Entrevista a Sandra Marchena por Catártica

Puede que Sandra Marchena hubiese sido una de nuestras mejores monologuistas, de hecho no le falta ni un poquito de talento y lo demostró en Paramount Comedy o en en Las Noches de El Club de la Comedia Woman, pero decidió ser mucho más. Autora, actriz, directora y productora, se bate el cobre cada día para sacar adelante cada uno de sus proyectos, que ahora pasan por «Catártica» (que podemos ver en los Teatros Luchana y a la que aún le quedan funciones los días 19 de mayo y 2, 9 y 16 de junio). 
Además de haberla visto en series como «Acacias 38», «La Señora», «Motivos Personales», «El Divo», «Círculo Rojo» o «Impares» y en las obras «Noche de Reyes», de W. Shakespeare, «La última Pirueta», de José Alonso de Santos, «Anda que no te quiero», de Miguelángel Flores, «Retrato de un espacio en sombras», de Alejandro Jornet, «La más fuerte», de August Strindberg y «Todos los juguetes se llaman Manuel», de Álvaro Stringana, Sandra Marchena ha levantado títulos como «Amaya, una pieza breve para teatro», «Maldito Karaoke», «Ojalá te hubiera conocido vivo», «Descansa de lo tuyo, bonita», «A mucha honra» y «SINCRONÍA (Una comedia amarga)».
Sandra Marchena podría haberse ganado la vida, y muy bien, como monologuista. De hecho, incluso la vimos en Paramount Comedy o en Las Noches de El Club de la Comedia Woman. ¿Cuánto hay de real y cuánto de ficción en “Catártica”? ¿Qué tiene Alejandra de Sandra?

Sí, no me iba nada mal como monologuista y a veces pienso que si hubiera hecho La Señora o los monólogos en tiempos más tecnológicos o yo hubiera aprovechado más las redes sería más conocida todavía de lo que soy, gracias a haber trabajado en Acacias 38, pero yo voy exponiéndome de forma natural hasta donde me siento cómoda.

Y hay muchísimo de mí en Alejandra, de hecho, Sandra es un derivado de Alejandra y Espínola, el apellido de la protagonista, era el de mi abuela materna María, que, no casualmente, es el nombre del personaje de mi anterior obra, SINCRONÍA. 


¿Y cómo se lleva esto del paro y de que no suene el teléfono en una profesión como esta? ¿Le ha pasado?

Por supuesto, de eso hablo mucho en esta obra y en “Descansa de lo tuyo”, también tocaba el tema de la soledad, de los nervios por estar en paro, de la preocupación… y a día de hoy, llevo casi tres años en paro e invirtiendo en proyectos propios y aún no he visto muchas ganancias; así que sí, me he visto en esas y aún me veo. 


Subirse a un escenario y ‘vomitar’, de la forma y en la forma que sea, nuestras alegrías y nuestras miserias, ¿es terapéutico?

Yo creo que no las vomito, al contrario, están muy meditadas, han pasado el filtro de la escritura, de hecho esta obra ha tenido muchas tutorías: Carmen Soler, Manuel D y Lucía Carballal -con la que hice un taller de tres meses- me han ayudado muchísimo para que el texto no sea una vomitona, es un texto, creo yo, muy cuidado, aunque respire frescura, por el tono “stand up comedy” que inunda la obra. 


Hablamos de monólogos, de paro, Alejandra y de “Catártica” porque es el ilusionante proyecto que la lleva los domingos a los Teatros Luchana. Cuéntenos cómo definiría “Catártica” y de dónde nace y de qué fuentes bebe.  

Ya he contado un poco cómo nace, nace de esas tutorías y también de recodar mis vivencias e imaginarme otras, de horas y horas y años escribiendo y dejando de escribir y volviendo a escribir y a reescribir.

Y, sobre todo, nace de una anécdota: una vez asistí a un curso sobre una autora que hablaba sobre y en contra del patriarcado y curiosamente los profesores eran todos hombres y todos dejaban caer comentarios machistas, me quedé pasmada… y rabiosa, y escribí una escena sobre eso. Finalmente esa escena ya no está en la obra, pero fue, sin duda, el detonante. 


Y ahora sí, ¿quién es y cómo es Alejandra Espínola?

