Entrevista a Tristán Ulloa y Kike Guaza por True West

Austin es guionista. Lee, un buscavidas. Y su historia retrata la rivalidad brutal e infantil entre dos hermanos que representan, con su dualidad, la naturaleza conflictiva del ser humano. Se admiran y se desprecian el uno al otro, quizá porque se odian o quizá porque se quieren. Ahora se encuentran de nuevo en la casa familiar, donde su situación actual y sus diferencias les precipitarán turbulentamente hacia un torbellino destructor mientras intentan realizar conjuntamente un guion cinematográfico que podría cambiar sus vidas para siempre. Eduardo Mendoza firma la adaptación de esta comedia negra de Sam Shepard que dirige Montse Tixé y protagonizan Tristán Ulloa, Kike Guaza y José Luis Esteban con la colaboración especial de la gran Jeannine Mestre. Juntos llevarán al público a un final catártico y surrealista. Por VANESSA RAMIRO. Foto JAVIER NAVAL
 
Tommy Lee Jones y Peter Boyle; John Malkovich; Philip Seymour Hoffman y John C. Reilly… ¡Menudos antecedentes haciendo sus personajes!

Kike: Son actores muy potentes todos. Falta también Gary Sinise, para mí, que es otro de los grandes que ha hecho esta obra, pero todos son impresionantes.

Tristán: Gary Sinise, Peter Coyote, Ethan Hawk, Paul Dano… La verdad es que forman todos un dream team. Al final uno tiene que dejar la mitología/mitomanía de lado y hacerlo propio. Todos tenemos un Lee y un Austin dentro.


Esta es la historia de dos hermanos que pasan la vida discutiendo. ¿Les ocurre?

Tristán: Ese tipo de catarsis son necesarias para no enquistar situaciones no resueltas. Sin agresión física, eso sí. En el caso de la obra las agresiones también son una forma –torpe– de comunicarse.

Kike: Yo tengo un hermano y sí, discuto con él y a veces de cosas muy nucleares. En general en las relaciones de hermanos hay mucha ambivalencia y, además, está todo lo nuclear de la familia desde el origen…


Hablamos de esto porque, por fin, llegan a Madrid con “True West”.

Tristán: Es un juego de espejos que habla de carencias, de escasez de recursos para gestionar esas carencias emocionales para con nuestros allegados y con nosotros mismos. Se podría entender, incluso, como un soliloquio, el de la eterna dicotomía entre luz y oscuridad, lo convencional y lo anárquico.

Kike: Es una obra que tiene muchas capas, toca temas como el amor entre hermanos, de manera genérica, también el sueño americano, de forma general, el tema de la industria de Hollywood, de forma particular, entre muchos.


Tristán Ulloa –“Lucía y el sexo”, “Pudor”, “Mataharis”, “Narcos”, “Roberto Zucco”…– y Kike Guaza –“Juguetes rotos”, “Mis adorables vecinos”, “Luciérnagas”, “La grandeza y la chiqueza”…– son Lee y Austin.

Kike: Es muy complicado definir quiénes son Lee y Austin, pero, de manera general, son opuestos complementarios de la idea que Shepard tenía de lo que es un autor, dicho por Shepard (risas).

Tristán: Son dos caras de una misma moneda. Fantaseamos, incluso, con que son la misma persona. Uno representa el sueño americano, el otro es la dinamita que revienta ese sueño.


¿Ustedes tienen algo de Austin o de Lee?

Kike: Yo personalmente sí tengo cosas de Austin. También el trabajo del actor es encontrar qué cosas tengo yo de ese personaje para poder entenderlo.

Tristán: Me reconozco en ambos, tanto en acción como en intención y pensamiento.


Hay dos personajes más en esta historia.

Kike: También es complicado definir al personaje de la madre, que interpreta Jeannine Mestre, y al productor, Saúl, que interpreta José Luis Esteban, pero son esenciales para la obra. Sin ellos, no podría existir esta historia. Es un lujo trabajar con estos dos actores.

