Fernando Tejero, Ana Labordeta y Daniel Muriel – Camino al zoo

80 minutos, 40 por acto, le bastan a Edward Albee para diseccionarnos de forma estremecedora. Sí, a todos nosotros. Diálogos brillantes, una aguda descripción de los personajes, dolor, rabia, incomunicación y también ternura, esperanza y consuelo. Son los ingredientes de “Camino al zoo”, una joya teatral que combina la famosa obra “La historia del zoo”, estrenada en 1958, con su precuela, “La vida en casa”, escrita 45 años más tarde. Bajo la siempre talentosa dirección de Juan Carlos Rubio, tres actores extraordinarios dan vida a Peter, Ann y Jerry. Charlamos con Fernando Tejero, Ana Labordeta y Dani Muriel sobre sueños frustrados y la soledad de la vida compartida, pero también de la zona más salvaje de su naturaleza. Por VANESSA RAMIRO

““Camino al zoo” muestra la realidad de unos seres que necesitan librarse de la angustiosa sensación de no ser más que bestias atrapadas entre las rejas de un zoológico”. Igual suena fuerte para empezar, pero ¿alguna vez se han sentido así?

Fernando Tejero: Yo creo que no hay ser humano que no se haya sentido así, siendo prisionero de su propia prisión. Cuando uno deja de ser uno mismo para agradar al de frente o cuando uno no se afecta a uno mismo, cuando uno tiene miedo al autoconocimiento, todos hemos tenido falta de comunicación… Yo por lo menos sí me he sentido ahí y todavía hay veces que me siento así. Por eso decidí hacer esta función y me tocó tanto.

Ana Labordeta: Alguna vez no, muchas. Yo creo que esas rejas en unas ocasiones son rejas que nos impone la sociedad, pero muchas veces son rejas que nos imponemos nosotros mismos, debido a miles de cosas, a pasados, a miedos, a incertidumbres…

Daniel Muriel: Yo creo que todos nos hemos sentido así en más de una ocasión. La sociedad nos lleva a estar adormecidos, contenidos, propiamente educados. Y no está mal romper eso de vez en cuando, siempre que se haga con sentido común y siendo conscientes de que lo hacemos sin hacer daño a nadie más.

Conocían la obra, imagino. ¿“Camino al zoo” es de esos textos que los actores anhelan hacer? ¿Cuánto tardaron en decir sí al proyecto?

Ana: Me llamaron, me pasaron el texto y cuando terminé de leer la última línea de “Camino al zoo” llamé inmediatamente para decir que sí, que quería hacerlo. Tardé lo que me costó leer la función, porque hay una parte de la función que conocía, pero había otra parte que no. Me apetecía muchísimo. Desde el principio sabía que iba a decir que sí, por el autor, por Albee, por los compañeros, por Fernando y por Dani, tenía muchas ganas de trabajar con Juan Carlos. Al equipo lo conozco. Tardé muy poquito.

Daniel: Conocía la segunda parte de la obra, “Historia del zoo”, que es la que yo interpreto junto a Fernando. Es una obra emblemática en las escuelas de interpretación por la dificultad y la profundidad del texto. Dije que sí en cuanto me lo ofrecieron, porque el personaje de Jerry es una auténtica maravilla, y para mí era un desafío como actor. Además, tenía muchas ganas de trabajar con Fernando, que es un gran amigo desde hace muchos años. Y con Juan Carlos Rubio al timón, siempre sabes que va a ser un caballo ganador.

Estrenaron en diciembre de 2023 en el Gran Teatro de Córdoba y han girado por un buen puñado de teatros antes de llegar a Madrid. ¿Aquel sí que dieron ha merecido la pena? ¿Cómo han ido todas estas funciones previas a Madrid? 

Fernando: Esta función, si uno entra y le sirve de espejo, hay gente a la que le parece muy dura, pero que le encanta por lo que le ha transmitido, por lo que le ha llegado. Y hay otra gente que le encanta la función, que le cuesta más entrar, que le cuesta más entender. Pero, por lo general, el público sale muy contento y las críticas también han sido hasta ahora muy buenas. Yo no soy muy de las críticas, sinceramente. No me gustan, ni las buenas ni las malas, pero Juan Carlos, tenemos un chat en WhatsApp y yo digo “Que no quiero leer críticas” y él “Pero léetela, que es muy buena” (risas). Para ser una función tan compleja, como es el punto de Albee, y para ser una función que también toca el teatro del absurdo, yo creo que está funcionando mejor de lo que pensaba.

