Si el dicho reza que “no hay dos sin trés”, para “Toc Toc” no hay cuatro sin cinco. ¿Cómo enfoca esta quinta temporada?
Con un agradecimiento brutal. Somos muy pocos los afortunados en este país que podemos decir, a lo largo de la historia, que hemos hecho cinco temporadas, así que la ilusión es enorme y casi sabiendo que es una temporada de despedida porque, evidentemente, esto no va a durar mucho más.
Si la despedida es definitiva, ¿no volveremos a disfrutarle en la piel de Camilo?
¡De eso nada! (risas). Una vez terminemos en Madrid comenzará una gran gira. Me apetece muchísimo enseñar este montaje en Bilbao, Zaragoza, Málaga… ¡En todas partes donde nos llamen! Tengo muchas ganas de saber qué pasará en todas las capitales de España, no solo en Madrid. Creo que se lo merecen y que a esta comedia le queda mucho tiempo de vida.
¿Cómo ha sido la acogida de la primera temporada en Barcelona?
¡Inmejorable! También vamos logrando record allí. Han hecho toda la temporada completa, sin salir ni parar un solo mes, y eso que en Barcelona hacía muchísimos años que no pasaba. Más ahora, que la crisis en Madrid se nota pero allí mucho más. Es como un pequeño oasis que demuestra que no somos tan diferentes unos de otros, que tenemos los mismos problemas y que la solución para ellos es la misma que en todas partes. El humor es la solución a la depresión en la que está instalada esta sociedad.
Aparte de “Toc Toc”, ¿en qué ha ocupado el poquito tiempo restante que le ha dejado este curso 2012-2013?
En preparar mi estreno en el Festival de Mérida con este montaje maravilloso que es “Las Tesmoforias”, coger ese clásico, ese texto que se escribió hace tantos siglos, y convertirlo en una función totalmente moderna para el público de hoy. Además, el 4 de septiembre voy a estrenar otra perlita en el Teatro del Arte, un texto de Miguel Murillo con la compañía Suripanta llamado “De vacaciones”, una tragicomedia negra, ¡pero muy negra muy negra! (risas).
¿De qué manera se enfrentó a esta nueva aventura en el Teatro Clásico de Mérida?
¡¡Si fuera la primera vez en Mérida habría estado histérico!! Pero era mi tercera, así que con un placer absoluto. No hay nada comparable a este teatro romano, la experiencia es brutal, única, impagable. Es el espacio decano de todos los teatros del mundo. ¡Ahí empezó todo…! Y dirigir una comedia de Aristófanes en el romano, encima con un estreno, una primicia mundial, era una grandisima responsabilidad. Quería que el romano se convirtiera en una pedazo de fiesta del teatro y la comedia. Fui muy ilusionado y muy convencido de que iba a gustar mucho…
¿Se han cumplido sus expectativas?
No puedo estar más satisfecho. Con “Las Tesmoforias” hemos conseguido 9.000 espectadores en las cinco funciones programadas y unanimidad por parte de crítica y prensa especializada. Conseguir que el público responda y se divierta con una obra escrita hace 2.500 años te hace sentir muy bien. Una de mis misiones en este momento es hacer que el público se ría, que se divierta y, en definitiva, darle moral a la tropa para seguir en esta batalla que todos estamos librando.
Nadie conseguirá borrarle esa sonrisa que le caracteriza mientras…
No vea muchas veces los telediarios, mientras pase de largo del Congreso de los Diputados, mientras me olvide de que existe este Ministerio de Cultura, mientras el ministro de Economía haga caso omiso de bajarnos el 21%… ¡Hay tantas cosas que me hacen perder la sonrisa, que cada día me cuesta más mantenerla…!
Si existieran los premios Esteve Ferrer de cine, TV y teatro, ¿quién se llevaría la estatuilla al mejor intérprete?
¡Buf! (risas). ¡Tendrían que ser unos premios mensuales y dejarme 2 o 3 añitos para tener 24 o 36 ediciones! Estamos en un país de grandísimos actores y actrices, en todas las lenguas, en todas partes. Hay calidad excepcional en todos los rincones del país. Tendría que dar muchos premios, pero cómo no hablar de Carmen Machi, Amparo Baró, Javier Cámara, José María Flotats… ¡¡¡Es imposible, madre mía!!! (risas).