Entrevista Jesús Barranco – Especial formación junio 20

Formado en el Teatro de Cámara de Madrid y con maestros como Luca Aprea, Sara Molina, José Luis Gómez o Domingo Ortega, ha sido intérprete asiduo del elenco del Teatro de la Abadía y después lo hemos visto en espectáculos como «El mal de la Juventud», «Falstaff», «Rey Lear», «La valentía»… Profesor de actuación y movimiento en las universidades de Alcalá de Henares y Carlos III de Madrid, entre otros centros, ahora imparte, junto a Jorge Sánchez y Raúl Marcos, el curso Pensar con el cuerpo en El Umbral de Primavera. La entrevista que sigue es el resultado de una reflexión conjunta del equipo de PENSAR EL CUERPO (Raúl Marcos, Jorge Sánchez, Viviana López Doynel y Jesús Barranco)
 
 
¿Puede contarnos uno de sus primeros recuerdos que tengan que ver con la interpretación, con querer ser actor?

Cuando usaba recortables y los colocaba en diferentes rincones del bar de mi padre, y yo ponía las voces de sus pensamientos, como si solo tuvieran discurso interior, no hablaba en voz alta pero evocaba todos lo gestos. (Jesus Barranco)

Me recuerdo imitando voces de cowboys, saltando tapiales, corriendo por techos y 'asaltando' las casas abandonadas de mi pueblo con mis hermanos. Pero eso de querer actuar-actuar fue aquel día que, en el patio del cole bajo un árbol de raíces muy gordas (creo que era un ombú), levanté la mano cuando una de las maestras propuso el tema “Charleston” para la fiesta de fin de curso. (Jorge Sánchez)

En el colegio asistí a la representación de no recuerdo bien qué obra, hecha por otros compañeros. Uno de ellos hacía el personaje de un indio y salía con el torso desnudo y pintado. Yo sentí celos y deseé ser él. (Raúl Marcos)


¿Qué diferencias hay entre un actor digamos autodidacta o que no ha pasado por una escuela como tal y un actor que se ha formado en una escuela de interpretación?

No existen diferencias, pero entiendo que los certificados de estudios permiten continuar en la investigación académica y el acceso a la docencia, y esta diferencia si que puede existir y ser injusta. La formación tiene la naturaleza de los deseos del intérprete y puede ser una búsqueda a lo largo de toda su carrera.


¿Qué herramientas diría que son imprescindibles para su oficio?

Para ser intérprete, la disponibilidad y la capacidad para perder importancia. Ver al otro, tener presente el proceso coral.

Para ser autor-director en escena, la empatía y el cuidado para acompañar los diferentes proceso del equipo implicado , tanto del equipo artístico como técnico. Despertar y conducir la creatividad de cada parte para un fin común.


Cuando uno toma la decisión de formarse, de ingresar en una escuela, de apostar por un curso, ¿qué ha de tener en cuenta a la hora de elegir uno u otro?

Meditar cómo se adecúa el perfil pedagógico con los deseos específicos de cada uno/a sin anticipar expectativas. Es fundamental que la biografía de la escuela o curso sea de naturaleza interdisciplinar, que permita tener diferentes acercamientos a un mismo acto, a una misma experiencia de arte escénico (vivo).


¿Qué ofrece a un artista, a aquellos que sueñan con convertirse en actores y actrices o que ya lo son, el curso “Pensar con el Cuerpo”? ¿Cómo saldrán los alumnos de ese curso?

Es un proceso de entrenamiento intensivo de “actuación” con el propósito de conformar un grupo de investigación transdisciplinar disidente para crear desde el cuerpo-pensamiento modos temerarios de representación escénica.

Pensar con el cuerpo ofrece una formación nada dogmática, que pone el foco en la herramienta principal del intérprete, su cuerpo. Es un laboratorio de investigación que se cuestiona los fundamentos del hecho escénico, es decir, que trabajamos sobre preguntas más que sobre respuestas.

Los alumnos y alumnas saldrán con más interrogantes e inquietudes y con la experiencia de haber participado de un proceso de creación integral.


¿Cómo describiría la línea pedagógica del curso, qué le diferencia de otros, cuál es el plan de trabajo y las bases en las que se asienta?

Nos basamos en tres conceptos-pilares:

Investigación: para darnos la oportunidad de generar poéticas de escritura en la escena tanto desde la pura imagen, como desde el músculo del intérprete o el discurso intelectual vivo.

Transdisciplinariedad: para que tanto la actuación como la danza, las artes plásticas, la dramaturgia, la iluminación, el video-arte, la música, el sonido… se retroalimenten y generen una teatralidad propia de este múltiple encuentro.

Disidencia: para no tener que responder a formatos preconcebidos o encorsetados y, si es posible, recuperar el ritual y la asamblea.

Quizá otra cosa que diferencia a este taller es el interés fundamental de tratar a las alumnas y los alumnos como creadores, respetando y potenciando al máximo la poética particular de cada una las personas.


Este curso se enmarca dentro del plan de formación que ofrece El Umbral de Primavera. ¿Por qué un actor o actriz que quiera formarse o seguir formándose no debería perder de vista El Umbral de Primavera?

El Umbral de Primavera ofrece una gran variedad de talleres, entrenamientos o laboratorios con propuestas y lenguajes para todas las personas que quieran  profundizar en las artes escénicas. Por El Umbral han pasado grandes maestros y directores. Y en particular con PENSAR CON EL CUERPO entendemos los procesos artísticos a partir de una profunda inmersión en ellos; comprometiéndonos con el arte, con la experimentación y la constante búsqueda creativa.


En el caso de que la situación de confinamiento que hemos vivido volviese a repetirse, ¿cómo se encararía la formación, de qué forma los alumnos podrían continuar con el curso?

Ante situaciones tan límites como las vividas recientemente es difícil decir cuál sería una nueva fórmula para continuar el curso. Pero lo seguro sería conectar con el grupo, con las necesidades individuales y colectivas y adoptar la mejor alternativa. La experiencia vivida en este confinamiento, sin duda, nos hace pensar que ha sido una buena opción adaptar las dinámicas presenciales a la teleconferencia.

Para terminar volviendo a lo presencial y absorbiendo toda la experiencia vivida. Esto ha sido posible porque ya habíamos tenido seis meses de trabajo intensivo, de mucho entendimiento y con una gran energía grupal. La experiencia ha sido muy positiva, porque hemos inventado un formato escénico que combina la presencia en vivo con lo virtual. Pero, insistimos, si se repitiera la situación habría que ver en qué momento del curso estamos y los deseos y necesidades del grupo. Ante los imponderables, lo mejor es adaptabilidad, comunicación y empatía.

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