Ana: Por supuesto que ha merecido la pena. Está siendo un viaje muy bonito, hemos ido por varias ciudades, la respuesta siempre es muy gratificante por parte del público, en cada función vamos trabajándola más, vamos intentando encontrar más las profundidades y las almas de nuestros personajes. Así que disfrutando cada función, como hay que hacer siempre, y con un respeto absoluto, no solo al público de Madrid, sino a todos los públicos a donde vamos, a todas las ciudades, a todos los pueblos, sitios más grandes, sitios más pequeños ponemos el mismo entusiasmo y las mismas ganas.

Daniel: Es una función compleja y el espectador lo vive como un viaje. Pero es muy bonito ver cómo la gente se acerca a este texto y como les toca el corazón.

La vida de Peter y Ann está marcada por la incomunicación y la soledad. Incapaz de afrontar la situación, Peter decide pasar el día en el zoo y allí conoce a Jerry, que le obliga a escuchar sus historias, incluido el motivo real de su visita al zoo. ¿Qué esconde esta pieza, de qué habla, a qué nos enfrenta?

Fernando: Explora en las profundidades de la incomunicación, de la soledad y del intento de comunicarse con otros seres. Del intento de conexión en las relaciones humanas es de lo que habla la función.

Ana: Los temas principales creo que ya los he contado en la primera pregunta. También habla del amor, del amor profundo, del amor al ser humano. Yo creo que Albee quiere mucho a sus personajes y Albee quiere mucho al ser humano y confía en el ser humano. Y creo que eso es también muy bonito de la función.

Daniel: Es una obra tan compleja que todavía seguimos descubriendo de qué habla y en cada función encontramos cosas nuevas. La gente tiene que venir a descubrir de qué les habla a ellos.

Los que entienden de esto dicen que es una joya del teatro. ¿Por qué? ¿Cómo es el Edward Albee que la firma?

Ana: Yo creo que es una joya porque aquí Edward Albee con estos dos textos llega como a la esencia y a la pureza de todo su mundo, de todo lo que a él le interesa contar. Entonces lo cuenta desde un lugar y con unas palabras que yo creo que son de mucha sabiduría.

Daniel: Y más esta versión en la que vemos dos tipos de Albee diferentes. Porque la primera pieza la escribió 40 años después que la segunda. Es bonito descubrir al autor en dos etapas tan diferentes de su vida.

Fernando –“La cantante calva”, “Marat- Sade”, “Mitad y mitad”, “Modelo 77”, “Cinco metros cuadrados”, “Explota explota”, “Días de fútbol”, “Aquí no hay quien viva”, “La que se avecina”…–, es Peter.

Fernando: Peter, que es mi personaje, es un tipo que ha decidido dar la espalda a la realidad. En un momento de la obra le dice a su mujer: “Pensaba que era un pacto que habíamos hecho los dos, que todo fuera un viaje apacible, con el cielo despejado, con el mar de fondos, con delfines a un lado y a otro”. Es un tipo que ha decidido no conocerse a sí mismo, no profundizar en su interior, por eso tampoco conoce a su mujer. Yo creo que retrata, por desgracia, a muchos seres humanos de la sociedad actual.

Ana –“Adictos”, “El padre”, “Pluto”, “Atlas de geografía humana”, “Planes para mañana”, “Uno para todos”, “Caronte”, “Sueños de libertad”, “Los años nuevos”…–, es Ann.

