaba, y el equipo de Teatros Luchana el que se había convertido en familia. De eso hace ya casi siete años.
Cuando hablamos de teatro, pensamos en los autores, directores y actores, igual luego en técnicos, en los artesanos del teatro, en programadores, distribuidores… ¿Cuál es la importancia de una buena comunicación?
Me gusta pensar que todo es un gran engranaje y que, para tener éxito, necesitas que todas las piezas estén bien engrasadas y alineadas entre sí. No sirve de nada tener una obra maravillosa si luego no sabes llegar al público para que la conozca y venga a verla, o que una vez que llega a la sala no reciba un buen trato y le enturbie la experiencia global. Sin duda en el sector teatral intervienen un amplio abanico de profesiones, desde la dramaturga hasta el personal de limpieza, y todas ellas son necesarias para poder lograr el éxito.
¿Cree que recibimos una buena educación teatral y cultural? ¿Qué mejoraría?
No recibimos educación teatral ni cultural. En los programas escolares, generalmente, no se trata de manera exhaustiva, se estudia de manera superficial en alguna asignatura y, cuando se estudia, se hace desde un prisma poco atractivo. En el proyecto del Teatro Quique San Francisco queremos revertir esta situación, con una línea de programación dirigida a público juvenil atendiendo a sus intereses y sus lenguajes.
Cuando es espectadora, ¿qué le lleva al teatro? Lo último que ha visto y qué está deseando ver…
Al trabajar en dos teatros no hay semana en lo que no vea una obra de teatro, o dos o tres, incluso en el mismo día. Por lo que compartiré la obra que me quedé con ganas de ver, y es Silencio, de Juan Mayorga. Sobre la obra que es estoy deseando ver, es la nueva propuesta de Teatro urgente, La mujer buena, con dramaturgia de Karina Garantivá, que se estrenará el 18 de marzo en el Teatro Quique San Francisco y que estoy convencida que no pasará desapercibida.