Tristán: Son dos grandes actores y enormes compañeros. Cumplen el complicado cometido de aparecer en momentos de giro de trama nada fáciles, cuando la obra ya está lanzada. Disfruto y aprendo mucho del gran oficio que desprenden. Es un lujo contar con ambos.


Dos hermanos cuyas diferencias les precipitan hacia un torbellino destructor. ¿Dónde está el humor?

Tristán: Es una comedia negra y espiritual… y una gamberrada. Shepard huye todo el rato de la zona de confort y tampoco se la permite al espectador. Nada es redondo ni simétrico. Es una función áspera, de digestión impredecible y eso es todo un reto para un público inteligente y para cualquier actor inquieto.

Kike: En las situaciones más dolorosas puede surgir el humor siempre. Hay algo oscuro en el humor de Shepard, pero ahí está. Me los imagino destrozados al final de la función.


¿Los personajes así duelen o uno tiene que saber desprenderse de ellos?

Tristán: Para mí cada función es como un concierto de rock. O más bien de jazz. Sabemos dónde empezamos, pero no cómo acabaremos exactamente. Después, el personaje se va por el desagüe de una buena ducha. Me da hambre, sueño y siento el nivel de endorfina a tope.

Kike: Yo después de hacer una función dejo el personaje ahí para el día siguiente o para cuando me vuelva a tocar.


¿Cómo acaban metidos en esta historia?

Tristán: Surge en una comida de tres amigos, en plena pandemia. Tixé llevaba tiempo dándole vueltas a dirigir. Pablo Derqui y yo nos juntamos con ella a comer cuando finalizó el confinamiento. Teníamos ganas de hacer algo muy disfrutón, muy lúdico. La obra nos resonaba y llamaba a cada uno de años atrás y no fue complicado ponernos de acuerdo.

Kike: Y a mí me llamó Montse Tixé para trabajar en sustitución de Pablo Derqui en la etapa de las Naves del Matadero… a través de Tristán Ulloa, que es amigo desde hace mucho tiempo, a través de, a su vez, su mujer, Carolina Román, que es amiga de hace mucho más tiempo.


Al frente del barco, Montse Tixé, ayudante de dirección de Mario Gas.

Tristán: No es muy novel que digamos. Hemos trabajado juntos en otras ocasiones. Tiene mucho oficio como ayudante y regidora y ha aprendido de su trabajo con grandes directores y dirigiendo ella misma a actores en montajes firmados por otros. Creo que tiene mucho que contar y es fácil adivinarle un largo y próspero camino.

Kike: Trabajar con Montse Tixé me hace sentir muy apoyado. Dado el poco tiempo de ensayo que hemos tenido y la confianza que he sentido que pone en mí, también es una responsabilidad. Desde ahí hemos trabajado en una misma dirección y sabiendo que nos teníamos que poner con las prioridades. Me siento muy a gusto.


Estos hermanos confrontan diferencias mientras intentan hacer un guion cinematográfico. ¿La interpretación sirve como terapia? ¿A ustedes les ha servido?

Tristán: Para mí empezó siendo una forma de terapia. Descubrí una vocación y se terminó convirtiendo en una pasión y un oficio. La interpretación me ha ayudado a entenderme a mí mismo, muchas cosas de mi propia vida. Sin ella no entendería del todo mi vida.

Kike: A mí personalmente me ha servido para investigar ciertas partes de mí. atrevo a decir la interpretación en general sirve para tal…


Aparte de “True West”, ¿en qué más andan?

Tristán: Ahora mismo estoy con el rodaje de la serie “Berlín”, spin-off de “La casa de papel”. Entre eso y “True West” me siento en un momento muy disfrutón como actor.

Kike: Hay regalitos que vienen (risas), pero sí, yo soy reservado con estas cosas, lo tengo que reconocer. Y siempre lo que traiga la vida.

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