Gabino Diego

 Adorado por una infinidad de papeles en largometrajes de éxito como “Belle epoque”, “Los peores años de nuestra vida” o “Torrente 2”, el premiado con el Goya a mejor actor de reparto por la inolvidable “¡Ay, Carmela!” siempre dedica un hueco a las tablas. Después de “Una noche con Gabino Diego (diez años después)”, el madrileño regresa a la escena teatral en el rol de Paul.
¿Qué nos depara esta obra?

¡Una función sorprendente! Una obra brillantemente escrita, una pieza de relojería. Cuando crees que ya lo has visto todo, hay un giro, luego otro… el espectador está enganchado con el trabajo de los tres actores. Además, es una función que juega mucho con el thriller, el clown, la comedia… tiene muchos estilos.


Háblenos de su personaje…

Paul es un reumatólogo que tiene dolores de espalda. Parece que su vida no tiene problemas, es un hombre aparentemente feliz, pero a medida que avanza la función vemos que eso no es así. Una vez ocurre el detonante de la historia, vemos a tres amigos que se empiezan a quitar la careta y eso es lo interesante.


¿Qué buen consejo le daría a Paul?

¡Bueno, yo no estoy para dar consejos! (risas). Pero, por otro lado, te das cuenta de que todas las personas tienen problemas. El que no tiene un ajo tiene una cebolla, así que, simplemente, le diría que hay que tratar de ser más humilde.


¿Un momento desternillante de la función?

Hay muchos, sobre todo un momentazo de Antonio Garrido que despierta aplausos, ¡pero no quiero desvelar nada! Hay mucha sonrisa, mucha ternura, sobre todo dicho por mujeres, porque ven a tres hombres mostrando sus sentimientos.


¿Cómo está siendo el feedback con el público?

Muy bueno, porque se queda engan-chado desde el primer momento, con ganas de ver qué va a pasar. Hace tiempo que no leía un texto tan bien escrito, donde todo está medido. El espectador puede pasar de reírse muchísimo a sentir un dolor en el cuerpo increíble o enternecerse con los personajes. No es una obra sobre el maltrato. Es una obra que habla del ser humano y las amistades.


¿Qué destacaría de sus compañeros en escena?

Son unos actores muy versátiles que entienden muy bien la comedia, su ritmo. Y, por otro lado, son capaces de pasar de la comedia al drama en dos segundos y eso es vital en esta función. Son muy buenos compañeros.


Además, cuentan con la dirección de Gabriel Olivares…

Es un director que sabe sacarle la punta muy bien a la comedia y al vodevil y eso hace que la función sea muy interesante y muy teatral. Somos tres actores solos en una cocina y él consigue que siempre haya teatralidad en el escenario. ¡Eso se agradece muchísimo!


¿Qué otros proyectos tiene entre manos actualmente?

Estoy terminando de rodar una película con Miguel Ángel Lamata que se llama “Nuestros amantes” y, luego, un capítulo de “Águila Roja”.

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