¿Qué es “N.E.V.E.R.M.O.R.E.”, qué plantea esta creación?
Se trata de un trabajo para hacer memoria de la catástrofe del Prestige, de lo que ocurrió en Galicia en 2002, un tema que nosotros, por generación, nos tocó de cerca y nos dejó una marca a nivel social. Fue además un momento muy especial para todo el mundo de la cultura en Galicia, que vivió aquello muy en primera línea y provocó la unión entre gente de distintos lenguajes que nunca antes había trabajado junta y comenzaron a mezclar música con poesía, artes plásticas, etc.
¿Qué enlace guarda el desastre del Prestige con la actual pandemia mundial?
Este es un proyecto que comenzamos a generar en aquel momento en que llegó el Coronavirus y nos vimos confinados por lo que, de alguna manera, todo este hecho de hacer memoria está traspasado por este presente tocado por una pandemia. Por tanto, el espectáculo plantea si nos hemos acostumbrado a convivir con la catástrofe como algo cotidiano.
¿Qué otros temas toca la obra?
Conectamos con la inquietud que supone la crisis climática planetaria, que está radicalmente unida a toda esta deriva de la sobrexplotación del planeta, de la dependencia de los combustibles fósiles…
¿Cómo ha estructurado la pieza a nivel escénico?
Hay un hilo conductor que es el sonido. Hemos hecho un gran trabajo para sonorizar la historia de una manera muy artesanal y muy performativa en la que participan constantemente todos los actores y actrices de la pieza. El sonido se convierte en un elemento fundamental a partir de dos reflexiones.
¿Cuáles?
Una tiene que ver con uno de los recuerdos que más han calado a la gente con la historia del Prestige, que es el silencio del mar, la ausencia de sonido. Siempre relacionamos el mar con el sonido de las olas, el viento… y un recuerdo muy común es que el chapapote, el petróleo, apagó el sonido del mar. Trabajamos esta concepción del silencio como parte del sonido. La otra reflexión surge cuando hacemos la mirada atrás después de 20 años y vemos la inmensa cantidad de trabajos y reportajes que se han escrito y publicado sobre aquello y aparece la imagen de la caja negra.
¿Qué importancia tiene la caja negra?
La caja negra ligada a los accidentes de aviones, barcos o trenes registra las últimas conversaciones antes de un accidente. Hay una cantidad enorme de grabaciones que no aparecieron al principio porque fueron retenidas por el Gobierno pero que, unos años después, fueron aflorando. Y es ese sonido el lenguaje propio que hemos creado para este trabajo –sin ser el único–. Además, el elenco asume el reto de transmitir testimonios que hemos recogido de las personas que han compartido con nosotros sus recuerdos del Prestige.
¿Cuál es el objetivo con el público?
Hemos apostado por cero espectacularidad escénica. Lo que queremos es llegar a una cercanía con el espectador, que haya una aproximación emocional con él. Queremos conseguir que el público nos acompañe en un viaje –que, según el momento, es emocional, visual o puramente documental– y haga el esfuerzo de engancharse a esta manera tan peculiar que tenemos de contar una historia mil veces contada como es la del Prestige.
¿Qué hace de “N.E.V.E.R.M.O.R.E.” un buen estreno para los amantes del teatro?
Verán un espectáculo muy muy muy artesanal, con muy pocas estridencias que busca esa cercanía y proximidad. Hay muchos elementos que se ponen en juego y las cartas siempre están boca arriba, se las mostramos al público sin ocultarle nada.