Ana: Mi personaje se llama Ann, es la mujer de Peter y es una mujer con una vida aparentemente sencilla y fácil, tiene una buena situación económica, una buena posición social, se siente realizada como mujer, como esposa, como madre. Es ama de casa, pero es una mujer que no se queda ahí. Es una mujer que tiene una gran insatisfacción, es una mujer que necesita saber más de ella, que necesita saber más de su marido, que necesita saber más de la vida, que ella es consciente de que lo que tiene es estupendo, pero que no le vale, no le vale quedarse en eso. Yo la entiendo muy bien. Esa necesidad de conocerte mejor, de no quedarte solo con lo que tienes y aceptarlo. Tiene algo de rebeldía Ann que me gusta mucho, a pesar de tenerlo todo.

Daniel –“Las heridas del viento”, “Anfitrión”, “Cabaret”, “Los miércoles no existen”, “Amar es para siempre”, “Gym Tony”, “Aquí no hay quien viva”, “Como la espuma”, “El inconveniente”…–, es Jerry.

Daniel: Jerry es un personaje oscuro, pero a la vez totalmente luminoso y libre. Habla desde el conocimiento del que ha descubierto el verdadero sentido de la vida. Es un poco la lucidez del borracho. Es uno de los personajes más interesantes a los que me enfrentado en mi carrera, y hace que el público se enamore de él y de lo que les cuenta.

Al frente de la dirección, un hombre que es casi un seguro de vida y que está lleno de talento, Juan Carlos Rubio. ¿Él nunca falla? ¿Cómo es trabajar con él? 

Fernando: Puede sonar a tópico, pero es maravilloso trabajar con él porque te lo pone todo muy fácil, te da mucha libertad a la hora de crear tú el personaje. Tiene la función muy clara y sabe perfectamente lo que quiere contar y cómo lo quiere contar. Y hace que todo sea muy fácil y muy agradable. Ya había trabajado con él en dos cosas muy distintas: había hecho una pieza corta de Shakespeare en un homenaje al Gran Teatro de Córdoba y luego había presentado una gala de los Premios Max dirigida por él y teníamos la necesidad ambos de embarcarnos en un viaje más profundo y por eso decidimos hacer esta función. Trabajar con Juan Carlos es una gozada.

Ana: Qué decir de Juan Carlos… Él sabe que hemos hecho un viaje muy bonito por una serie de circunstancias, yo nunca había trabajado con él, tenía muchas ganas y… quiero seguir trabajando con él. Lo pone todo muy fácil Es un hombre con muchísima tranquilidad, con muchísimo entusiasmo, ama mucho al actor, ama mucho la palabra, ama mucho, mucho, mucho el teatro. No tiene prisas, es muy trabajador, es divertido. Con él no tienes la sensación ni de tener que ir a un resultado inmediatamente ni de estar bajo examen. Con él es muy facil jugar y yo creo que al final esta profesión es eso, es jugar.

Daniel: Juan Carlos es como mi familia. Podría decir que es mi padre teatral. Si él dice ven yo lo dejo todo porque siempre merece la pena y porque es su hombre de Teatro que crea maravillas en escena.

Hablábamos antes de incomunicación, de soledad, de rabia…, pero también de esperanza. Sin duda, Edward Albee nos disecciona en apenas 80 minutos. ¿El teatro es un buen lugar para empezar a vernos, para cambiar la mirada y actuar?

Fernando: Es un poco esto que estábamos hablando. Son unos chicos, riders, que entregan paquetes, pero, como los de aquí o como los de otros lados, son los de ahí porque son gente que no está en su país, que trabaja muy en precario, para quienes el futuro.

Ana: Yo creo que sí, que el teatro es un buen lugar para enfrentarnos en el mejor sentido de la palabra, para ponernos frente a nosotros mismos. Porque si una función o un texto te llega, lo que ocurre es que te hace plantearte preguntas y yo creo que el preguntarnos, el preguntarnos, el preguntarnos es muy necesario para no convertirnos en personas grises, en no tener ganas de salir de nuestro sitio acomodado, de lo que conocemos… Creo que sí, que el teatro es un lugar para plantearnos cosas.

Daniel: El teatro es un espejo que nos enfrenta a nosotros mismos, incluso en obras tan complejas o aparentemente tan alejadas de nosotros. El teatro nunca falla, no hay trampa ni cartón y si es con textos tan profundos como este te llega al corazón y te llena el alma.

Teatro Bellas Artes31 – Nº Febrero 2025

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