Es una exmonologuista que trabajó como actriz en una serie diaria de época muchos años y que estando en paro reconecta con su vocación: la escritura. Y se da cuenta de que a través de la dramaturgia puede ser ella misma y convertirse en la voz cantante, la que cuenta la historia que quiere y cómo quiere.


¿Qué otros personajes sobrevuelan la historia? ¿Quiénes y cómo son?

En Catártica aparecen una criada del siglo XIX, un actor machistoide, una peluquera jefaza, unos CEO muy cools, una (ex)amiga de Alejandra, un psiconalista, una cajera del Carrefour o la posidonia marina. Son personajes que están en la vida de Alejandra, que la marcan, la ayudan a encontrarse, a reconocerse y a revelarse. Y representan a muchos perfiles dentro de la industria del entretenimiento que me he ido encontrando en esta aventura de ser actriz y también directora, dramaturga, empresaria, etc. 


Esta vez sus compañeros de viaje son Álvaro Quintana y Ángela Baturone. Cuéntenos cómo está siendo el trabajo con ellos.

Está siendo a nivel humano una de las mejores experiencias que he tenido, y no solo con ellos, que son talentosos y muy buenos compañeros, sino con todo el equipo y con la productora Evoca -Álvaro, Alejandro Chaparro y Víctor de la Fuente-, que coproduce el montaje conmigo y a la que agradezco mucho su confianza. 


“Catártica” se mueve a medio camino entre una comedia amarga y stand up comedy. ¿Qué vamos a ver sobre las tablas? ¿Cómo es la puesta en escena?

Es casi como si vierais mis series favoritas -Fleabag o Seinfeld- en escena; es una mezcla de stand up comedy y escenas que se mueven ente la comedia dramática y surrealista. 


Sandra Marchena es autora, directora y una de las actrices de “Catártica”. ¿Cómo se llevan la Sandra autora y la Sandra directora y estas con la Sandra actriz? ¡Menudo lío! ¿Es un trío bien avenido o tiene sus días?

Es un cuarteto, con la faceta de coproductora. Y a veces me llevo muy bien y casi no noto que ejerzo de todo eso, otras ocasiones es un poco infierno, porque es mucho trabajo y paso muchos nervios; pero es normal porque creo que en mis proyectos cada vez me expongo un poco más, voy un poco más allá de mis límites y eso cuesta trabajo, pero cuándo estoy ensayado o actuando centrada o escribiendo concentrada… Eeso no tiene precio, me siento muy feliz y es como diría Alejandra “casi, casi… como estar en Menorca”.


El público se convierte en un compañero de fatigas y alegrías en este espectáculo. ¿Qué le gustaría provocar en el espectador, cómo le gustaría que saliese de ver “Catártica”?

Como está saliendo todas las funciones que hemos hecho hasta ahora: con una sonrisa y también reflexionando sobre su propia vida. Y me dicen que es un montaje muy valiente y honesto. La reacción del público me está dejando sin palabras, estoy muy agradecida. Está llegando mucho a la gente. 


Vamos a resumir todo y a convocar a los espectadores. Si Sandra Marchena viese “Catártica” desde el patio de butacas, como espectadora, ¿qué pensaría, qué le contaría a alguien de esta propuesta para que fuese a verla?

Como Sandra no soy capaz de decírtelo, me da mucho pudor hablar en tercera persona. Pero a alguien que no fuera yo, si no fuera tan tímida con esas cosas, le diría «Vas a reír, vas a llorar o a emocionarte y vas a reflexionar cuando llegues a casa». Creo que conseguir eso es muy difícil y, mira, lo hemos conseguido, todo el equipo ha creado esta mezcla de teatro y stand up comedy que parece que engancha  y estamos muy satisfechos y felices con la acogida, con tu acogida, gracias. 


Aparte de “Catártica”, ¿en qué más anda Sandra Marchena?

Estoy escribiendo una obra a cuatro manos con Roberta Pasquinucci y otro texto mío que ahora he tenido que parar por Catártica, pero creo que pronto voy a reanudar, y también me gustaría grabar un cortometraje que he escrito.  Y tele, quizá vuelva pronto a hacer algo, quién sabe. 

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